¿Qué está pasando en el panorama político argentino que la figura principal de la oposición, CFK, decide correrse de la escena y el resto del arco político argentino baila al ritmo de su nueva fórmula? ¿Estos movimientos reflejan lo que los argentinos quieren o son producto de acuerdos entre cúpulas?

No se puede descansar ni el fin de semana

Como la ex presidenta nos tiene acostumbrados, el sábado 18 de mayo, los argentinos nos desayunamos con que ella no será candidata a presidenta y que el candidato de su espacio es Alberto Fernández. Ríos de tinta corrieron después. Ejemplos históricos como la Argentina del 73 con eslogan como Cámpora al gobierno y Perón al poder; definiciones políticas como de jugada magistral o jugada desesperada; transmutación política de Alberto Fernández en Cristina Fernández de Kirchner; claudicación absoluta de la ex presidenta, etc. Durante las dos últimas semanas nadie fue prescindente, todos tuvieron que opinar al respecto de la nueva fórmula.

El peronismo republicano y sus consecuencias

El actual y gobernador electo Schiaretti, quizás por miedo a perder el protagonismo logrado en las semanas anteriores con su triunfo en la provincia de Córdoba,  convocó apresuradamente a las figuras del peronismo federal para evitar fugas hacia el viejo/ nuevo espacio consolidado con la candidatura de Alberto Fernández . Sobre todo, temiendo la fuga de su principal aliado, Sergio Massa. Lavagna planteó que él era el candidato de unidad de este espacio o no participaba. Para llenar ese vacío se convocaron a Tinelli, Scioli, el socialismo santafesino, Margarita, entre otros. No solamente al peronismo republicano sino que se invitaba a todos aquellos espacios políticos que no eran el kirchnerismo - peronista.  El acuerdo podría llegar a “colgar” a la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires de la boleta presidencial de este espacio. Se ve que lo “republicano” significa oposición a la sombra del oficialismo. Una alquimia que pretende elegir la mejor performance electoral de cada espacio. Una especie de Frankenstein con la austeridad socialista, la honestidad de margarita, la sonrisa de la gobernadora, el maquiavelismo de Pichetto , el humor de Marcelo Tinelli y el cordobesismo de Schiaretti. ¿Será creíble un espacio político con esas diversidades?

Los radicales faltan a la boda

Pobre ex ministro Lavagna, parecería que su perfil de economista exitoso es inversamente proporcional a su perfil de político. Porque político no es sólo ser una figura mediática, gozar de determinado prestigio, sino saber articular un espacio que represente a distintas expresiones políticas y que tenga algún ascendente en el electorado argentino. Es decir, no sólo creer que uno es un candidato exitoso, sino también serlo. En las últimas semanas ha perdido la mayoría de sus apoyos; sobre todo los radicales, que acaban de decir que no se van de Cambiemos, ni pretenden PASO para enfrentar al presidente. Los últimos golpes provinciales les marcan que están bien con el espacio que el PRO les dio. El ex ministro se queda sin su principal apoyo. Como en la película de Clint Eastwood, Puentes de Madison,  los radicales como la protagonista Meryl Streep, miran con cariño a Lavagna pero se van en la camioneta del PRO.

Cambiemos, siempre lo mismo

El actual presidente es candidato a la relección desde el primer día de su primera presidencia. ¿Por qué? Porque la reelección, votada en la constitución del 94, obliga al presidente en mandato, a ser reelegido.  O por lo menos eso es lo que dicen algunos analistas políticos.

Pero a pesar de la obligación tautológica, de ser presidente y tener que ser candidato, parece que  los sectores sociales que vienen apoyando los diversos triunfos de Cambiemos en el 2015 y 2017, “el círculo rojo”, quiere que el candidato del espacio sea la gobernadora de la provincia de Buenos Aires. El presidente resiste estoicamente a las presiones, y argumenta con un marco de realismo, si no es él, nadie garantiza la victoria… Claro, además de ganar elecciones hay que gobernar, pero eso parece pasar por otro plano menos importante de la realidad. Lo cierto es que Cambiemos, parecería no cambiar nada para las próximas elecciones. ¿El votante de Cambiemos, tendrá la tenacidad del presidente, y volverá a elegir a esa fuerza? 

¿Y el electorado cuenta?

En todas estas hipótesis de trabajo en donde se experimentan candidaturas para ganar la elección, la pregunta principal es ¿estos tejes y manejes representan en realidad lo que los argentinos quieren? Los acuerdos electorales muchas veces no responden a las necesidades del electorado argentino y solo parecen buscar la prosperidad en las urnas. Por eso, cualquier candidato se alía a otro, tenga poco o mucho que ver con él para ganar la elección, o promete cosas que no tienen nada que ver con su espectro ideológico.

La única modificación sustancial, y en el sentido de lo que la opinión publica pide para las próximas elecciones nos parece que es la fórmula Fernández – Fernández.

Dicha Formula  propone la confrontación consecuente a la política económica aplicada por el macrismo representada en la figura de la ex presidenta, y una capacidad de diálogo y negociación con todos los sectores sociales y políticos encarnada en la persona ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Seguramente, muchos sectores del electorado massista que en el 2013, 2015 y 2017 se sintieron por fuera de la propuesta kirchnerista-peronista, se sentirán interpelados por la fórmula F-F. No importa ya si Sergio Massa, cierra o no con la fórmula Fernández-Fernández, sino que las demandas de lo que representaba se sintetizan en dicha fórmula. Por decirlo de otro modo, lo que representaba Massa, como reclamo de muchos sectores sociales y políticos, empieza a ser sintetizado en esta nueva fórmula.

*Licenciado en Sociología, Doctorando en Ciencias Sociales, Docente de la UBA. Twitter:@Pablolopezfiori