Viviana Vila: "Remé mucho en un mundo muy jodido como el periodismo deportivo"
La periodista argentina, que hizo historia siendo la primera mujer en comentar un Mundial, pasó por la sección Íntimo de Diagonales y recorrió su vida sin dejar temas por tocar
La Selección Argentina tuvo un paso para el olvido en el Mundial de Rusia, pero gracias a Viviana Vila, nuestro país quedó en la historia por tener la primera voz femenina en comentar, detallar y narrar los partidos de una cita ecuménica. "Vivi", como la llaman sus amigos, pasó por la sección “Íntimo” para contar cómo fue esa odisea en suelo ruso y recorrer su vida junto al periodismo.
Nacida en La Plata, en una familia de clase media, contó su infancia en el barrio Mediriano V, su pasión por el fútbol que inició de la mano de su papá con el cual se emociona mucho, su inclinación por el periodismo mientras estudiaba Medicina, la importancia de Víctor Hugo Morales en su carrera radiofónica y el paso por Fútbol para Todos. Además, manifestó los momentos de angustia que tuvo que atravesar por la profesión y la soledad con la cual tuvo que encarar períodos de su vida.
A su vez, manifestó su lucha por el feminismo, la importancia de las batallas culturales y el momento delicado que le toca pasar a la Educación Pública.
¿Cómo estás?
-Muy feliz, contenta y libre. Estar libre, me da felicidad. Es de la mejor manera que te lo puedo describir. Uno conecta con la infancia.
¿Qué recordas de aquellos momentos en el barrio Meridiano V junto a tus padres y hermana?
-Fue normal, yo vivía en 17 entre 70 y 71, donde actualmente mi mamá sigue viviendo y mi hermana a la vuelta. ¿Qué es normal?, iba a la Escuela 58 a la vuelta de casa, jugaba mucho en el barrio al elástico, rayuela, ring raje. Tenía dos mitades el año para mí, de diciembre a marzo toda la vida se trasladaba al club Ahí nadaba, patinaba, jugaba mucho al metegol. Entonces tenías los amigos del verano y los del colegio. Era una vida muy siempre, de una familia de clase media a la cual nunca le faltó nada, mi mamá Kika cocía, mi papá Juan Carlos trabajaba en el correo y mi hermana Silvia cuatro años mayor también estudiaba. Mi abuelo tenía una librería, bazar y juguetería, por lo cual yo pasaba muchas tardes ayudándolo. Eso lo tengo como una gran postal, estar en el negocio de él y me encantaba envolver los regalos, me acuerdo que tenía todo acomodado y me gustaba mucho vender. Mi familia me dejó sellos. El abuelo guardaba todo, mi mamá me enseñó a cuidar la ropa que nos había y eso lo arrastré porque hoy me cuesta desprenderme de las cosas.
"Mi familia dejó sellos"
¿Cuándo se te despierta la pasión por el deporte y gracias a quién?
-A mi papá, yo fui a la cancha con él por primera vez cuando tenía 10 años y desde ahí no dejé de ir nunca más. Hoy miro para atrás y digo “que locura, como fui tanto a la cancha”. Ir al club, era parte de los actos cotidianos para nosotros, pero no lo recuerdo apurándome para ir, tenía más empatía conmigo porque lo acompañaba.
¿Qué equipo recordas de ir a ver con tu viejo?
-El equipo que más me quedó marcado, fue el Estudiantes del 82/83. Porque era una mezcla de dos cosas: la cancha de local y la radio de visitante, mi papá era un enfermo de la radio. Radio Rivadavia fue mi infancia, ese es un recuerdo marcado, era escuchar al Gordo Muñoz, mi papá contestándole a Héctor Larrea y Antonio Carrizo.
Comenzaste a estudiar Medicina, ¿en qué momento decidiste comenzar la carrera de Periodismo?
