El dilema Vidal enciende la interna en Juntos por el Cambio
La ex Gobernadora es, al mismo tiempo, la mayor solución y el mayor problema en todo JxC. Santilli construye su candidatura y se acerca a Carrió, con apoyo de Larreta. Los referentes bonaerenses no quieren un candidato porteño, y crecen las chances de una interna. El peronismo no oficialista asoma la cabeza. Encuestas para sazonar la ensalada
Se acercan las elecciones, y la temperatura de la coalición opositora va subiendo con el paso de las semanas a niveles que hacen imaginar un clima tropical para el invierno entrante, de esos caracterizados por tornados y huracanes. El epicentro, como generalmente ocurre en los comicios de medio término, será la provincia de Buenos Aires, pero los alcances de las posibles tormentas amenazan también a la CABA y al corazón mismo de Juntos por el Cambio. Y es que, si no se destraba la tensión que va creciendo lentamente en relación a las candidaturas para el principal distrito electoral del país, el riesgo de implosión por la imposibilidad de acordar conecta a los principales referentes del espacio y tiene fecha de vigencia hasta 2023 inclusive.
La discusión opositora, a pesar de expresarse principalmente en territorio bonaerense, lo desborda y tiene que ver con una recomposición más profunda del espacio político que gobernó la Argentina entre 2015 y 2019. Justamente, es a partir de balances diferentes sobre esa experiencia de gestión y sus huellas en el presente que se conforman al menos dos líneas claras y opuestas sobre dónde debe posicionarse la oposición y cómo debe hacer política, no tanto para colaborar con la gobernabilidad y el sostenimiento del sistema político argentino, sino para lograr representar política y electoralmente a quienes están en contra del Gobierno. Halcones o palomas, duros o dialoguista, radicalizados o negociadores, existe ya un abanico de posibilidades para nombrar a cada uno de esos bandos, que encuentran de un lado la conducción del ex presidente Mauricio Macri y la presidenta del PRO Patricia Bullrich, y del otro al Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, y las otras dos patas de la alianza JxC, expresadas en la líder de la Coalición Cívica Elisa “Lilita” Carrió, y los principales referentes del radicalismo.
La mirada excede también las legislativas de este año, y tiene como principal preocupación la consolidación de liderazgos y una alternativa política que intente recuperar el gobierno del país en 2023. Pero parte del problema que, a diferencia del peronismo cuando abandonó el poder en 2015, la oposición actual no salió del gobierno hace dos años llevándose las mismas armas para dar la batalla desde el otro lado del mostrador, ni con los liderazgos tan claros. Primera diferencia: el 41% de los votos que sacó JxC en las presidenciales de 2019 tienen una base de sustentación mucho más efímera que las cientos de miles de personas que acompañaron a CFK el 9 de diciembre de 2015 en la plaza de mayo antes de dejar el poder, que la acompañaron en su primera presentación en Comodoro Py en 2016, o que explotaron cada instancia de presentación de su libro Sinceramente en 2019.
Ambos liderazgos no son homologables, sencillamente por el capital político acumulado por cada uno. A pesar de tener ambos un alto rechazo en cualquier encuesta que se mire, CFK nunca pudo ser estructuralmente cuestionada en un peronismo que tuvo que aceptar su apertura de brazos para sumarse al FDT que ella diseñó, sencillamente por ser la depositaria del afecto popular que se cuenta en votos. Como contra cara, difícilmente Macri pueda hoy presentarse públicamente en cualquier lado sin recibir repudio de gran parte de la sociedad, y nadie se atrevería a decir que los votos que fueron suyos no pueden serlo también de otros referentes como Vidal o Larreta.
Eso lleva a la segunda diferencia: el peronismo que hoy gobierna se fue de todo lugar decisivo de gobierno en 2015, y tuvo que reconstruir su plataforma y su oferta política totalmente desde el llano. Juntos por el Cambio, al contrario, conservó en 2019 su cuna de poder en la CABA y su renovación, tanto de línea discursiva como de liderazgos, empezó a tallarse desde ese lugar de gestión, pandemia y necesidades de acuerdos con el oficialismo mediante, erigiendo a Rodríguez Larreta como figura central. En este escenario, todo está abierto para la oposición de cara a las elecciones de este año y fundamentalmente para 2023, y los chispazos que salen de los roces entre las distintas posturas cada vez tienen más chances de generar algún incendio.
