Bullrich juega fuerte con Jorge Macri, mientras Larreta ata la sucesión a su estrategia nacional
Patricia se metió en territorio ajeno y pidió “un candidato del Pro” para la Ciudad. Mauricio ya había hecho lo mismo un mes atrás. Larreta resiste la presión y sigue jugando a dos puntas, con el acuerdo con la UCR en el horizonte y con un outsider y aliado histórico como Lousteau esperando en la recámara.
Si algo le faltaba a Juntos por el Cambio era trasladar también sus internas a la Ciudad, distrito que controla sin sobresaltos desde hace 15 años consecutivos. La presidenta del Pro, Patricia Bullrich, se metió en territorio ajeno y declaró este martes públicamente su apoyo a Jorge Macri como candidato a suceder a Horacio Rodríguez Larreta, tal como ya había adelantado este medio que sucedería.
“Voy a trabajar fuertemente para que el próximo jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires sea del Pro. Son momentos para encarar cambios profundos con orden y austeridad, con la decisión de bajar los impuestos”, dijo Bullrich a través de un posteo en sus redes sociales, que acompañó con una foto que la muestra junto al intendente de Vicente López en licencia y actual ministro de Gobierno porteño.
La foto entre Jorge y Patricia fue interpretada por sectores del larretismo como una intromisión en territorio ajeno, dado que el propio Rodríguez Larreta todavía no pronunció una sola palabra en voz alta sobre sus preferencias respecto a quién debería sucederlo en la capital a partir de 2023.
El Jefe de Gobierno, por ahora, mantiene abierta sus opciones. Por ahora, según confirmaron a Diagonales varias fuentes vinculadas a la sucesión, su idea es abrir el juego de las candidaturas, pero sin volcarse sobre ninguna. Esa decisión, si es que la toma, estará atada a su principal interés, que pasa por competir como candidato a presidente de Juntos por el Cambio en 2023, por encima de Bullrich y del propio Mauricio Macri.
En esa ecuación entra Martín Lousteau. “Guga” ya se bajó hace rato de la discusión nacional y apostó todas las fichas a la Ciudad, con el aval de Larreta. En ese acuerdo local pesa uno más amplio, nacional, con la UCR. El costo de que el Pro pierda por primera vez la capital a manos de otro partido es aceptable siempre y cuando el sillón de Rivadavia esté reservado para él. Pero ni Mauricio ni Patricia piensan lo mismo, y esa tensión volvió a cobrar fuerza esta semana, sumando aún más tensión entre los tres.
En ese tira y afloje, Larreta juega a la ambigüedad. Un ejemplo fue la cumbre ambiental de alcaldes C40, la semana pasada. Buenos Aires fue la sede y recibió a mandatarios de las principales urbes del mundo. Tanto Lousteau como Jorge Macri tuvieron su propia foto con el Jefe de Gobierno.
La situación es muy similar a la que se dio en 2015, cuando Mauricio Macri cumplió sus dos mandatos constitucionales y se lanzó a la presidencia. Primero dejó jugar a Gabriela Michetti, declarándose prescindente, para luego decantarse públicamente (y fuerte) por Larreta, que ganó la interna. Esa elección, vale recordar, se definió por un pelo: hubo segunda vuelta y el desafiante fue el propio Lousteau, quien más tarde recibiría el consuelo de la embajada norteamericana.
PLANTAR BANDERA
Para más tensión, Bullrich sumó un comentario nada congraciado sobre la gestión en la Ciudad, que recordó a sus viejos cruces con Larreta cuando ocupaba el Ministerio de Seguridad nacional y pedía desalojar los acampes en 9 de Julio con represión. “Estoy convencida que vamos a poder sacar los escollos que tiene la Ciudad. Jorge, si te animás a que no tengamos más la avenida de Mayo tomada…”, disparó.
La provocación no es nueva. Hace un mes, el legislador porteño Juan Pablo Arenaza, uno de los dirigentes de mayor confianza de Bullrich, se fotografió junto a otros cinco compañeros de banca a manera de advertencia: el mensaje fue que si los cruces a nivel nacional con Larreta cobrasen otra dimensión, estarían dispuestos a retirarle la mayoría automática en la Legislatura. Fue una forma de presionar por recursos, como trascendió en su momento, pero también de plantar bandera en la capital.
Arenaza ya se había mostrado junto a Jorge Macri en un café de Boedo hace dos semanas atrás, lo que hacía prever que la foto con Patricia estaba a caer. La presión se fue acumulando y si bien Jorge Macri intentó postergar el posteo de ayer, porque entendió que era apresurado, no hubo forma de evitarlo.
“La relación con Horacio sigue siendo muy buena, pero ahora le toca mediar con temas con este”, dijeron desde el entorno del dirigente.