-Yo en el cole iba a ser médica, en la vida se me había cruzado estudiar periodismo. Yo salí de la escuela y con Sergio García, un hermano de la vida, nos anotamos los dos en medicina, arrancamos juntos. Pero yo en quinto año me pongo de novio con una persona a la cual le guardo un gran recuerdo y yo digo que es mi génesis, porque él estudiaba periodismo y hacía un programa en Radio Universidad, se llamaba Eco Deportivo (también estaba Osvaldo Fanjul) y cuando salía de la facultad lo acompañaba a él. Yo nunca había entrado a la radio, y dije “Qué lindo es esto", me sentía muy seducida.
"Yo en el colegio iba a ser médica, jamás en la vida se me había cruzado estudiar periodismo"
Al día de hoy, no sé lo que hice, pero terminé el primer año de medicina y me anoté en Periodismo, pero no dejé Medicina, cursé las dos carreras. Cuando ingresó a la facultad de Periodismo, Carlos Carrizo que hace Contacto Universitario me invitó a sentarme a la mesa de su programa a leer gacetillas universitarias, eso fue hermoso. Hoy recuerdo que piola fueron mis viejos porque jamás me dijeron nada. Hice hasta tercero de medicina y segundo de periodismo a la par, ahí por primera vez doy mal una materia, bioquímica y se me trabó la cabeza, porque mi amigo de toda la vida se me disparó con las correlativas y después de cursar Clínica Médica y ver el dolor de los enfermos me marcó para siempre y dejé; aunque arrastro como una pequeña frustración chiquitita de nos médica. Luego de terminar en Periodismo, me metí en Locución porque me empezaban a llamar para hacer pequeñas cosas como locutora en las Frecuencias Moduladas (FM) de La Plata, entonces dije hay que profesionalizar esto. Perdí el novio, pero yo seguí y nunca más dejé de hacer radio.
A la pasada dijiste perfección, ¿sos presa de la perfección?
-Sí, mucho. Estoy estudiando coaching oncológico y trabajo mi exigencia, porque lo traslado de más en mi vida. Me críe en la exigencia y no sé cómo pasó, soy muy inconsciente de todo lo que me pasó en la vida, te digo que casi nada provoqué yo. Siempre me exigía para estar a la altura de la circunstancia, porque remé en un mundo muy jodido como el periodismo deportivo, pero en todo lo que me apasiona lo defiendo corporalmente, con todo, pero no está bueno a veces hay que perdonarse y bajar también.
Dijiste que nada provocaste vos, pero el encuentro con Víctor Hugo lo buscaste vos por medio de un papel que le entregaste en una charla de él, ¿qué le redactaste y cómo fueron los primeros contactos con él?
-Víctor Hugo es el más grande todos. Fui a la presentación de su libro “Un delito en el desierto” en noviembre de 1998 (va hacer 20 años, qué loco), lo vi entrar y se me cruzó pedir un papel y una lapicera, yo no tenía nada pensado y le puse: “Señor Víctor Hugo Morales, mi nombre es Viviana Vila, Periodista y Locutora de La Plata, un día me gustaría charlar con ustedes y le dejo mi teléfono fijo”. Fue un acto reflejo. Lo agarré en la puerta, me paralizó, se lo dí, le dije si lo podía leer y se lo guardó en el bolsillo y él me respondió: “Sos Locutora”, es lo único que me dijo. Hoy él no se acuerda nada de esto. A los tres días me llamó por teléfono.
"Soy muy inconsciente de todo lo que me pasó en la vida, te digo que casi nada provoqué yo"
¿Cómo fue el momento del llamado?
Yo vivía sola y tenía el teléfono fijo, me suena y era Jorge Collazo (ayudante de Víctor Hugo) y me dice: “Te llamo de parte de Víctor Hugo, me dijo que leyó tu carta y que pases por la radio cuando tengas ganas”. Corté, quedé dura y no fui. Pero a los tres días me llaman de nuevo y era él, me siento para atender y al saludar escuchó su voz particular diciendo: “Viviana”. Me acuerdo que con la mano libre me agarré de la pata de la mesa y le respondo y me dice “Vos vas a venir”. Yo no podía creer lo que estaba pasando. Ahí me comentó que aparte de Competencia hacía un programa de deportes de una a tres de la tarde los sábados, me habló de que le llegaban tantos currículums, pero que estaba bueno darle oportunidades a algunas personas y me dijo: “me gustaría que hagas una columna o inventes una producción que sea deportiva y social con testimonios y música para los últimos 5 minutos, no me gusta que la gente trabaje gratis, la radio no te va emplear, pero yo te pagaría como una pequeña colaboración. Venite cuando quieras”. Hoy que lo conozco, no entiendo cómo me registro.