MARÍA EUGENIA VIDAL: ¿PROBLEMA O SOLUCIÓN?
La llave para destrabar ese problema y el candado que hoy lo mantiene firme y creciendo tienen, aunque suene contradictorio, un mismo nombre: María Eugenia Vidal. La ex Gobernadora tiene en su decisión sobre su candidatura la posibilidad de ordenar todo el mapa de JxC, o de poner todo en cuestión. Y por ahora nadie sabe cuál de esos caminos elegirá. Luego de una intrascendente presentación de su libro, recuperó cierta centralidad a partir de una serie de entrevistas donde lanzó la bomba de que quiere ser presidenta en 2023, y volvió a llamarse a silencio en los últimos días, en los que habría viajado a EEUU según insinuaron ayer por la noche Javier Calvo y Romina Manguel en la pantalla de A24.
La cuestión es que en la oposición nadie discute que Vidal es la mejor candidata para la principal de las batallas, aquella de la que fue protagonista y que torció el rumbo de las elecciones en 2015: la provincia de Buenos Aires. Una encuesta de CB Consultora que midió a mediados de mayo a los tres nombres más en danza para la PBA, Vidal, Santilli y Jorge Macri, la posicionó primera en las preferencias de los encuestados. La ex gobernadora registró un 46,9% de imagen positiva, un 50,4% de imagen negativa y tan solo un 2,7% de desconocimiento entre los bonaerenses consultados. Su piso electoral según el sondeo es el más alto de los tres, alcanzando el 22,3%, y también su techo es el más alto, llegando a un 46,1%.
Más allá de esos números, su liderazgo en la provincia es indiscutido, y una eventual candidatura suya dejaría tranquilos los bonaerenses de JxC, principalmente a los Intendentes, que se alinearían sin problemas detrás suyo. Jorge Macri repite hasta el cansancio cada vez que puede que Vidal es la mejor candidata del espacio para la provincia, y ayer lo reiteró en una entrevista en el programa de Romina Manguel en A24. El lunes había sido el turno de Néstor Grindetti, quién también erigió a la ex gobernadora como candidata, esta vez en la pantalla de TN. Para los jefes comunales nucleados en el Grupo Dorrego, una presentación de Vidal les evitaría la confrontación con Diego Santilli y los daños eventuales de las esquirlas cruzadas que seguramente volarán si no queda otro camino que ese enfrentamiento.
El panorama para Vidal y, por ende, para todo JxC, presenta tres posibilidades: El mejor de los mundos sería, tal como se viene describiendo, la presentación de la ex mandataria en la Provincia y el alineamiento de toda la fuerza que generaría detrás suyo. Eso despejaría además el escenario en la CABA, donde Patricia Bullrich encabezaría la oferta de JxC, y patearía para 2023 la discusión por la sucesión de Mauricio Macri, dejando a cada actor bien parado en su terreno. El mayor riesgo de esta opción lo corre la propia Vidal, puesto que una segunda derrota consecutiva con el peronismo (escenario probable y que está haciendo dudar a la ex gobernadora), la devaluaría fuertemente de cara a sus aspiraciones para 2023.
El segundo escenario, intermedio en su nivel de conflicto interno, sería que Vidal decida no presentarse como candidata este año y apueste a conservar sus posiciones en la opinión pública de cara al 2023, sin arriesgar su capital político en unas elecciones que ya se configuran más belicosas que de costumbre. En ese caso, la interna nacional de JxC quedaría un tanto postergada para el momento de las presidenciales, y el conflicto se centraría en el territorio bonaerense donde dos sectores que parecieran estar del lado dialoguista, los Intendentes y Santilli/Larreta, deberían acordar o dirimir sus diferencias en unas PASO.
Pero si se da la tercera posibilidad, a saber, una presentación de Vidal como candidata en la CABA, el alcance del conflicto interno en la oposición puede no tener límites. Porque el eje de los halcones está decidido a no relegar sus posiciones, y prácticamente la única carta que tienen en sus manos es la candidatura de Bullrich en la CABA. Una interna Vidal-Bullrich aceleraría la discusión por la renovación del espacio de cara a 2023, enfrentando al eje macrista con la estrategia de Larreta y Vidal. Y, al mismo, tiempo trasladaría ese conflicto a la provincia obligando a los Intendentes a enfrentar a Santilli, y a elegir entre hacerlo alineados a Macri-Bullrich o en una neutralidad difícil de sostener.
