¿Por qué Argentina debe cortar el riesgo país y cómo hacerlo?
Argentina, a cierre de este artículo, mantiene un alto riesgo país. De hecho, el segundo más alto de Latinoamérica y el tercero de los países emergentes si incluimos a Turquía
¿Qué es el riesgo país? Es el diferencial que se genera entre las tasas de interés que ofrecen los bonos de una nación respecto de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, el activo de menor riesgo. Es decir, se exige más tasa de interés por parte de los inversores a un país al emitir bonos debido al riesgo de su economía, y esa tasa de interés debería compensar la toma de mayor riesgo.
El riesgo país de Argentina aumentó un 130% en 2018 debido a las tensiones monetarias, la constante devaluación y pérdida de reservas. Dicho riesgo país se ha reducido significativamente desde un máximo de 817 puntos básicos al actual 706. Sin embargo, sigue siendo el segundo más alto de la región tras Venezuela.
Las razones por las que un país rico y con alto potencial como Argentina tiene un riesgo país superior a países en vías de desarrollo son fáciles de explicar:
-Los países con mayor riesgo país son también los que más han abusado de la financiación del gasto público por parte del banco central vía impresión de moneda.
-Argentina tiene un riesgo país superior a economías aparentemente más frágiles por la negativa constante por parte de los sucesivos gobiernos de adoptar una política monetaria prudente y que defienda el poder adquisitivo de la moneda. Al dispararse la inflación y devaluarse la moneda por dicha política monetaria, se destruye no solo el poder adquisitivo de esa moneda, sino que se cercena el atractivo inversor.
-Las expectativas de riesgo aumentan porque los inversores perciben que no se llevan a cabo reformas estructurales relevantes, y con ello se limita el crecimiento potencial y se percibe mayor riesgo de inflación e impago. El riesgo de impago aumenta con la espiral descendiente de imprimir moneda para financiar un gasto público creciente y extractivo, disparar la inflación y aumentar impuestos, que llevan a menor crecimiento, menos inversión y más desplazamiento del sector privado.
Esa es la razón por la que países con una ratio de deuda sobre PBI relativamente bajo pero enormes desequilibrios monetarios quiebran antes que países con una alta deuda sobre PIB pero una política monetaria sólida que no financia directamente el gasto público. No es lo mismo crear un mecanismo de transmisión de la política monetaria como la expansión cuantitativa, que elimina el riesgo inflacionario al generar cortafuegos en el proceso de transmisión ya que se hace vía crédito, que imprimir directamente moneda para financiar gasto corriente. El segundo destruye la economía, es una transferencia directa de riqueza de los ahorradores y asalariados al gobierno, y hace que la confianza en la moneda desaparezca. Los ciudadanos argentinos lo saben bien.
El riesgo país debe contenerse no solo porque lleva al estado a financiarse cada vez más caro y con menor demanda, sino porque arrastra la capacidad de financiación de la economía real, de las empresas y las familias. No solo es malo para las finanzas públicas. Si el riesgo país se dispara en el activo que supuestamente tiene menos riesgo de la nación, la deuda soberana, lleva a que toda la cadena de financiación de la economía se resienta. Sube el riesgo país y sube –mucho más- el coste de financiación de empresas y familias.