Desde que se creó el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) el 13 de mayo de 1971 por disposición del ministro de Bienestar Social Francisco Manrique, esta obra social ha sido siempre foco de corrupción y abandono por parte de los gobiernos de turno.

Cuando Manrique pensó al PAMI como hoy se lo conoce, en virtud del Programa de Atención Médico Integral, éste jamás imaginó la enorme importancia que iba a tener en la salud, turismo, recreación, prevención y calidad de vida de los adultos mayores.

Y aunque la ley 19.032, que oficializó su puesta en marcha, previó que la administración del Instituto estará a cargo de un directorio integrado por un presidente, tres directores en representación de los jubilados del régimen nacional de previsión, dos en representación de los cotizantes activos y cinco en representación del Estado nombrados por el Poder Ejecutivo , aquella disposición jamás se cumplió salvo por un periodo muy corto de tiempo.

Todos los gobiernos de la democracia, desde 1983 a hoy, pusieron a dedo a los funcionarios o interventores y utilizaron los fondos de los jubilados y trabajadores para hacer política,  destruyendo la atención de vida de los más desprotegidos.

El PAMI tuvo auges y decadencias. Llegó a contar con barrios propios para sus afiliados, como los de Merlo y Moreno en la provincia de Buenos Aires, a los que se les entregaba viviendas en comodato. Pero hoy están abandonados y ocupados por gente que nada tiene que ver con el Instituto.

También contó con centros de salud propios, como los Policlínicos 1 y 2 de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, los que quedaron destruidos producto de la corrupción y desidia que tuvo y tiene la obra social.

Pero en los últimos meses nos volvimos a topar con un nuevo escándalo se conoció la resolución 439/2016 en la que los afiliados a la obra social debían empezar a pagar los medicamentos que antes se los suministraban de forma gratuita objetando que eran obsoletos. Todo a los fines de optimizar los recursos disponibles implementando un sistema en el cual los valores de justicia, equidad, efectividad, eficacia y racionalidad del gasto sean pilares .

Este hecho fue trascendente porque motivó a la actual gestión a tener que dar las primeras explicaciones ante el Congreso de la Nación; defensa que el propio Carlos Regazzoni hizo alegando sobre la herencia recibida .

Regazzoni salió al cruce jugando su carta mejor guardada. Publicó en su cuenta de Twitter la trágica foto de un galpón plagado de sillas de rueda arrumbándose con una leyenda que decía Cuando llegamos al PAMI encontramos 16 mil sillas de ruedas oxidándose en galpones. Son 16 mil argentinos olvidados , lo que ocasionó la ira del pueblo y la furia de la opinión pública; consiguiendo desviar la atención por el cual había sido convocado ante la Cámara de Diputados.

Luego siguió el problema con los farmacéuticos. La deuda que la obra social comenzó a generar desde el primer día de 2016 para con las farmacias suscitó el paro y la consecuente desatención de los jubilados que debían volverse con sus manos vacías.

Esta obra dantesca también tuvo una salida elegante por parte de las autoridades que denunciaron, entre otras cosas, 39 mil recetas truchas y la defraudación de la dignidad de los millones de jubilados. Nuevamente los ojos de la prensa se desviaron hacia el pasado olvidando el presente.

Lógicamente todo hecho de corrupción debe ser investigado y, si hay culpables, éstos deben ser juzgados, pero sin tapar una realidad que perjudica la vida diaria de los pobres.

Por último, el PAMI días pasados comenzó a poner el ojo en las prestaciones de salud y arremetió contra los médicos de cabecera. Envió a todos una carta documento en donde se les rescinde de manera unilateral, al 30 de noviembre,  los contratos prestacionales a los efectos de la firma de uno nuevo a partir del 1 de diciembre de 2016.

Esta actitud ocasionó el malestar de aquellos, quienes comenzaron a reclamar por sus fuentes laborales y denunciaron que el Instituto les quitaba a los jubilados el derecho a tener sus médicos y el cercenamiento de las prestaciones.

Otra vez su titular tuvo que pasearse por todos lados aclarando lo maravilloso que iba a ser el PAMI a partir de la nueva medida. Acusó al gobierno anterior de la nefasta gestión por el abandono que habían padecido los jubilados tras los 12 años de gobierno Kirchnerista.

Sin embargo las cosas no parecen tranquilizarse y ahora, desde los odontólogos, se habla que pronto los jubilados podrían quedase sin sus dentaduras postizas ¿Por qué? Por una deuda que se mantiene para con éstos desde hace seis meses.

Los profesionales reclaman que ellos deben abonar al laboratorio la prótesis dentaria por adelantado mientras que el Instituto no les paga por varios meses ocasionando el desfinanciamiento de sus bolsillos y manifestaron no poder afrontar más esta situación. Como consecuencia, puede traerse aparejado que nuestros mayores se queden sin comer no sólo por falta de dinero, sino también por la falta de sus dientes.

¿Qué quiere hacer la actual gestión del PAMI con nuestros mayores? ¿Cuál es el Plan de Carlos Regazzoni frente al Instituto? ¿Querrá volver a un modelo de gerenciadoras, de desregulación y achicamiento planteado allá en 1996 por Carlos Menem como presidente, Domingo Cavallo como ministro de Economía y Alejandro Bramer Markovic como Interventor de la obra social? ¿Será que, con la excusa de la herencia recibida, pronto dirán que el cambio que se viene es un PAMI para pocos y en manos privadas fundado en que no se puede financiar semejante monstruo que se generó con la pesada gestión anterior?

El tiempo y el obrar de los funcionarios sólo lo dirá. Lo cierto es que hoy el PAMI está en jaque y los jubilados en el peligro constante de quedarse sin remedios, atención médica y, pronto, sin sus dentaduras postizas. Un injusto padecer cuando la solución es que el Organismo deba estar administrados por los jubilados y trabajadores conforma la ley que lo creó