“Flaco reaccioná, es Cristina, todos nosotros somos pares”. Quizás sin buscarlo del todo (quizás sí), Mayra Mendoza expuso como nunca antes con ese fragmento, enunciado el viernes pasado en el programa “El Triángulo de Hierro”, en Gelatina, cómo ve la dirigencia de La Cámpora al gobernador de Buenos Aires. La discusión por el PJ escaló al punto de hacer estallar un inesperado conflicto entre la propia CFK y Kicillof, y la intendenta de Quilmes, vocera calificada de las posiciones del cristinismo, puso blanco sobre negro en torno a lo que el núcleo K espera por parte de la mayor autoridad institucional que tiene el peronismo: adhesión irrestricta a los comandos de La Jefa. Una actitud que, por caso, lo hubiera llevado el año pasado a una candidatura nacional y al riesgo de, como expresó Máximo Kirchner, tener que volver al llano para seguir construyendo desde donde le tocara en caso de una derrota más que posible.

El debate resulta interesante no tanto en clave de analítica retrospectiva de la novela pejotista ya finalizada, sino en clave de futuro para el peronismo. Varias aristas se desprenden de las declaraciones de Mayra Mendoza: ¿tienen el mismo peso específico las figuras de un dos veces gobernador, probado en las urnas y la gestión, que las de los dirigentes de la mayor organización política del país? ¿Hay dirigentes de La Cámpora que puedan representar lo que Kicillof ya demostró en cuanto a potencialidad electoral? Tanto Kicillof como la dirigencia camporista, ¿están donde están sólo por las oportunidades que les abrió CFK o cuánto pesan las trayectorias personales de cada uno? ¿Tiene Kicillof derecho a reclamar cierta autonomía en su propio despliegue antes las decisiones, no siempre acertadas, de CFK? ¿Tiene La Cámpora derecho a exigirle obediencia ante la indiscutida principal líder del campo nacional y popular? Con la incógnita permanente sobre el retiro electoral o no de CFK, ¿puede aspirar el peronismo a una conducción que integre a estos factores en una nueva dinámica con otras jerarquías?

Durante el último mes, cada reunión, cada asado, cada mesa política del universo peronista estuvo atravesada de una u otra manera por esta discusión. Diagonales se lanzó a un experimento sin pretensiones de lograr una exhaustiva representatividad, pero con la vocación de construir un reflejo variopinto de las opiniones de esas bases. Una decena de militantes y dirigentes de todo rango jerárquico y de distintas pertenencias y territorios respondieron a las mismas preguntas: Kicillof y la dirigencia de La Cámpora, ¿son pares?; ¿Por qué sí, o por qué no?; ¿Tiene legitimidad Kicillof para hacer cuestionamientos y mostrar cierta autonomía frente a la conducción de CFK, o debe ordenarse 100% bajo esa conducción como plantean desde La Cámpora? Los resultados dejaron un saldo mayoritario: cansancio y confusión frente a una pelea que no se entiende, y una división de opiniones que será todo un desafío para la recomposición hacia adelante.

RESPETEN LOS RANGOS (INSTITUCIONALES)

Una arista de la discusión pasa por el peso del lugar que ocupa institucionalmente cada uno de los campamentos. La opinión de un dirigente sindical del mundo ferroviario sintetiza esa cuestión: “La dirigencia de La Cámpora y Kicillof hoy no son pares, más allá de la cuestión generacional, por varias cosas. La primera  es la responsabilidad institucional que tiene Axel, sin dudas la más importante del peronismo a nivel nacional, que es conducir la PBA. Reeligió y está piloteando un barco dificilísimo, con un Gobierno nacional que lo ahoga presupuestariamente”. Una militante platense suma en la misma dirección: “me parece que no sería lógico pensar que tienen el mismo peso y que son pares. Kicillof ha ganado su legitimidad ganando dos veces la PBA, conduciendo y manteniéndola políticamente ordenada, que no es fácil”.

Desde el ámbito universitario, un docente y periodista matiza esa perspectiva con otro elemento: el armado de una organización propia. “Después de Cristina es evidente que la sucesión está en Axel, que es el tipo que tiene la mayor responsabilidad institucional y que ha ganado con el voto popular en la PBA. Sin embargo, hay algo de lo que adolece, que es una organización partidaria nacional que pueda expresar sus intereses de manera vertical y leal en los distintos territorios. Eso es algo que Cristina en los últimos años ha sabido construir. La Cámpora no es otra cosa que el partido de CFK, que defiende sus intereses en las distintas localidades y es una de las pocas organizaciones a nivel nacional que logra combatir al provincialismo. El PJ y el peronismo se han convertido en una serie de provincialismos vecinalistas de terruño que evitan discutir un proyecto nacional. A diferencia de eso, La Cámpora tiene una coherencia en su intervención y sus posicionamientos ideológicos”, sentencia.

