En algún momento durante la tarde, mientras el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos daba vueltas entre el Palacio de Hacienda y la Casa Rosada, el presidente Javier Milei y el ministro Luis “Toto” Caputo se tomaron una polémica fotografía a pura risa y abrazo. Festejaban la salida del cepo cambiario, que provocó en un solo día una devaluación del 11% que dejó al Riesgo País en alza y concluyó la venta de más de US$400 millones pertenecientes a las reservas del Banco Central. Este es el saldo del primer día sin cepo.

X de Diagonales

Con la flotación entre bandas activada, cierto es que el cierre del dólar oficial a $1.230 en el Banco Nación significó la única noticia ligeramente positiva dadas las circunstancias, especialmente siendo que los peores augurios pronosticaban un tipo de cambio rozando los $1.400. Sin embargo, también es verdadero que ha sido solo el primer día de una larga semana, y que en la práctica el salto significó una devaluación del 11,3%, por lo que hoy los argentinos con pesos son un 11,3% más pobres que ayer (y sin contabilizar la inflación rampante).

Pese a la temida devaluación, que el Gobierno continúa sorpresivamente negando, el Presidente y sus funcionarios se empeñaron en aparentar una dramática euforia para justificar la salida del cepo y el fresco acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, los indicadores financieros no acompañaron la alegría: el Riesgo País se reactivó y volvió a subir hasta terminar el día en los 890 puntos básicos, y las reservas del Banco Central volvieron a encender las alarmas.

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Es que este lunes impactó en el depósito de dólares del Estado Nacional la inmensa y escandalosa venta de US$398 millones firmada por las autoridades el viernes último. Si bien el Banco Central de la República Argentina (BCRA) no intervino en el comercio de divisas, el número acumulado de reservas cayó más de 420 millones de dólares – por encima, incluso, de la cifra que se “reventó” el Gobierno la semana pasada. Tal es el resultado del primer día sin cepo en una semana que promete ser difícil de pilotear.