Una característica común enlaza el pasado y el presente brasileño. Los dos líderes populares más importantes en la historia de ese país, Getúlio Vargas y Lula da Silva, han recibido fuertes ataques de los medios de comunicación, particularmente de la prensa tradicional conservadora.

Esta prensa tradicional en Brasil, es liberal en lo teórico -en tanto representativa de un discurso de las elites del país, que supuestamente son liberales y abiertas- pero cuando hay procesos de ampliación democrática, de incorporación de sectores excluidos, se vuelve autoritaria.

Como demostración, frente al impeachment de la entonces presidenta Dilma Rousseff en 2016, esta prensa tuvo una contribución decisiva y fue importante para construir la narrativa de un gobierno que no funcionaba más, de un Brasil que no crecía, destacando que se estaba en el peor de los mundos. Al día siguiente de la difusión de los audios de una conversación entre Lula y Dilma por parte del juez Sergio Moro, que tuvo por efecto las manifestaciones en Brasilia pidiendo la renuncia de la Presidenta y la imposibilidad de asumir de Lula como Jefe de Gabinete, el titular del periódico O Globo de Río de Janeiro fue "Brasil va a las calles en contra de Lula y Dilma y en apoyo a Sergio Moro" (14/03/2016).

Actualmente los medios se encuentran en una encrucijada, relacionada con que ideológicamente se sienten próximos al gobierno neoliberal de Michel Temer, pero a la vez se trata éste de un gobierno muy impopular. Los periódicos brasileños, como Folha de S. Paulo, se sienten atraídos por la figura ortodoxa a nivel económico del Ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, a quien ven como garantía de estabilidad para el establishment. Sin embargo, se mantiene para estos medios la encrucijada de quedar pegados a un gobierno impopular, que promueve fuertes recortes a las conquistas sociales de los gobiernos del PT, y podría llevarlos a perder cierta audiencia. 

Carlos Lacerda, director del periódico Tribuna da Imprensa y opositor ferviente al segundo gobierno de Getúlio Vargas (1951-1954) que terminó con el suicidio de este gran líder popular, había señalado en aquellos años de inestabilidad política en Brasil "El señor Vargas, Senador, no debe ser candidato. Candidato, no debe ser electo. Electo, no debe asumir. Si asume, debemos recurrir a la revolución para impedirle gobernar".

La frase revela toda su actualidad cuando Lula, el candidato que mejor mide en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de 2018, tiene en riesgo la posibilidad de participar de la elección por causas judiciales. Así, la circularidad de la historia brasileña, tema de mi libro "Prensa tradicional y liderazgos populares en Brasil", revela toda su vigencia.