Un importante dirigente político de mucha cercanía con Máximo Kirchner intenta mirar el conflicto desde afuera: “Es un quilombo de ellos. Y en esa lógica, yo comprendo lo que Mayra le dice a Axel, vos estás donde estás porque todos nos rompimos el alma por eso, Cristina te puso ahí, y entiendo que lo sienta como ingratitud. No se si haría lo mismo, pero lo entiendo. El problema es que quizás Axel empieza a prefigurar que para ser candidato a presidente tiene que diferenciarse de Cristina. Es fuerte que no la haya bancado para el PJ. Es una discusión interna de un espacio y la tienen que resolver ellos”.

Una funcionaria bonaerense que se encuadra en el esquema del gobernador aporta una mirada interesante: “Creo que cualquier kicillofista podría coincidir con esa afirmación sobre la paridad. Desde la perspectiva del gabinete militante todos caminan los territorios. Hay igualmente una suspicacia de Mayra de sugerir que Axel se cree más que el resto, y cierto infantilismo en el cual muchos dicen lo mismo. Pero podría coincidir con que son pares, todos somos militantes”.

Desde un distrito del conurbano que no se cuenta particularmente entre los alineados con Kicillof, un funcionario deja una opinión picante desde su percepción del territorio: “Kicillof y la dirigencia de La Cámpora no son pares. Uno fue votado dos veces para gobernar la provincia, los dirigentes de La Cámpora son piantavotos, son una minoría intensa que ocupa lugares gracias a CFK. Nadie niega que son un sector de la militancia importante, pero al vecino de a pie, ya sea por realidad o manija mediática, La Cámpora le genera rechazo. En los municipios que gobiernan, excepto contadas excepciones, tuvieron que camuflarse porque la orga genera lo anteriormente expuesto. Así que por eso no, no son pares”.

RESPETEN LOS RANGOS (POLÍTICOS)

La discusión puede abordarse también en relación al peso político del gobernador y la dirigencia camporista, una vertiente en la que inevitablemente se cuela la dimensión de CFK, a partir de haber quedado identificada como conducción de la orga. “CFK está por encima de Kicillof y la dirigencia de La Cámpora. Me parece que ese es el punto de partida para empezar a pensar la discusión, y que se demostró en la interna del PJ, donde Kicillof intentó tensar un poco la correlación de fuerzas y nadie más que Quintela y sectores residuales del peronismo salieron a levantar la mano para oponerse a Cristina. Partimos de la base de que ella está por encima de todos”, aporta un docente universitario cercano a la organización de Máximo Kirchner.

El dirigente ferroviario antes citado agrega otro argumento a su opinión de que no hay paridad entre Kicillof y La Cámpora: “En términos políticos, creo que lo que representa Kicillof al interior del peronismo no lo representa ningún dirigente de La Cámpora. Hoy hay vastos sectores tanto del movimiento obrero como de la política en general que ven en Kicillof el futuro del peronismo”. En otro municipio del conurbano un militante territorial suma en ese sentido: “Kicillof tiene toda la legitimidad. Dos veces gobernador, ni una muestra de corrupción. Los primeros años de mandato le costaron por no pertenecer a la estirpe bonaerense y mucho menos a la del conurbano, pero empezó solito una campaña desde el comienzo del macrismo y le ganó por afano a Vidal”.

Un dirigente político que tiene línea directa con el núcleo K opina que “hay una realidad y es que el único liderazgo político y popular en la gente es el de Cristina. Lo que ella genera en el pueblo no lo genera nadie, más allá de que Axel también sea un compañero muy querido. Es merecida la presidencia de Cristina en el PJ, es la única que tiene esa espalda y su discusión hacia adentro del peronismo es la más pertinente, esto de que Milei es como el yogurt que se vence y que hay que dejar parada una propuesta. Y su planteo va contra los peronistas del centro y los colaboracionistas que dilapidan la posibilidad de mostrar que el peronismo enfrentó a Milei”.

Una trabajadora bonaerense de un área conducida por una importante figura de la organización de Máximo Kirchner deja una opinión desde su particular posición: “yo me siento parte protagonista del Gobierno de Kicillof y él me genera esperanza y expectativas. Cristina tiene que ser una estrategia para acumular, pero no puede ser lo único. Por otro lado, la jugada del PJ es espectacular, aunque la forma haya sido poco estratégica y con el sello de La Cámpora. Es positivo en términos políticos para el campo popular, y Axel se tenía que posicionar. No tenía costos haciéndolo y pagó más costos por no hacerlo”.