Peor escenario posible para la oposición, que se contaría las costillas en público allanándole el camino al oficialismo, esta es sin embargo la alternativa que mejor parada podría dejar a Vidal en caso de ganar esa interna porteña. La ex gobernadora quedaría internamente como la indiscutida ganadora, independientemente de cómo salgan los comicios en general, y podría elegir en 2023 presentarse para Jefa de Gobierno o incluso discutir con Larreta las presidenciales. Ahora, si Vidal elige ese camino, detona todas las bombas al interior de la oposición, y encima pierde una interna con Bullrich (escenario que no pocos manejan hoy en día), su derrota sería aún más catastrófica que perder por segunda vez consecutiva en provincia. Y con ella perdería Larreta, fortaleciendo a Macri para el 2023.
En JxC nadie quiere internas, pero nadie las descarta. Tanto en Provincia como en CABA, dirimir las diferencias internas con el voto popular conllevaría un desgaste en extremo riesgoso para la oposición, y le quitaría la posibilidad de enfocar todos los cañones contra el oficialismo durante la campaña para las PASO (más larga que entre las internas y las generales). Pero, por cómo están distribuidas las piezas en el tablero opositor, quizás no quede otro camino.
SANTILLI Y EL PERONISMO
Con el dilema Vidal planteado, el otro gran foco está puesto en qué va a hacer el vicejefe porteño Diego Santilli, cuyos movimientos no pueden escindirse de la estrategia que piensa Larreta, y cómo reaccionarán a esto los Intendentes bonaerenses. "Voy a hacer lo que mi espacio me pida. Fue lo que decidí cuando acompañé a Horacio por un segundo mandato y sabía que no podía seguir (en la Ciudad). Si me espacio me lo pide, voy a estar" declaró ayer en LN+. El tándem porteño no tiene una reelección en la CABA como alternativa conservadora, y está obligado a avanzar en su búsqueda por mayores posiciones de poder al interior de la coalición. Desde allí se explican los movimientos del “colorado”, que desde principio de año visita a los Intendentes amarillos llevando patrulleros porteños de regalo, y se postula internamente como posible candidato no solo este año, sino fundamentalmente para gobernador en 2023.
Recientemente pareciera haber ampliado su marco de alianzas frente a este objetivo, a partir de las reuniones que se conocieron entre él, Larreta, Vidal, y Elisa Carrió, pata fundamental de JxC y con históricas aspiraciones en la PBA. Una fórmula Santilli-Carrió, potente por donde se la mire, es una posibilidad que va cobrando espacio en los análisis políticos de los medios. Otro acercamiento del vicejefe de gobierno porteño se dio la semana pasada y tuvo como partener a un peronista como él, Emilo Monzó. Ambos compartieron un almuerzo en la sede del Gobierno porteño que recién trascendió en estos días, y coincidieron en la necesidad de ampliar el espacio opositor lo máximo posible. El origen peronista de Santilli podría posicionarlo mejor que a otros candidatos de cara a este objetivo en el territorio más hostil para JxC en la provincia: la tercera sección electoral, imperio peronista donde reinan los votos de CFK.
Monzó, por su parte, ya avisó que quiere competir en una interna como candidato a diputado nacional, y el lunes pasado lanzó una bomba a futuro en una entrevista con Carlos Pagni: “Quiero ser Gobernador en 2023” afirmó, justificando su deseo a partir de sus años de “recorrer la provincia”. Pero esa no fue su única declaración picante. El ex titular de la Cámara de Diputados afirmó que Macri no debería buscar su reelección, y que el espacio opositor debería repensarse para resultar competitivo y presentar una oferta realmente diferente a lo que hay hoy y lo que fue la coalición entre 2015 y 2019. Para ese posible nuevo espacio, Monzó nombró dirigentes de un amplio abanico como Lousteau, Urtubey, Larreta, Uñac o Cornejo, corriendo el eje de lo partidario hacia un planteo de “renovación generacional”.
Habrá que ver cómo se toman esa idea en el PRO, donde más que renovación parece estar operando un reciclado. Y cómo se tomará el propio Santilli el deseo de Monzó de ser Gobernador, y los dichos del ex diputado que, en consonancia con los Intendentes del Grupo Dorrego, expresó que la provincia necesita construir sus propios candidatos y abandonar el permanente condicionamiento de los espacios nacionales o de la CABA a la hora de definir sus candidaturas. Por ahora, los peronistas de JxC parecen confluir en la misma estrategia para el 2021, y que el propio devenir del escenario político ordene las cosas para 2023.