"Siempre me exigía para estar a la altura de la circunstancia, porque remé en un mundo muy jodido como el periodismo deportivo"
Yo cuando le escribí no sabía que iba a decirle, ni qué podía ofrecerle. Fue tremendo, me acuerdo que le comenté a una amiga y le dije acompañame, pasó una semana y yo seguía sin ir, me daba miedo, hasta que un día tomé coraje y fui. Llegué al edificio de Continental, en el tercer piso está el estudio y en el cuarto piso estaba la oficina que era de él. Se abre la puerta, estaba sentado de frente a la entrada y casi todo equipo de trabajo, a quien no conocías y me dice “Bienvenida al equipo, cómo era tu nombre”, se acordaba de mi cara que nos habíamos visto dos segundos, me presenta y me dice "hablá con Fabiana Segovia, (su productora, hoy gran amiga mía), ella te va explicar". Él se va, pasa por un costado, le agradecí y vuelve sobre sus pasos y me dicen: “no me agradezcas, tengo demasiado olfato”.
¿Qué fue lo primero que produjiste?
-Volví a La Plata, sin saber y me costó que se me caiga una idea, hasta que vi en la tele al cura Juan Carlos Farinello estaba en la escuelita de fútbol en la villa de Quilmes trabajando con los chicos e hice una micro producción con los nenes, profesores y que cierre con Diego cantando el tango El Sueño del Pibe. Me hice un guion realizado por mí y con todas las voces de los nenes que en ese entonces soñaban ser como Martín Palermo, me fui a la radio un jueves, hablé con Fabiana, grabé el off y el operador me grabó todo lo pensado. El 28 de enero de 1999 por primera vez salí al aire, tengo esa imagen patente de estar tirada al lado de la radio y escuchar la presentación de Víctor Hugo. Fue increíble, me emocioné mucho.
¿Y en qué momento empezaste a meterte en el equipo deportivo de Competencia?
-Noviembre de ese año 1999 y comenzó de una forma muy rara. En esa época le entregan un premio a Pelé por tantos goles un día viernes y el sábado fui a “Por Deportes”, estaba en el control y escuchó que Víctor Hugo dice al aire, le dieron el premio a Pele por tal tema y no era exactamente lo que narraba él y con el dedo le hago que no, una insolente. Me ve y me dice “me equivoqué, pero acá esta Viviana Vila que sabe más del tema", pasé el estudio y nunca más lo dejé porque me invitó y comencé a leer gacetillas deportivas. Así estuve alrededor de dos años y un día me dijo sino le hacía las conexiones de Estudiantes y Gimnasia en La Plata, le dije que no porque no me animaba.
"El 28 de enero de 1999 por primera vez salí al aire, tengo esa imagen patente de estar tirada al lado de la radio y escuchar la presentación de Víctor Hugo"
¿Cuándo se pierde ese miedo?
-En febrero, un día que estábamos en la radio y me dijo “nena la semana que viene comienza el torneo” y agregó algo muy claro “esto es esclavizante, no hay día, no hay horario, no hay feriado, podes tener ganas de no ir y tenes que ir. No te va a dar más plata, sino queres ir está todo bien, ahora si crees que no tenes con que hacerlo te estas equivocando”. Desde ahí, no paré.
¿Por qué tanta admiración por Víctor Hugo?
