Soberanía, soberbia y latrocinio
Ya no se trata de ponerle cadenas al Paraná, se trata de romper las cadenas que nos atan. Como decía Jauretche, no es cuestión de cambiarle el collar al perro, sino de dejar de ser perro
El endeudamiento argentino alcanza a los 400.000 millones de dólares. Sin Independencia Económica no hay Soberanía Política, y tampoco Justicia Social. Si a esto le sumamos la increíble soberbia de nuestra dirigencia, vemos cómo se repite la tragedia del pre peronismo. Pocos que tengan mucho y muchos que no tengan nada.
Cuando Cristina Fernández dijo “vamos por todo”, fue un acto supremo de soberbia, el mismo que repitió Mauricio Macri cuando después de anunciar los títulos del intento de reforma laboral agregó “ahora o nunca”.
No fueron los únicos empleados públicos que demostraron creer que el poder era de ellos, y sólo de ellos, confundiendo el ser elegidos por ser los más votados.
Perón estuvo ausente dieciocho años de la Casa de Gobierno y tuvo el poder político. Condujo al Movimiento Nacional a 10000 kms de distancia, sin ejercer el gobierno, porque él sí fue un elegido del pueblo, además de ser el más votado.
Las primeras medidas del actual presidente fueron sacarles las retenciones a las mineras y pese que en la campaña electoral anunció que los trabajadores no debían pagar Impuesto a las Ganancias, lo único que hizo fue cambiar los porcentajes y hoy pagan más trabajadores que antes.
Ahora pretende que las reservas de agua, como son los glaciares, sean liberados para la explotación minera y cuando el gobierno de Cristina tuvo la oportunidad de poner en funcionamiento la ley del Congreso de protección a los glaciares y periglaciares, la vetó.
Y así como la ex presidenta autorizó a los chinos una base en Neuquén, el actual presidente autorizó a la NASA una base en Ushuaia. Y hoy, en plena búsqueda del submarino ARA San Juan, el británico usurpador de las Malvinas se da el gusto de entrar con autorización en la totalidad del Mar Argentino, acompañado de submarinos chilenos, aliados en el ataque en la recuperación de Malvinas.
Todo se hace bajo el sentido humanitario pero en realidad ponemos en evidencia que la Argentina tiene Fuerzas desarmadas y obsoletas, porque confundimos a la dictadura con la institución.
En el medio de esto, el festival del latrocinio. La estafa al fisco, el hurto de los dineros públicos y la corrupción instalada como metodología destructiva de la familia argentina.
No tenemos un país soberano. Tenemos un país en disolución. Y como una mueca del destin,o el gobierno de Macri suprimió el papel moneda con la figura del Restaurador Juan Manuel de Rosas en el billete de $20 y sin ocultar ninguna de sus intenciones lo reemplazó por un guanaco.
En el nuevo festival de animales, mientras Nicolás Caputo nos endeuda a 100 años y Nicolás Dujovne no puede parar la inflación, habría que proponer el billete de un millón de pesos ilustrado por un gorila.
De los que compraron el bono a 100 años, participaron 148 fondos de inversión y da la casualidad que uno de los que adquirió bonos por un total de cinco millones de dólares es Noctua Asset Management Llc, donde el actual ministro de Finanzas perteneció tal cual se refleja en los Paradise Papers.
Mientras la ceocracia que nos gobierna tiene medio gabinete con dinero en paraísos fiscales y el presidente dice que no hay enemigos externos, que el problema somos los argentinos, el 20 de noviembre, donde se reafirma la Soberanía Nacional ante el ataque anglofrancés es un simple feriado nacional en el calendario.
Mientras tanto, el 17 de noviembre, tratando de enlodar el Día del Militante, un grupo de ex funcionarios kirchneristas fue al penal de Ezeiza, donde según ellos están los presos políticos. Es decir, el ex ucedeista Boudou, el contador de la familia de Santa Cruz, el gran constructor Lázaro Baez, el descuidado López del convento y tantos “patriotas” que lucharon por la soberanía nacional.
A los que hoy somos abuelos todavía nos duelen los sablazos recibidos en la Recoleta cuando pretendíamos hacer un homenaje a Facundo Quiroga para cada 20 de noviembre.
Si bien es cierto que Menem repatrió a Rosas, le regaló el país y la economía a Alsogaray. Si bien es cierto que Cristina referencia el revisionismo histórico, el monumento a Perón lo hizo Macri.
La soberanía es un hecho cultural, político, histórico, económico, en defensa de nuestros valores, de nuestra familia, de nuestra comunidad. No se es soberano porque se declame sino que hay que ejercer la soberanía.
Defender a los delincuentes creyendo que es un acto de militancia es servir al enemigo.
Ante tanta duda, ante tanta quietud intelectual, reivindicamos a Fermín Chávez, a Pepe Rosas, a Jauretche, a Raúl Scalabrini Ortiz, a Salvador Ferla, a Osvaldo Guglielmino, a Pavón Pereyra, a los revisionistas del Instituto Juan Manuel de Rosas, a los que pensaron y soñaron una Argentina distinta a la que tenemos.
A quienes hacen la síntesis con San Martín, Rosas y Perón para sostener la Tercera Posición. Por eso honramos a Mansilla y a los caídos de Obligado. Por eso reivindicamos a los veteranos de Malvinas, porque a pesar de haber perdido las dos batallas, defendieron la Soberanía Nacional.
De la declamación al hecho hay un gran trecho. El “vamos por todo” o el “ahora o nunca” demuestra la mentalidad de la dirigencia cargada de soberbia, algo así como “el estado soy yo”.
Ya no se trata de ponerle cadenas al Paraná, se trata de romper las cadenas que nos atan. Como decía Jauretche, no es cuestión de cambiarle el collar al perro, sino de dejar de ser perro.
En vísperas del Día de la Soberanía, el recuerdo emocionado al patriota Alejandro Olmos, que con coraje denunció el latrocinio de los que endeudaron generaciones, varios de los cuales están en el gobierno.
La Patria existe, la Patria vive, la Patria triunfará.