LEGITIMIDAD, LEALTADES, TRAICIONES, AUTONOMÍA Y SOMETIMIENTO

Un fondo de la cuestión pasa por la legitimidad que tiene cada sector para plantear lo suyo, Kicillof sus diferencias, La Cámpora sus llamados al encuadramiento, y cómo son recibidas en la orilla contraria esas argumentaciones. “Hay una emboscada en la pregunta por la legitimidad de Kicillof de hacer cuestionamientos, es una falsa dicotomía que por no acatar 100% seas un traidor, me parece reduccionista ese plano de la discusión y que no lleva a ningún lado”, esgrime una funcionaria kicillofista, y agrega: “Axel es una persona leal y ordenada al espacio, a CFK, a los años vividos, al legado de Néstor, lo intenta dejar claro todas y cada una de las veces. Pero también lo han llevado al punto de plantear algún grado de autonomía, el reduccionismo está en que sea una cosa o la otra. La idea de que si no acatás 100% todo ya estás del otro lado es complicada y se está planteando un poco en esos términos”.

“La dirigencia de La Cámpora conduce una agrupación que perdió legitimidad hacia la militancia, esmerila cada año que pasa su propia masa por la forma de conducir que tienen. Algunos tendrán más relevancia que otros porque gobiernan intendencias. Desde el 2011 quisieron forjar a la fuerza el sometimiento de la mayoría del campo nacional y popular a sus objetivos específicos. Intentaron atomizar para someter y salió mal”, sostiene un militante territorial de otra importante organización del peronismo que cuenta muchas idas y vueltas con la de Máximo Kirchner. 

Entre quienes alertan sobre los últimos movimientos del gobernador, el principal planteo es criticarle el dejarse llevar por “el club de jubiladores” que hace años intenta desplazar a la ex presidenta. “CFK está por sobre todos, Axel está por sobre el resto por el cargo que ocupa y el rol que ha tenido, y quienes conspiran contra la idea de Axel presidente no son sectores del kirchnerismo, que son los que lo pusieron donde está, sino los sectores que siempre fueron anti K y que se acomodaron detrás de Quintela. La candidatura de Quintela era una herramienta para obturar la posibilidad de Axel presidente 2027”, deslizan desde una facultad de la UBA. “Por todos lados se cuela la discusión de los actores que quieren jubilar a Cristina desde el día que se murió Néstor y no lo logran, que se vayan a jubilar ellos”, aporta en esa línea un dirigente que participó en más de una mesa “Cristina presidenta del PJ Nacional”.

También en esa dirección opina un militante de Patria Grande, el espacio de Juan Grabois: “se plantea un Axel vs. La Cámpora o CFK, y es algo más amplio que eso. Hay sectores que vienen colgándose de Axel para bajarla a Cristina y a la conducción de La Cámpora, sectores del PJ que hoy están un poco representados por Quintela. Axel tuvo una actitud no del todo leal de desmarcarse y no tomar posición en esta interna que se generó, pero de todas maneras la concepción de Patria Grande es apoyar a Axel como el mayor candidato de cara a lo que se viene por ser quien está gobernando la mayor provincia del país, y a Cristina como quien ordene el juego dirigiendo el PJ”.

No faltan tampoco quienes vuelven sobre las decisiones pasadas y recientes de CFK y La Cámpora para plantear una necesidad de renovación en las lógicas del peronismo. “La conducción de CFK está en duda hace tiempo. Ya no se le cuestionan las formas sino sus decisiones, que son mucho más equívocas que sus formas. Vos podes hablar mucho, pero si políticamente la pegás, la pegás. Ahora, todas las últimas decisiones fueron malas y no hay un reconocimiento de eso. No saben correrse un poco para dejar lugar a que otros jueguen, y vuelven con más fuerza a la lógica del leal/traidor”, sentencian en un distrito bonaerense.

En esa línea opinan desde otro municipio del conurbano: “Lealtad no es obsecuencia. La Conducción SÍ se equivoca, y más aún si no corrige. Hoy el gran problema del peronismo es que CFK hacia afuera no gana, pero hacia adentro nadie le gana. Después de casi 20 años de su primera victoria es hora de que algunas cosas cambien, por las buenas o por las malas. De lo contrario Kicillof está condenado a ser un nuevo Alberto Fernández. Si La Cámpora quiere despegarse tardíamente del gobierno de Fernández, necesita hacer una severa autocrítica del rol que jugó. Cuando vieron que el rumbo no era el esperado podrían haber entregado ANSES, PAMI, YPF, AFIP, el Ministerio del Interior y tantos otros lugares. No lo hicieron. Son corresponsables del gobierno que por infinidad de errores parió a Milei”.

