El día internacional contra la violencia hacia las mujeres recuerda el asesinato de las tres hermanas dominicanas Mirabal, opositoras a la dictadura de Trujillo, hace 56 años. Hoy seguimos enfrentando la violencia de un sistema patriarcal que se vuelve más destructivo al ritmo de la crisis capitalista.

Ahora con foco en Entre Ríos, los femicidios no paran. Por eso el 25N es una cita ineludible para todas y todos los que rechazamos la violencia y la opresión de esta sociedad machista.

Todas las actividades que una mujer hace a diario, sea en el ámbito público o privado, están atravesadas de alguna manera por esa opresión. Si salen, el acoso callejero las afecta. Si buscan trabajo en estos tiempos de crisis, sufren la desigualdad de acceso, de ingresos, la mayor precarización. En general, les tocan las tareas domésticas. Pensar en sexualidad es un privilegio masculino. En las escuelas públicas aún se niega la educación sexual integral. Cada eslabón es parte de una cadena, de la que quieren liberarse.

El 3J pasado mujeres y hombres salimos a las calles en el segundo y masivo #NiUnaMenos. Y el 19 de octubre hubo un histórico paro nacional de mujeres. Fueron gritos de dolor frente a la consecuencia más irreversible de todas esas violencias un femicidio cada 26 horas.

Cada vez que las mujeres se lo propusieron llenaron las plazas y se visibilizaron, pero las muertes siguen. En el reciente caso de femicidio en Flores, el de Daniela Velásquez Rodríguez, nos toca de cerca porque era una compañera vinculada a nuestro movimiento de desocupados. Pero Macri y su funcionaria Fabiana Túñez, presidenta del Consejo Nacional de Mujeres, parecen burlarse de las demandas. Anuncian que harán 12 refugios por año, pero en el país hacen falta unos 4.400.

Anuncian la tobillera electrónica, pero no asignan fondos para implementarla. Con menos de cinco pesos por mujer al año de presupuesto es imposible garantizar asistencia jurídica y psicológica gratuita, refugios y subsidios para las mujeres víctimas de violencia de género.

En este marco, a partir del colectivo #NiUnaMenos un conjunto de organizaciones de mujeres motorizan una nueva jornada de lucha para el viernes 25. Acordaron impulsar asambleas en los lugares de trabajo o estudio y frente a las instituciones del sistema, así como marchas a la Plaza de Mayo y a las plazas del país. Denuncian la inacción gubernamental cómplice de los femicidios y exigen un presupuesto de emergencia para poder aplicar la Ley 26.485, con control de las organizaciones de mujeres.

Además exigen que se aplique la ley de Educación Sexual Integral con perspectiva de género. El derecho al aborto seguro y gratuito es otro reclamo básico, porque violencia es también empujar a la muerte a cerca de 200 mujeres al año al negarles su derecho a decidir. Y violencia es que el Papa ataque una y otra vez la teoría de género, reforzando así la desigualdad machista que engendra violencia. Por eso se reclama separar la Iglesia del Estado y anular los subsidios a la Curia y sus colegios.

El 25N las mujeres serán protagonistas y los varones vamos a acompañar su movilización porque, en definitiva, la lucha por cambiar esta sociedad es compartida. Como bien dice la consigna, cuando una mujer avanza ningún hombre retrocede y crece la organización.