La malnutrición crece en el país
Por Brenda Salva. Alarmante relevamiento nacional sobre el impacto de la pobreza en la alimentación
Es de común saber que una dieta rica en proteínas, frutas, verduras, lácteos y en menor medida de carbohidratos, ayudan al crecimiento sano de niños en etapa de crecimiento, en adolescentes en etapa de desarrollo y en madres lactantes y embarazadas. Cuando la inflación y la pérdida de fuente laboral toca el bolsillo de los menos pudientes, lo primero que se ve afectado es la dieta.
Del corte de carne a la alita de pollo, de las frutas y verduras a las masas y grasas, de la leche y el yogurt al mate cocido, del agua a las gaseosas. Son algunos de los cambios más bruscos que se observan en familias del conurbano bonaerense y el interior del país.
En un recorrido por La Matanza, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Misiones, Chaco, Córdoba, Corrientes, por nombrar algunos lugares, se vislumbra un creciente número de niños malnutridos, obesos y con graves problemas de salud en vías de desarrollo.
El dicho tan desafortunado de que en el interior la vida es más económica, queda totalmente fuera de lugar al comparar los precios simplemente del transporte. Cuando la queja por el aumento de la tarifa en transporte público dentro de la Ciudad de Buenos Aires, es noticia, "afuera" ya es moneda común y corriente. El pasaje en colectivo dentro de la Ciudad de Córdoba asciende a los 12,55 pesos. Trasladar ese ejemplo a todos los campos es inevitable. El precio de la carne, la verdura, la fruta y los lácteos forma parte de una dieta poco accesible para muchos.
Una dieta nutricional es un lujo
En las inmediaciones de las estaciones de trenes de la Ciudad de Buenos Aires, un cuadro clásico es la pequeña parilla con tortillas de harina o la torta frita preparada con harina, grasa, sal y agua. Pues bien, aquí es un clásico en las estaciones de tren, pero en varias provincias del país, esta receta es el plato principal de muchas familias, y particularmente el agregado sólido del vaso de leche en las meriendas. ¿Qué valores nutricionales aporta una tortilla de grasa a un nene en plena etapa de desarrollo?
Una torta frita de aproximadamente 120 gramos, posee 500 kilocalorías, tres tipos de grasa, carbohidratos, azúcar, sodio y 0% de fibra alimentaria.
El caso de la provincia de Misiones en sus asentamientos y villas, es el exponente mayor de la dieta de chicos malnutridos que consumen a diario Chipá Amasado o Reviro. Ambos alimentos carentes de alto valor nutricional, pero gran valor calórico y engordador. El chipa amasado es la típica torta frita, mezcla de harina, grasa, sal y agua, frita en grasa. Con este alimento, meriendan a diario niño y familias, que visitan merenderos en los asentamientos, siempre con un vaso de mate cocido o leche (aclaración muchos merenderos y vianderos reciben leche en polvo de baja calidad y alto contenido grasoso del Ministerio de Desarrollo Social de su provincia). Por su parte, el Reviro es una mezcla de harina común, sal, agua y aceite, pero se consume en pequeños trozos fritos con azúcar.
Niños entre los 0 y los 19 años de edad, sólo consumen un plato de comida diaria que, en los mejores casos, es Guiso o el "guisito". Consta particularmente de un mejunje de trozos de aguja o espinazo un corte de escasa carne y mucho hueso -, elegido por ser barato, o bien alitas de pollo, corre la misma suerte poca carne, mucho hueso y grasa, pero económico. Las verduras del guisito, se compran por unidad, en varios hogares la compra por kilo dejó de existir. Hoy es "dame dos papas, una calabaza, dos cebollas, un tomate". Esto se debe al precio de la verdura y a que muchas familias no cuentan con heladera para la conservación de los alimentos. Actualmente, niños en edad de lactancia son los nuevos comensales del guiso debido a la escases de leche materna que no pueden proveer las madres. La consecuencia está clara desde temprana edad, los niños comienzan a malnutrirse y sufrir cuadros de obesidad aguda que acarrean problemas de salud casi indetectables.
Los testimonios de las familias en estado de total vulnerabilidad son escalofriantes "no llevo al nene al médico porque lo veo bien, porque no tose, porque no veo que esté mal". De esta falta de conocimiento, se desatan enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, colesterol, diabetes. Mientras que hace menos de diez años estas enfermedades pertenecían en su mayoría a sectores de la tercera edad, ahora también las padecen bebes, niños y adolescentes.
¿Qué toman en las villas y asentamientos?
Contrariamente a los que se piensa, las familias consumen grandes dosis de gaseosas y bebidas azucaradas. Esto se debe a dos factores. En general, las villas y asentamientos del interior del país no poseen redes cloacales y no tienen agua potable, por lo que muchos -en general los hombres-, se trasladan a estaciones de servicio cercanas u otros barrios para recolectar agua potable, tanto para beber como para cocinar y limpiar alimentos. Y por otro lado, la gaseosa o el jugo artificial son accesibles en precio, vale acotar que es mucho más económica una botella de litro de una segunda marca de gaseosa que una botella de litro de agua mineral.
La ecuación es simple las gaseosas poseen un peligroso ingrediente a base de jarabe de maíz transgénico que se produce de a toneladas a precio muy económico. Pero en materia de salud, el precio es alto. Problemas intestinales, hemorragias internas, riesgo de contraer cáncer, infertilidad, y tendencia a desarrollar tumores, son algunos de los padecimientos que puede provocar la ingesta diaria y a largo plazo de gaseosas con jarabe de maíz transgénico. Una mala noticia desde la gaseosa de primera línea hasta sus derivadas, poseen este ingrediente.
Hace menos de dos décadas, una botella de gaseosa de primera línea en la mesa familiar, era casi un lujo, hoy es común verla en la mesa de hogares de bajísimo nivel económico. Además de no contener valor nutricional adecuado, un vaso de gaseosa de segunda marca posee entre 80 y 120 calorías.