INTENDENTES Y NÚMEROS
“De los (peronistas) que están hoy en Juntos por el Cambio, está Joaquín (De la Torre). Emilio (Monzó) no está en la mesa de JxC, mesa que armó María Eugenia” disparó como si estuviera respondiendo a esa reunión peronista Jorge Macri anoche en la entrevista en A24. Y es que, de todos los Intendentes del Grupo Dorrego, el jefe comunal de Vicente López es quién más aspiraciones y más proyección tiene para pensar en una candidatura a la gobernación dentro de dos años, y quien más afectado se vería por un cruce de la General Paz de Santilli. “Para mí no está buena esta lógica de la Ciudad de seguir pensando que en la provincia no podemos pensar soluciones para la provincia. No me deja cómodo. Hoy somos 58 Intendentes, somos fuerzas políticas maduras, con mayoría en el Senado de la Provincia, con muchos dirigentes, ex Intendentes. Los candidatos en provincia los va a elegir la provincia, sea quien sea, pero no los elige otro partido, como la provincia no le dice a la CABA a quién elegir” remató Macri.
Para el primo del ex presidente, la opción es la candidatura de Vidal. Minutos antes y minutos después de la declaración anterior, Macri ensayó por duplicado otra argumentación para justificarla. Planteó que, desde su perspectiva, los candidatos para las legislativas de este año deberían ser dirigentes que no ostenten en la actualidad ningún cargo público, porque toda la energía de quienes tienen que gestionar en contexto de pandemia debería estar puesta única y exclusivamente en eso. Gestionar y no hacer campaña. Hasta se animó a postular a Carrió o al propio De la Torre, mostrando que cualquier opción que tapone a Santilli le cierra con un moño. Pero quedó atrapado en su propia encerrona cuando le preguntaron si iría a una interna con el vicejefe porteño: “si es necesario porque llegamos a la conclusión de que hay que defender una postura provincial, sí. Creo que no debería ser la primera opción de ninguno de los que tenemos cargos ir este año a una elección”. En Vicente López creen que no afectaría a la imagen de Macri en los vecinos del distrito una eventual candidatura este año, con el consecuente abandono de la intendencia, por la alta aceptación que tiene su figura y el hecho que este es su tercer mandato.
Esa “postura provincial” que Jorge Macri intentará hacer prevalecer en la rosca por las candidaturas es la del grupo de Intendentes de JxC que, como le expresaron a Diagonales desde el entorno de uno de ellos, no quieren porteños en la provincia. Sin embargo, cada vez parecieran jugársela menos contra la opción de una interna entre un candidato propio y uno porteño, y ante la consulta de este medio sobre esa posibilidad algunos de los jefes comunales más importantes del Grupo Dorrego prefirieron esquivarla o el silencio.
Quizás el salto del “colorado” a la PBA esté tomando cada vez más fuerza, a partir de la incógnita de Vidal, el apoyo de Larreta, y las encuestas que el vicejefe porteño dice tener a su favor. En la medición de CB Consultora antes mencionada, Santilli es el segundo referente de JxC con mayor aceptación, apenas detrás de Vidal y unos puntos por encima de Jorge Macri. El porteño ostenta un 45,1% de imagen positiva, un 37,3% de imagen negativa y un 17,6% de desconocimiento, con un piso electoral del 13,5% y un techo del 41,4%. El bonaerense, por su parte, marcó una imagen negativa algo superior a la positiva, 38,7% contra 37,9% respectivamente, y un mayor desconocimiento con el 23,5%. Su piso electoral sería, según esa encuesta, del 11,7%, y su techo del 35,1%. En Vicente López dicen tener números propios que muestran una tendencia inversa, pero no los difunden.
Así las cosas en la coalición opositora, a dos meses del cierre de listas todo pareciera seguir dependiendo de la decisión de Vidal. Si la ex gobernadora termina inclinándose por no presentarse como candidata en provincia, se abre un abanico de conflictos posibles que habrá que ver hasta donde puedan escalar. Lo único que parece seguro a esta altura es que la rosca no pasará sin dejar sin dejar heridos.