Uno de los pilares sobre el cual se viene apoyando el discurso de la Coalición Cambiemos es el del crecimiento del sector agropecuario. Durante el 2015, el actual gobierno llegaba a las urnas con la promesa de que las economías regionales iban a estar en el centro de la escena de la política.

Lo único cierto es que el Gobierno no benefició "al campo" en su conjunto, sino que las principales medidas económicas parecieron estar dirigidas directamente a incrementar los negocios del complejo sojero-cerealero. El efecto combinado de la eliminación/quita de retenciones y la devaluación del 60% posibilitó que 35 empresas exportadoras (Cargill, Bunge y Dreyfus, entre las más importantes) pudieran incrementar en U$S 4 mil millones el ingreso de divisas durante el último año. Del otro lado se encuentra la cruda realidad de muchas economías regionales, como es el caso de la lechería, la fruticultura, la vitivinicultura, la producción aviar y porcina, y el sector de la yerba mate. Estas producciones vienen haciendo frente a un contexto de incremento en los  costos de producción y transporte, de apertura de la importación, de merma de producción por efecto climático, de caída del mercado interno, y la falta de control estatal en la cadena de formación de precios. 

En este sentido, el sector yerbatero se moviliza por segunda vez desde la asunción del Gobierno nacional. En este sector, caracterizado por una oferta primaria atomizada (18.000 productores, 239 establecimientos secaderos y 132 molinos) y comercialización final oligopolizada (12 empresas se distribuyen alrededor de 90% del mercado), el conflicto se centra en las dificultades de los pequeños productores de recibir el precio fijado por el laudo del Ministerio de Agroindustria

Dicho precio fijado en octubre pasado ($5,10 por kilo de hoja verde), ya se encontraba en aquel momento por debajo del costo ($6,20) fijado por el INYM (Instituto Nacional de la Yerba Mate), habiendo generado varios conflictos en el trascurso del año pasado por el reclamo de los productores acerca de la inviabilidad de la actividad. Dicho laudo aumentó los precios aproximadamente 10% pero insuficientes respecto de los aumentos de costos (productos químicos importados, salarios y transporte/gasoil).

El diagnóstico del INYM hace hincapié en un supuesto exceso de producción por lo que propuso extender a 3 meses la prohibición de la cosecha, suspender las plantaciones por el plazo de 2 años y que en la próxima cosecha se deje por lo menos un 20 por ciento de hoja verde en planta. El objetivo apunta a mejorar los precios del productor condicionando la cantidad de producción.

Sin embargo, según los números proporcionados por el CEPA (Centro de Economía Política Argentina), no hubo un aumento considerado de ingreso de hoja verde a secadero ni en lo que respecta a salida a molino, sino una sensible caída en las exportaciones. El crecimiento de la cosecha de yerba mate fue apenas 1,2% superior al del año 2015, mientras que la variación de 2016 en relación a 2015 en lo referido a yerba Mate a salida de Molina ha sido de 0,79%.

A pesar del "aumento de competitividad del precio de la yerba" vía tipo de cambio y quita de retenciones, no hubo un despegue de las exportaciones del complejo yerbatero sino todo lo contrario. La caída fue de 10 millones de toneladas, es decir, una retracción del 27% en 2016. Adicionalmente y tal como se mencionó anteriormente, dada la alta concentración en la comercialización, en definitiva el beneficio derivado de la devaluación alcanzó solo a un pequeño sector.

Se observa entonces que el impacto de la caída de las exportaciones pretende hacerse pesar sobre el precio que "de hecho" se paga a los pequeños productores.

Por otro lado, el precio en góndola, como resultado de la devaluación de diciembre último, mostró una evolución por encima de la de los precios al productor. Mientras el precio de la hoja verde puesta en secadero aumentó en el período septiembre de 2016 a marzo de 2017 en el orden del 6,25% y la canchada en 6,49%, los precios en góndola, según el relevamiento de CEPA-Indep, crecieron 12,15%, es decir, casi el doble. Si se considera el período noviembre de 2015 a marzo de 2017, el aumento de precios de  hoja verde puesta en secadero fue de 19,44% y la canchada en 21,60%, mientras que los precios en góndola, e incrementaron 32,33%.

Incluso con el kilo de hoja verde a $5,10, no caben dudas que en los primeros tramos de la cadena de producción el atraso en el precio continúa siendo insostenible, a sabiendas que en el eslabón comercial es dónde se dan los mayores márgenes de utilidad en la cadena yerbatera. Habiendo neutralizado Cambiemos la tarea de precio de referencia de "precios cuidados", otro elemento importante de este nuevo laudo es el efecto traslado en la cadena de distribución y comercialización cuyo desenlace es siempre el incremento del precio final de la yerba mate en góndola con fuerte impacto económico por tratarse de un producto de consumo masivo.