El único hospital de salud mental del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) tiembla ante el ajuste del Gobierno Nacional, que días atrás había deslizado la presunta marcha atrás del plan de “reestructuración" del Hospital Laura Bonaparte pero ahora avanza con todo contra el centro médico. Tras las medidas de desplazamiento de los pacientes, en las últimas horas tomó cuerpo el cese de las internaciones y los trabajadores reclaman contra el desfinanciamiento de la institución, una de las únicas en su tipo en todo el país.

El Bonaparte pende de un hilo. La información difundida en los últimos días sobre el presunto “triunfo” de la comunidad médica sobre las políticas de ajuste nacionales probó contundencia relativa: el Ejecutivo no avanzará con el cierre del organismo, pero su reestructuración está a la orden del día luego de lo firmado por el ministerio de Salud que conduce Mario Lugones, que plantea una drástica reducción de recursos para la institución y abre un escenario incierto en el escenario de la salud pública nacional.

Así, en las últimas horas, el Gobierno dispuso la derivación de todos los pacientes de las guardias a otros centros médicos, entre ellos el Hospital Borda; hecho que generó la resistencia de las personas bajo atención. Junto a ello, las autoridades dictaron la interrupción de los ingresos a internación y enviaron a representantes del ministerio de Salud al centro médico para revisar en detalle los informes, estudios y estado de situación general de la institución antes de su “reestructuración”.

En este marco, lo que el Bonaparte tiene en el horizonte es su eventual reconfiguración como centro de salud, lo que implicaría menos recursos y, por ello, una notable disminución en la capacidad de atención a la comunidad que hoy por hoy detenta el hospital. Cabe recordar que la institución recibe a cientos de personas que se atienden semana a semana y actualmente le brinda empleo a unos 660 trabajadores, entre profesionales de la salud y personal de la institución.