-Porque es el ser más coherente que hay en esta profesión. Además, es muy generoso, humilde, un gran dador de oportunidades, esta como Diego diez segundos de resto todo el tiempo e impresiona su talento, su decir, hay poca gente que llene el aire cuando abre la boca y el llena todo el aire en el lugar que esté y eso me parece que es una cualidad que no tiene mucha gente. Es ético coherente, buena gente. Un combo ideal.
Sobre Víctor Hugo Morales: "es el ser más coherente que hay en esta profesión. Además, es muy generoso, humilde, un gran dador de oportunidades".
¿En qué momento de tu vida te llega la oportunidad de trabajar en Fútbol para todos?
-En un buen momento. Me acuerdo que estaba caminando cerca de mi casa, me suena el teléfono y era Marcelo Araujo. Fue muy impactante, el diálogo fue un minuto, me comenta que querían incluirme a trabajar como comentarista en el torneo que arrancaba a los diez días. Lo primero que hice fue pensar de forma negativa, uno de los problemas de mi vida es que veo el vaso vacío, me cierro y le dije enseguida que no podía porque nunca lo hice, le dije primero probame y me dijo “no tengo nada que probar, ¿podes venír mañana a hablar conmigo?”, le respondí que sí y me pasó como con Víctor Hugo, yo estaba en La Redonda (FM 100.3 – La Plata), me llama y dice vas a venir, si, pero dentro de tres horas. Me esperó y cuando llegué me dijo "yo quiero que seas comentarista y vamos a incluir un campo que será Angela Lerena y como sé que trabajas con Víctor Hugo en las designaciones te voy a buscar un partido para que se te choquen". Yo siempre pensando que no podía, pero me dijo si quería mañana hay un partido y si podía ir a la cabina para observar. Fui, miré cómo se movían las indicaciones porque yo mina de radio y al domingo comencé en la cancha de Argentinos, para hacer el equipo de La Paternal – Unión.
¿En qué cambió en tu vida?
-Me dio una exposición que yo no tenía, con todo lo que conlleva y le agregué un trabajo más a mi vida. En ese momento eran cuatro y con muchos viajes, pasé a esperar en la madrugada en Retiro un micro, poner un despertador a la madrugada para que me pasen a buscar para ir a Aeroparque, bajar de un avión e ir preparando un partido para Continental y todo criando un niño de seis años. Es más, el cumple de mi hijo en mayo y cuando llegan las designaciones el día de su cumpleaños me toca irme a Mendoza, había que irse porque yo lo críe sola a mi nene y yo no podía pedir cambio de partido porque entendía que no correspondía.
Siempre remarcas el maltrato, ¿dónde comenzó, con Víctor Hugo o la exposición de la Tele? ¿En algún momento dijiste no sigo más?
-Hubo dos momentos. Ni bien entré en la tele, fue abrupto y hoy miro para atrás y muchas veces quise justificar ese maltrato. Era un horror de mi parte. Ni bien entré, trabajé con un relator que me expuso mucho en ese partido, no me gustó y quizás después me haya dado cuenta que fue adrede y me sentí muy incómoda. No comenté bien, porque yo me di cuenta y fue terrible la gente conmigo, ese fue el primer cachetazo. Me quise bajar una vez, porque era feo y un compañero me dijo que estaba loca, que utilice el espacio, seguí estando y que no me merecía bajarme. Entonces opté por encerrarme, sufrir e intentaba mejorar, pero me recuerdo tantas veces queriendo decir cosas al aire y no la decía por la mirada del otro, hoy no me pasa.
Sobre el maltrato: "Me recuerdo tantas veces queriendo decir cosas al aire y no la decía por la mirada del otro. Hoy no me pasa".
Y en la radio en 2003, también pasé un momento espantoso que viví, fue en La Plata cuando estaba embarazada con 25 kilos más y a punto de parir, y cada vez que iba a la cancha de Gimnasia me hostigaban sin parar, hacía campaña en mi contra y había un presidente que tuvo en sequito de gente que me maltrató públicamente y personalmente. Nadie podía decir que yo era capaz de hacer las cosas de las cuales me acusaban, fueron muy violentos conmigo y generaron un germen de gente que sigue siendo. La pasé mal siendo tan respetuosa como soy con los dos equipos, cuando yo voy a trabajar, no tengo sentimientos, no me importa nada.
