Lechería Argentina las dos crisis y un cambio necesario que se hace esperar
Columna de opinión por Daniel Villulla
Desde hace muchos meses nuestra lechería, y los tamberos en particular, venimos pasándola muy mal. Un cúmulo de factores internacionales y nacionales hicieron confluír una crisis de precios, estructural y funcional, propia de nuestra cadena. En medio de una transición política importante, y con el agregado de haber venido sufriendo en diferentes momentos y regiones desbordes climáticos que han afectado buena parte de nuestras mejores cuencas de producción.
La crisis que tiende a disiparse
Ahora, en noviembre, aunque sigamos estando mal, podemos entrever cómo la crisis de precios tiende a disiparse hacia el futuro. Se ha frenado bastante la oferta a nivel internacional y local; y corriendo muy de atrás, van mejorando los valores, cuando entramos en los meses de menor producción estacional. Y como la demanda va a mantenerse, o no va a decrecer en la misma medida, esto nos insinúa un mercado sostenido hacia el próximo semestre.
La crisis que permanece sobre nosotros
Pero mientras una crisis tiende lentamente a aflojar con la gradual recuperación de los precios, la otra tiende a permanecer, entorpeciendo una y otra vez nuestro crecimiento y desarrollo. ¿Cuál es? La crisis estructural que hace a nuestra cadena disfuncional. ¿Por qué? Por estar débilmente integrada en sus principales eslabones. Y en un ambiente poco transparente, nos eternizamos en una mutua desconfianza entre productores e industriales, y no hemos sido capaces de unificar nuestras representaciones institucionales ni de sostener un espacio permanente de trabajo común, que nos permita atenuar los malos momentos y poder dialogar y negociar de mejor manera con el sector comercializador y los gobiernos de turno.
Las políticas públicas
Por otro lado, son muchos gobiernos que nos deben a las comunidades rurales un desarrollo básico de la infraestructura, que facilite la vida en el campo y en el interior, y el acceso y salida de personas y cargas a los establecimientos. Muchos de los graves daños que hemos padecido este año por excesos de lluvias, se hubieran atenuado mucho con caminos acordes y vías de escurrimiento adecuadas y limpias.
No necesitamos que nos hablen del Estado, sino que se resuelvan las cosas que el mismo debe a los ciudadanos del campo y la ciudad. Y tampoco leyes regulatorias, sacadas a las apuradas para enfrentar emergencias. Sino una Ley Marco, preparada con tiempo y con los actores de la lechería, que establezca reglas de juego claras, transparencia, un Instituto, y espacios de libertad para el desarrollo del Sector.
El cambio necesario
En definitiva, tanto en el sector público, como en el privado, todos tenemos cosas importantes que cambiar. En nuestra visión, y en nuestras acciones. Y sólo vamos a poder resolver nuestros problemas, si trabajamos en conjunto y en mutua colaboración, disponiéndonos a hacer los cambios necesarios.