En un ministerio bonaerense sostienen que “la estrategia de poder de La Cámpora está en crisis, y eso va más allá de Axel y esta discusión interna. Si cualquiera que pone un pero ya es visto como que está en contra de Cristina, eso tiene patas cortas, no genera consenso, no genera mayorías. Axel ganó autonomía, está a la par para discutir con la dirigencia de La Cámpora. Se lo comió a Máximo y tuvo que salir Cristina a defender sus posiciones”. Una militante territorial platense suma a ese planteo: “Axel puede cuestionar lo que quiera, porque habla desde un espacio propio, que es parte de un frente más grande pero tiene su propio sistema. El problema es salir a repetir los mecanismo que nos llevaron hasta acá y que le hacen creer a La Cámpora que puede conducir así, revoleando órdenes a todo el mundo”.

CONDUCIR EL FUTURO

El debate que se instaló en torno a la conducción del peronismo resulta lógico luego de la catastrófica derrota política y electoral contra Milei. El regreso de CFK al centro de la escena, luego de sus numerosas declaraciones instando a que otros tomasen el bastón de mariscal y que ella ya no sería candidata a nada, abre importantes preguntas a futuro. ¿Jugará o no electoralmente? ¿Cómo debería ordenarse el peronismo si no lo hace?

Un joven dirigente de trato directo con la ex presidenta aporta una mirada: “una discusión que hay que dar es cómo se va a construir una lógica política con un liderazgo que no ejerza los cargos institucionales más importantes del país, cómo el peronismo construye un espacio político potente, incluyendo todas las discusiones, con un liderazgo en el medio que no ejerza los cargos más importantes. Porque el único liderazgo con la gente es el de CFK”.

Un dirigente sindical propone una salida retomando a Perón: “No creo que el concepto sea de un cuestionamiento de Axel a la conducción de Cristina. Ella es la dirigenta más importante que tiene el peronismo en la actualidad, sin lugar a dudas. Pero me parece que la derrota política y electoral que sufrimos el año pasado nos abre una oportunidad de construir algo así como un “perón colectivo”, poder materializar lo que dijo Perón en su último discurso, “mi único heredero es el pueblo”. Creo que es un buen momento para aprovechar y construir una conducción colectiva, claramente con el rol protagónico de Cristina. Es utópico quizás, pero va a ser la mejor forma que tengamos de minimizar los errores”.

PERONISMO Y CONFUSIÓN

En la ronda de consultas de Diagonales por un espinel variado en lo político, lo partidario y en la procedencia de las opiniones, el rasgo mayoritario, junto a la división de posiciones ya en extenso expuesta, fue la confusión y la incomodidad frente a una pelea que las bases no quisieran estar presenciando. “Personalmente creo que esa es una disputa que no es nuestra, en todo caso responde a la historia de militancia de ese espacio, pero no creo que sea la discusión principal del campo popular, creo que lo principal es ordenarnos para que termine el martirio que significa para los que somos trabajadores este Gobierno. Perdón pero estoy medio out de esa pelea”, se justificaba una dirigente política de un importante distrito de la PBA por no responder a la consulta de este medio.

“Estuve en el acto de La Plata y me quería ir, me dio vergüenza, le pegó más Axel que a Milei, eso a mí no me interpela”, sentencia otra militante bonaerense. “Yo entiendo y comparto el dolor que se expresa desde La Cámpora por la actitud de Axel de no bancar a Cristina para el PJ. ¿Cómo Cristina va a pensar que alejándose de ella van a ampliar?”, aporta del otro lado de la discusión un dirigente encumbrado de otra importante organización del peronismo.

La respuesta de un jóven militante de La Cámpora, que a su vez trabaja para un ministerio bonaerense haciendo base en un distrito del conurbano, sintetiza en gran medida los sentires de las bases que Diagonales recogió en su búsqueda: “Son las mismas preguntas que me estoy haciendo y no tengo del todo claras. Estoy medio alejado de la militancia y la orga, un poco por esto, así que la verdad si tengo que responder no tengo una lectura clara de esto que está pasando y decidí alejarme un poquito para ver desde afuera. No estoy para responder estas preguntas, pero quizás te sirve mi testimonio de confusión”. 

Será la tarea y el gran desafío de la dirigencia del peronismo saber escuchar a sus bases en el estado de cansancio y confusión que hoy se extienden. Si el objetivo es ordenar y enderezar el peronismo, tal vez la discusión interna entre los dos actores más queridos y representativos de esas bases haya sido y pueda seguir siendo un paso necesario en un proceso. Si se enquista, no se resuelve y se transforma en un estado permanente, sólo se profundizará el desorden y el distanciamiento entre representantes y representados. La experiencia reciente del fracaso del FdT y el lugar en ello de la interna que fracturó su gobierno casi desde el inicio debería encender alarmas. La conformación de listas para el 2025 está a la vuelta de la esquina, y la paz interna aún no asoma en el horizonte.