¿Quién fue el Presidente?
-Juan José Muñoz, pero no era él solo. Era una gran cantidad de gente también.
¿De qué te acusaban?
-Que era una irrespetuosa con la historia del club, que decía cantos ofensivos cuando iba a trabajar, que no quería a la gente de Gimnasia, y como yo estaba embarazada y no podía subir ni a la cabina, necesitaba una credencial para que me acompañe alguien y me decían que yo abusaba para robar una entrada. Son momentos jodidos que la pase muy mal.
¿Te imaginabas que lo iba a echar a Víctor Hugo de Continental?
-Sí, sabía que iba a suceder. En enero de 2016 lo echan a él, conocido el hecho como fue que no lo dejaron entrar, todo fue tan patético y terrible. A la semana me sacan a mí a través de un llamado telefónico de un abogado de la radio, me largo a llorar y habló por teléfono con Víctor Hugo y me dijo otra frase que me marcó: “Hoy no lo vas a entender, entiendo que estés triste, pero en una semana te vas a dar cuenta que, por tu forma de ser, no hubieses podido convivir con esta gente, porque son de otra calaña”. A la semana me di cuenta y me dije que suerte que no estoy con esta gente y con un ser despreciable como el gerente que nos echó a todos y que destrozó Continental. Estuve 17 ahí, fue muy triste.
¿En Fútbol para Todos cómo se dio la salida?
-En la tele sabía que era eso lo que venía viendo, aunque interiormente con la nueva gestión tal vez puedo seguir haciendo algo. Se enferma mi papá, le estaba teniendo la mano en el Hospital Italiano sabiendo que se estaba muriendo, suena el teléfono y fue un productor de Fútbol para Todos con el cual compartí la charlas, vino, cenas, risas y la historia de mi vida y por teléfono me echó mientras le comentaba lo que le estaba pasando a mi papá. Eso no me lo olvidó más. Al mes, dije lo mismo, qué lindo que no estoy con esta gente y hoy celebro no trabajar con determinadas personas.
"Hoy celebro no trabajar con determinadas personas"
¿Veías el camino que iba a terminar privatizado el fútbol?
-Sí, porque se está rematando y entregando el país, porque no el fútbol. Es parte de eso.
Te pasan dos cosas duras juntas, el fallecimiento de tu papá y te echan de dos trabajos, ¿Con el periodismo dijiste hasta acá llegué?
-No, pero no me imaginaba para donde iba seguir. Me dolió, me dio bronca, lo puse más filosófico y dije hay un espacio de la mujer que se perdió, ya la tele no pone a otra figura femenina a comentar. Yo tengo una lucha muy fuerte por el feminismo. Pero con dos trabajos menos, no dudé ni un día de lo que yo era y quería en la vida. Y si estoy tan feliz es por no haber dudado ni un día en mi vida. Por haber puesto a toda esa gente que me maltrató en un hermoso sitio al cual le deseo lo mejor y yo estar en otro sitio.
Al tener la posibilidad de estar en el Mundial con la cadena Telemundo y ganándote el título de ser la primera mujer en comentar una cita ecuménica, ¿Qué fue lo primero que se te vino a la cabeza? ¿Y estuvo ese miedo qué te corrió ante cada propuesta o dijiste me lo merezco?
-Nunca me digo eso, con el tiempo puedo decirme me lo merezco. Cuando me llamaron no lo podía creer, dije “qué loco todo esto” y me dio mucho miedo porque luego del contacto me invitaron a Miami a comentar un partido, Manchester United vs Chelsea y no sabía cómo era. Me fui a lo de un amigo Walter Vargas, que es un genio y como un hermano, y le digo a él que comentaba fútbol internacional y le digo qué hago con esto, el me lo minimizó. Fui y me fue bien. Yo creo, que la posibilidad de estar en el Mundial, me lo mandó mi papá, porque yo no lo busqué, fue impensado para mí. Antes de irme a Ezeiza (emoción), fui a ver las cenizas de mi papá y le pedí que me de mucha fuerza, mucha luz, que cuando volvía a la primera persona que iba a a ver era a él. Cosa que hice claramente. Me dio bronca y puteo porque no lo vio, porque hubiese disfrutado mucho.
