Si bien estaba previsto para el cierre del Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales- que tuvo lugar el 23 y 24 de noviembre en el Vaticano- la participación del Papa Francisco, éste se ausentó, pidió disculpas y le envió una carta a los líderes gremiales de todo el mundo presentes. En el escrito los llamó a cuidarse del "cáncer social de la corrupción" y denunció que "se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores".

A las 13 de Argentina estaba planificado el encuentro entre el Pontífice con 30 dirigentes sindicales del mundo, entre los que se encontraba el líder de Suteba, Roberto Baradel; en representación de las CGT, Héctor Daer y Juan Carlos Schmid; y por la CTA Pablo Micheli; entre otros.  Minutos antes del comienzo del acto de clausura de la cumbre sindical, ingresó el cardenal ghanés, Peter Turkson, e informó que Jorge Mario Bergoglio no podría asistir porque "tiene trabajo atrasado" en el marco de sus viajes a Myanmar y Bangladesh, pero que les dejó un mensaje.

Al ausentarse el Papa deslizó su postura respecto al modo en que vienen "representando" los líderes gremiales a los trabajadores. Además, lo dejó claro en el mensaje que les envió por medio de Turkson. 

En el comunicado les dijo que "así como, en ocasiones, la política es responsable de su propio descrédito por la corrupción, lo mismo ocurre con los sindicatos". En esa línea, señaló que "es terrible esa corrupción de los que se dicen 'sindicalistas', que se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores dejando a miles de compañeros sin trabajo". 

A ese tipo de personas las calificó como "lacras" y dijo que esa actitud "mina las relaciones y destruye tantas vidas y familias". Por eso, le pidió a los presentes que "no dejen que los intereses espurios arruinen su misión, tan necesaria en los tiempos en que vivimos" y les imploró: "el mundo y la creación entera aguardan con esperanza a ser liberados de la corrupción".

Finalmente, les pidió que "sean factores de solidaridad y esperanza para todos" y concluyó: "¡No se dejen corromper!".

La delegación argentina manifestó su decepción por la ausencia del Papa al que esperaban abrazar y compartir un momento con él. El secretario general de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, contó que "para venir hicimos un sacrificio económico en un momento tan difícil como era el tema de la reforma laboral y lo hicimos fundamentalmente, al menos nosotros, para saludarlo al Papa, que nos convocó a esto" y consideró que "podría haber venido diez minutos a saludar aunque sea".