Larreta recauda para la campaña y le entrega a precio ganga un edificio en pleno centro a Eduardo Elzstain
IRSA pagará un tercio del valor de mercado y en pesos por un edificio emblemático a dos cuadras de la Rosada que Larreta mandó a remate. Denuncian vínculos políticos con la empresa y financiación electoral.
Eduardo Elzstain lo hizo de nuevo. El magnate del Real State, uno de los principales terratenientes de suelo urbano en el país, adquirió vía subasta pública del Banco Ciudad el antiguo edificio del Ministerio de Educación porteño, donde hoy funciona la sede de la Unicaba. Se trata de una bestia arquitectónica de 13 pisos de oficinas con cochera subterránea, que abarca unos 13.700 metros cuadrados y está ubicada a 250 metros de la Casa Rosada, por el que la firma IRSA pagó apenas 7 millones de dólares, unos 560 por metro cuadrado, pero en pesos y al tipo de cambio oficial. Lo que se dice un negocio redondo.
Los fondos irán a parar, como en tantas otras operaciones de venta de tierras públicas, a las arcas del Ejecutivo porteño que conduce Horacio Rodríguez Larreta. Es el tercer edificio de la administración del Estado de la Ciudad que compra la empresa. El primero fue el ex Edificio del Plata, ubicado a pocos metros del Obelisco y donde funcionaban oficinas de distintos ministerios, que fue rematado por Mauricio Macri en 2009. Le siguió el año pasado la ex sede de la Comuna 14, en pleno Palermo, donde también funcionaban tribunales del Poder Judicial.
El remate del ex edificio de Educación fue habilitado por una ley sancionada por la Legislatura porteña durante la madrugada del 5 de diciembre de 2019, la última antes del recambio legislativo de ese año, en una sesión que fue denunciada como “escandalosa” por la oposición y en la que el bloque de Juntos por el Cambio aprobó a libro cerrado la venta de otros 60 inmuebles públicos en toda la Ciudad.
Si bien aquella ley marco establece que lo recaudado “no podrá ser utilizado para el financiamiento de gastos corrientes”, son varias las voces que se alzaron para denunciar que la Ciudad no necesita vender y que detrás de los remates se esconde la intención de recaudar de forma indirecta para la campaña presidencial de Rodríguez Larreta a través de la entrega de negocios a empresas amigas. Augusto Rodríguez Larreta, el hermano del Jefe de Gobierno, se desempeñó durante años, por caso, como gerente de Relaciones Institucionales de IRSA.
Otro punto que llama la atención de la venta del edificio es que se hizo por adelantado, lo mismo que sucedió con la ex sede de la Comuna 14: la empresa podrá tomar disposición del inmueble dentro de 18 meses, cuando la Ciudad encuentre dónde mudar las oficinas actuales.
“Tanto apuro tienen en vender que ahora, además, adelantan las subastas, con los edificios ocupados, sin saber que va a hacer con lo que funciona en ese lugar. Eso se explica por la campaña, por la necesidad de hacer caja política y devolver favores que luego apoyan al Jefe de Gobierno”, denunció en diálogo con Diagonales el director del Observatorio del Derecho a la Ciudad y referente de El Movimiento, Jonatan Baldiviezo.
Si se calcula el precio por metro cuadrado que pagó la empresa, el negocio resulta redondo: si bien se habla de 7 millones de dólares, la transacción se realizará en pesos, y al tipo de cambio oficial. Por lo que el metro cuadrado final se abarata casi a la mitad: de 560 dólares a menos de trescientos. “Es un tercio de lo que vale el suelo en esa zona”, precisó Baldiviezo.
Este martes, además, la Sala IV Cámara de Apelaciones porteña revocó una cautelar que había declarado inconstitucional el convenio entre el Ejecutivo e IRSA para la explotación de las 71 hectáreas de la ex Ciudad Deportiva de Boca, un terreno codiciado por la empresa desde hace dos décadas, donde pretende levantar una suerte de club VIP náutico que extenderá Puerto Madero en el extremo sur de la Costanera.
“Precio regalado, subastas por adelantado, fallos judiciales favorables. La lista es larga: se suman concesiones escandalosas, como el centro de exposiciones del Gobierno. Ninguna otra empresa constructora fue tan beneficiada por la privatización de tierra pública como IRSA”, concluyó Baldiviezo.