Marcaste una historia siendo la primera mujer en comentar una cita ecuménica, ¿cómo te fuiste preparando con todo esto que te tocaba de costado?
-Todo me pasó en días, desde que me convocan hasta que mi hijo Valentino me dio el impulso para que vaya. Cuando digo que sí, digo por donde empiezo a estudiar un Mundial, pero tengo un sobrino muy futbolero que mira todo y le dije si tengo alguna duda te preguntó a vos. Ese fue mi primer apoyo, mi primer ayudante. Lo que hice fue armar dos carpetas, con las 32 selecciones y junto al mapa comencé por lo más grande, cómo se clasifican cada confederación, de qué manera juega cada equipo, los entrenadores y después me dieron la lista de partidos que me iba a tocar. Traté de minimizar todos los errores, fui de lo más bruto al dato más chico. Así estuve dos meses, no hacía nada, solamente todo era para el Mundial, me invitaban a hacer algo y yo decía tengo que estudiar el Mundial.
¿Cuál fue el partido que más disfrutaste?
-El primero que me tocó, lejos, que fue Croacia-Nigeria. Ahora no me preguntes porque, pero estaba más tranquila que ahora. El entorno de Telemundo es espectacular, todos teníamos las condiciones para que brillemos, por eso me sentía contenida y fue divino. Al relator lo conocí dos días antes, pero cuando comenzó el partido yo estaba como si hubiese estado con mis amigos. Por suerte, hice 13 partidos.
En Rusia, ¿En qué momento se te vino el viejo a la cabeza?
-Lo más fuerte fue cuando llegué a acreditarme, porque cuando me la dieron pensé en que él se moriría por verla, por leerla. Sin dudas, se la hubiese regalado a él.
Una vez dijiste: “No sos buena gente, sino sos feminista”, ¿Me explicas por qué?
-Me lo explicó mi inmenso amigo Fabián Salvioli, que fuera de nuestra profesión tiene las mismas características que te di de Víctor Hugo. Él es el primer y único argentino Presidente del Comité de los Derechos Humanos de la Naciones Unidas, es orgullo. Se encargó de detallarme la crueldad que viven las mujeres en el mundo y me hizo ver que, si no estabas entendiendo ese padecimiento, no eras buena gente, por eso la frase.
¿Qué opinas de la militancia?
-Me parece respetable, va en coherencia con lo que cada uno piense y es una forma de plasmar lo que uno siente y hacerlo visible. Es un trabajo social, es un lugar de encuentro con gente que piensa como vos, de combate y como creo en las pasiones, aunque yo no milite, aquellos que lo hacen deben tener pasión por esa causa que está defendiendo, entonces me parece buenísimo.
¿Crees de las batallas ganadas culturalmente?
-Sí, claro.
¿Qué opinas de la Ley del Aborto?
-Es una necesidad que se dicte la ley, porque es una práctica que se da y hay que legalizarla. Cuando se dice “aborto si, aborto no”, se busca desinformar, y como es verdad que se mueren más las pobres, a muchos no les interesa eso. Me dio mucha vergüenza ajena el debate en el Senado, con personas que no saben leer y manejan tu vida, ellos digitan nuestras vidas y nosotros no lo vemos. Me encanta no coincidir con toda esa gente, me gustan las grietas, no quiero todos del mismo lado. El tratamiento de los medios, como todo lo que se está tratando fue un show patético. Estamos ante un momento desgraciado de los medios de comunicación y de quienes trabajan en ellos.
"Me gustan las grietas, no quiero todos del mismo lado"
¿Cómo ves el momento que está transitando la Educación Pública?
