Dinero, espías y macrismo encubierto: el trasfondo de la salida de Posse
A lo largo de los casi seis meses de gestión en la jefatura de Gabinete, Nicolás Posse pasó de ser el cuarto integrante de la mesa chica del poder presidencial a terminar en el ostracismo. Su relación con su “amigo” Javier Milei, con “el Jefe” Karina, y todas las tensiones que en las últimas horas destaparon una interna infernal.
Lo que desde el viernes pasado era un rumor se confirmó con el comienzo de la semana, mientras Javier Milei ya estaba en el avión presidencial rumbo a los Estados Unidos para hacer su cuarta gira en el país norteamericano desde que asumió. La salida de Nicolas Posse de la jefatura de Gabinete fue festejada por varios dentro del elenco de la Libertad Avanza (LLA).
La enemistad de Posse y los enojos con varios integrantes del Gabinete tuvieron un punto sin retorno. Lo que había comenzado con la suba de sueldos de casi el 50 por ciento hace unas semanas para todo el elenco de funcionarios nacionales y determinó la salida del secretario de Trabajo Omar Yasin, por lo bajo alertó tanto al presidente Milei como a su hermana y secretaria de la Presidencia Karina de que Posse estaba detrás de la medida.
Además de Yasin, debió renunciar el exsecretario de Transformación del Estado y Función Pública, Armando Guibert, un funcionario muy cercano al saliente jefe de Gabinete. Los trascendidos hablan de una mentira de Posse sobre este hecho, intentando desligarse de este fuerte desliz que afectó la imagen gubernamental.
Otros episodios que marcaron la tensión de Posse con otros ministros, tuvieron que ver con su conflictiva relación con la titular de la cartera de Capital Humano, Sandra Pettovello. Ambos son amigos del Presidente pero los encontronazos llegaron a un punto de no retorno.
Los altercados de Posse con Pettovello tienen un trasfondo que fue la gota que hizo rebalsar el vaso: los servicios de Inteligencia, controlados por el excompañero de Milei en la Corporación América de Eduardo Eurnekian.
Las sospechas del presidente y de su hermana eran que “los fierros” de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) se usaban en contra de Pettovello. Estas presunciones de espionaje al corazón del Gabinete y de la mesa chica de LLA determinaron la eyección también del titular de la agencia Silvestre Sívori. Era sobre todo Karina la que se quejaba de los movimientos “autónomos” de Posse en esta área.
Las primeras advertencias se diseminaron cuando Posse le habría indicado a Pettovello que sabía que la exproductora televisiva pasaría unos días en Punta del Este, una información totalmente personal y confidencial: “Pasala lindo”, habrían sido sus palabras. Ante la repregunta de Pettovello sobre cómo lo sabía, Posse solo atinó a sonreir.
Desde el equipo de la titular de Capital Humano indican a Diagonales que “no tienen información” sobre esto, pero los rumores de que fue la punta del ovillo para mirar de reojo a Posse son contundentes.
Esto no era un secreto ni para Milei ni para Karina, pero no les parecía mal. Lo que molestó finalmente fue cuando este sistema de espionaje de propios dejó de ser eficaz y quedó reducido a los intereses individuales de Posse, quien tenía un vínculo muy aceitado con William Burns, director de la CIA.
Hay otras señales del equipo chico de Milei que indican que el espionaje llegaba hasta el entorno más íntimo de la presidencia. Sívori, el “buche” de Posse, tiene un prontuario cercano con la primera plana del macrismo y se estima que todavía mantiene ese contacto directo.
Cabe recordar el currículum de Sívori en la función pública. Trabajó con Guillermo Dietrich en la Ciudad de Buenos Aires, cuando tenía un cargo como abogado en la Dirección General Técnica Administrativa y Legal de la Subsecretaría de Transporte. Luego, Sívori dio el salto junto a Dietrich a la Nación durante la presidencia de Mauricio Macri.
Hay más puntos de intereses y vinculaciones cruzadas. Dietrich cenó la semana pasada en un restaurante del centro porteño junto a Federico Sturzenneger, ideólogo de la Ley Bases y el “próximo” ministro a designar por parte de Milei para seguir con el plan de reformas y desregulaciones de la administración pública.
Otra figura de renombre que juega su propio partido que también se alegró por la salida de Posse es Victoria Villarruel. La vicepresidenta era una de las que más resquemores presentaban por el manejo de Posse y Sívori sobre la AFI.
Desde el entorno de Posse esperaban que quien lo reemplazó finalmente como jefe de Gabinete, el exministro de Interior Guillermo Francos, jugara en tándem con el saliente funcionario por las más de dos décadas de trabajo conjunto en el ámbito privado. Pero no lo hizo.
En el esquema de la puja de Posse con Karina Milei, Francos era un supuesto aliado. Nada de eso sucedió. Se partió en los hechos lo que Posse consideraba que era el ala “política” del Gobierno. La orden de Milei para que Francos tomara la conducción del Gabinete fue más fuerte que cualquier pasado compartido.
Además de los desencuentros por el uso discrecional de la AFI, las miradas recaen sobre Posse por los fondos reservados del organismo.
Este dinero que manejó el exfuncionario, de acuerdo a algunas fuentes a las que accedió Diagonales en la última semana, tuvieron llegada a ciertos operadores mediáticos, legisladores que votaron en favor de la Ley Bases, y para el sistema comunicacional de trolls en las redes sociales que apoyan al gobierno “libertario”.
Otra caja onerosa que manejaba la jefatura de Gabinete era el de las empresas del Estado, por donde se giraba esa pauta encubierta. Cabe mencionar que Posse quiso quintuplicar su salario por sus “honorarios” como parte del directorio de YPF. Nuevamente Karina Milei, y también el asesor estrella de Milei, Santiago Caputo, se plantaron por este tema.
Ya eran muchos detractores, Posse no aguantó.