Las playas de Brasil siempre atrajeron a turistas de todo el mundo, y su inmensidad parece no acabar a tal punto de permitir el descubrimiento de lugares recónditos cada vez, que terminan superando lo que parecía maravilloso. Jericoacoara es un novedoso destino turístico en el nordeste de Brasil y a 300 km de Fortaleza, una villa de alrededor de 800 habitantes, que tiene difícil acceso, mantiene su naturaleza original y fue elegida por Washington Post entre las diez playas más lindas del mundo.

Pertenece al estado de Ceará, y si bien es un destino elegido por los turistas europeos hace varios años, sobre todo por los que practican deportes de viento como el surf, desde hace poco resuena en Argentina y tiene cada vez más pobladores y turistas de este país. Las fotos dicen mucho, pero Diagonales conversó con Alejandro Muñoz un empresario hotelero argentino que tiene inversiones en Jericoacoara, para saber más acerca de este paradisíaco rincón de Brasil.

Me cautivó de Jeri que hay paz, estás tranquilo en cualquier parte, sea en el centro, en el medio de los bares y restaurantes o en una duna o playa solitaria. Donde vayas tenes paz. Cuando llegas después de recorrer 18 o 20 km sin ruta, embarcado en una jardinera, en caballo, en moto, o 4x4, es un filtro, te limpia;  y llegas y te encontras con una energía totalmente diferente en la gente que es muy simple, el nativo sobre todo es muy cordial.

Alejandro cuenta, además, que un tercio de la mano de obra del lugar, muchos de ellos jóvenes que se han ido a instalar, es argentina, y que hay más de diez hosterías de argentinos y algunos restaurantes en estas playas brasileñas, que tienen parecido a las  tropicales con aguas transparentes y tibias, y que a pesar de los fuertes vientos no hay olas grandes que impidan meterse al agua en ninguna época del año.

Hay camas de USD 10 como en cualquier parte del mundo en un hostel y se puede comer en una casa de familia o en la misma calle. Los nativos hacen comidas y las venden una propuesta natural muy higiénica y barata. También hay restaurantes increíbles con vista al mar, hay hoteles con piscina en cada habitación frente al mar y una gastronomía y una hotelería totalmente diversificadas hacen a Jeri muy famosa". 

Por otra parte, Alejandro explica que para llegar a Jeri desde el aeropuerto de Fortaleza se puede ir en una compañía que ofrece ómnibus hasta una localidad que se llama Jijoca para luego pasarse a un camión que atraviesa 120 km sobre arena y lagos para arribar a Jeri, siendo la opción más barata que va desde R $45 a 75; también, hay una opción de 4x4 que se comparte sin paradas y sale R$150 reales por persona o 500 si es exclusiva.

Jeri tiene todavía el estigma de ser muy cara, en realidad hay cosas muy caras y baratas o accesibles. Si se compara a Jeri con cualquier localidad de alrededor del nordeste de Brasil, se puede ver una estructura mucho más lujosa, no hay en todos lados hoteles como los que hay en Jeri, es un estilo de un turismo muy exclusivo que hubo en su momento, y que hoy lo sigue siendo, pero hay una diversidad totalmente diferente a hace cuatro o cinco años atrás".