-Es la primera vez que la veo así de mal en todos estos años de carrera, porque ahora no hay una decisión política de financiar las universidades, las Investigaciones y de no crear nuevas universidades. Quieren privatizar, achicar y hacerlo exclusivo. Igual a mí no me asombra, yo esperaba que esto ocurra y yo creo que lo que viene es peor, por eso no me asombra. La Universidad, debe ser pública y gratuita, siempre. Y no es como dijo la Gobernadora, todos llegan a la Universidad, pero hay mucha gente que si fuese privada como ellos quieren no podrían ir.
¿Cómo está la Facultad de Periodismo de La Plata?
-Yo la veo bien, mientras esté abierta, libre, abierta, andando y sobreviviendo a estos momentos Neoliberales. Veo muchos pibes empujando. Pero por mi exigencia le exprimiría mucho más carácter y elevaría muchos más el nivel todo el tiempo, para que estén preparados para estos momentos y lo que viene va hacer peor según juzgo yo, porque en esa selva va a ganar quien más preparado esté. Siempre hay que contagiar pasión y curiosidad por la profesión, sin eso esto es difícil.
¿Háblame de tu hijo Valentino?
-Es lo mejor que me pasó en la vida. Antes del fallecimiento de mi papá, él era el que me desprendía lágrimas. Es un ser maravilloso, buena gente y tiene como niño pre-adolescente (14 años), cuestiones en su cuerpo que parecen interesantes, defiende mucho lo que siente y lo que piensa. Que sea cuestionador y combativo lo va ayudar en la vida. Siempre le pido perdón por la vida loca que he tenido de horarios y de haber estado ausente. Él, jamás me reprochó nada, por eso es inmenso porque nunca se enojó, al contrario me ayudó, yo digo que es mi mejor productor.
En tu carrera, por la mano que te dieron, ¿qué importancia tienen tu mamá y tu hermana?
-Muchísima, porque cuando yo me iba sábado y domingo o hacer Copa Argentina durante la semana, se quedaban con ellas, le daban de comer, lo acompañaba y lo llevaban a donde él tenía que ir. Mirá sino son importante.
Remarcaste la palabra soledad, ¿Es algo que te repercute mucho en tu vida?
-En mí se me hizo una forma de vida (emoción), estoy en un momento de mucha felicidad y cuando miró para atrás todo lo que hice, fue sola. Cuando me iba a Moscú, me fui sola a ver gente que nunca había visto en mi vida y me acuerdo que antes de irme le dije a esa amiga que me acompaño a lo de Victor Hugo, “Adriana me voy sola a Moscú, ¿Qué hago?”. Ella me mira y me dice: “Cuándo estuviste acompañada”. Me hizo dar cuenta que todas las cosas las enfrente siempre sola. Yo hasta los seis años, viví con el papá de mi hijo y después él no quiso hacerse cargo de Valentino. Yo tuve que batallar con la falta de amor de un padre hacia un hijo y con el maltrato de él. Salir de todo eso fue muy difícil, pararse de todo eso fue difícil y me fui haciendo una coraza y en esa coraza yo no dejó entrar a nadie.
"Tuve que batallar con la falta de amor de un padre hacia un hijo y con el maltrato de él"
Mirando hacia atrás, ¿de qué te arrepentís?
-Es difícil. Yo quería tener tres hijos varones, no los tuve y un poco me arrepiento, pero la vida hubiese sido un poco más difícil. Me arrepiento no haber comenzado a cantar en un escenario para cantar de más chica y cada vez que mi hijo me vio sufrir o lo hice sufrir. En lo profesional cuando entré en la tele, de haber sido tan débil ante la crítica del otro.
¿De qué disfrutas?
-De mi hijo y que siempre fui libre y que ni un día dejé mis principios y renuncié a mis banderas, jamás traicioné a nadie
Viviana Vila es…
-Una mujer que después de mucho recorrido se siente plena y feliz; y que busca su completud porque siempre hay cosas que nos faltan, pero está en el camino que uno elige. Hoy Viviana es una mujer que distingue y elige, que camino recorrer, con quien, donde estar y como pensar.