El proyecto de la polémica la baja en la edad de imputabilidad
Columna de opinión por José Luis Ferrari
Palabras más, palabras menos, el Ministro de Justicia Dr. German Garavano, fijo la posición del Gobierno, en relación a que "& hay una situación en esa franja de 15 años que debe ser abordada por la ley, pero en base a consensos con UNICEF y todo el arco político...". Toda una definición, que dice poco y encierra mucho, dice de establecer consensos, para poder restringir derechos ya consagrados.
La intención del mentado proyecto de ley es que se baje la edad de imputabilidad de menores. Es conocida la postura de UNICEF, no coinciden con esta intención legislativa, y con la necesidad de implementar este camino. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, señaló la necesidad de implementar un nuevo régimen penal de menores, pero es contrario a bajar la edad de imputabilidad, al decir que sería un retroceso en lo que refiere a la tutela y protección de los derechos del niño y el joven, y en principio se verían vulnerados los estándares internacionales.
La ley vigente (Ley 22278) colisiona con los Derechos de los Niños, esta ley fue sancionada en la dictadura militar, y es de corte tutorial, y es cierto que resulta necesario modificarla. Pero bajar la edad es afectar derechos ya consagrados por tratados internacionales, con rango constitucional. Ya el gran maestro milanés Francesco Carrara había establecido que la edad de comprensión era los 12 años, y aquí, más cerca, Vélez Sarsfield, estableció que la edad de compresión de los actos ilícitos era de 10 años.
Se podrá estar a favor o en contra de esta intentona, pero cierto es que solapadamente se pretende, tratar a niños como adultos; y los chicos, necesitan ejemplos y amor. Persuasión y no represión. La persuasión son ejemplos, educación, contención. Mientras que la represión es violencia institucionalizada, disfrazada de orden, pero nada soluciona. A modo de ejemplo, México, El Salvador, Venezuela, han bajado la edad de imputabilidad y nada han solucionado; por el contrario, la violencia no cesa.
Los gobernantes deben llevar adelante políticas que terminen con la pobreza y la exclusión y propender al bienestar general y no privilegiar a una minoría. El trabajo dignifica al hombre, y solo esto hace que una persona se sienta como tal, si tenemos en cuenta que en la actualidad la mitad de los asalariados en blanco cobra $ 8000, ¿esta cifra permite esa condición? ¿O excluye? Estas diferencias no acercan, y sí alejan a las personas del rey de estos tiempos el consumo desenfrenado. Los institutos de menores jamás reemplazaran a la familia, y los tutores difícilmente sean el ejemplo a seguir. El soberano educa al pueblo, enseña la historia, pregunto y reflexiono ¿nos educan o nos imponen?.