Mató a un ladrón con su auto y ahora es concejal
Daniel Oyarzún, el carnicero que en 2016 persiguió a dos motochorros y aplastó a uno de ellos, asumió como edil en el Concejo Deliberante de su ciudad
Daniel Oyarzún tomó trascendencia pública en 2016 cuando persiguió con su auto a dos motochorros que asaltaron su carnicería, aplastó a uno de ellos y le provocó la muerte. Cuatro años después del hecho, Oyarzún se encuentra en el mundo de la política de la mano de Juntos por el Cambio y esta semana asumió como concejal en el distrito bonaerense de Zárate.
Cabe recordar que, por el episodio protagonizado en 2016, Oyarzún debió enfrentar un largo proceso judicial acusado por “exceso en la legítima defensa”, aunque un juicio por jurado popular lo consideró “no culpable” y fue absuelto en 2018. A partir de allí, comenzó a incursionar en la política local de su distrito, alineado en las filas del macrismo local, con la lucha contra la inseguridad como bandera.
“Por los comerciantes que sufrieron la inseguridad en Zárate, sí juro”, fue incluso la frase con la cual el ahora concejal decidió asumir su cargo en acto de jura.
Oyarzún encaró su camino en la política encolumnado detrás del referente de JxC en Zárate, Marcelo Matzkin, quien responde al ex ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo. Matzkin se mostró contento con la llegada del carnicero al Concejo Deliberante y tras felicitarlo aseguró que “transformó su dolor y angustia en fortaleza para luchar por la libertad de los vecinos que trabajan y sufren la delincuencia en Zárate”.
Cabe recordar que el brutal episodio protagonizado por el carnicero se dio en pleno proceso iniciático de la era Cambiemos en el gobierno, cuyo programa de gestión incluía terminar con “el garantismo” y la “impunidad para los delincuentes”. El hecho perpetrado por Oyarzún provocó un fuerte revuelo al instalar una vez más “la justicia por mano propia” en la agenda política y mediática, y con un macrismo indulgente con aquellos que cometían actos de violencia en nombre de la “seguridad”, tal como quedó reflejado en el caso Chocobar.