La “fila del hambre” que ridiculizó a un Gobierno insensible e improvisado
Pettovello se hizo la picante la semana pasada cuando dijo que recibiría uno por uno a quienes tuvieran hambre, pero hoy no dio la cara. Miles de personas acudieron en paz, sin cortar calles y con el hambre a cuestas ante un Gobierno que los ninguneó. Por improvisado, por insensible o ambas.
Seguramente Sandra Pettovello no imaginó el jueves pasado, cuando salió a las puertas del Ministerio a robar cámara con acting tan poco creíble como el mensaje que dejó, que sus palabras le volverían tan rápido para dejarla en ridículo. “Yo voy a atender uno por uno a la gente que tiene hambre, no a los referentes. ¿Chicos, ustedes tienen hambre? Venga de a uno que les voy a anotar el DNI, el nombre, de donde son y van a recibir ayuda individualmente”, dijo muy campante la titular de una de las principales carteras del Gobierno ante el reclamos de las organizaciones sociales. Cuatro días después, con dos de preaviso, decidió no dar la cara frente a las decenas de miles de personas que hicieron fila desde Retiro a Constitución, sin cortar la calle, sin micros y no enormes columnas de las organizaciones. En la agenda de la ministra, una recorrida por zona oeste resultó más prioritaria. El Gobierno de Javier Milei ninguneó así una vez más un reclamo legítimo y urgente que surge de los barrios, y al que esta vez no pueden correrle el foco hablando de las formas de la protesta.
Es probable que Pettovello huyera de aquello a lo que convocó días atrás simplemente por el hecho de no tener ninguna respuesta para dar. La improvisación viene siendo una marca del nuevo Gobierno y la ministra evidentemente continuó esa tendencia con sus dichos la semana pasada. Pettovello, que acumuló el mérito de ser Licenciada en Ciencias de la Familia y asistente personal del Presidente en sus momentos desborde para llegar a un superministerio central para la vida de los argentinos, recibió esta mañana un primer gran golpe político quedando en ridículo frente a sus propios dichos.
El Plan Motosierra arrancó por los de abajo. Frente al 29,7% de inflación en alimentos en diciembre, primer mes de gestión de La Libertad Avanza, que completó un 251,3% de aumento de precios en ese rubro a lo largo del 2023, la respuesta del Gobierno fue cortar de cuajo toda asistencia alimentaria a comedores populares, merenderos y organizaciones territoriales que hacen llegar esa comida a los barrios. “Hay muchísima de gente asistiendo a los comedores, si hace unos meses había 80 o 100 personas en un comedor hoy tenés 200, se duplicó la demanda y frente a eso tenemos menos alimentos. Al día de la fecha el Gobierno no ha dado un solo paquete de fideos” explica a Diagonales Ramiro “Vasco” Berdesegar, dirigente de la CCC y la UTEP, desde donde se motorizó “la fila del hambre”, la respuesta que hoy dieron en la calle las organizaciones y vecinos a la bravuconada de Pettovello.
El dirigente puntualizó que hay un “universo de 50.000 comedores registrados en el registro nacional de comedores populares que tiene el Ministerio. El año pasado 4.5 millones de personas las que iban a comedores, eso ha recibido creo pesos de asistencia en lo que va del Gobierno”.
LA FILA, ENTRE LA NECESIDAD, LA ESPERANZA Y LA BRONCA
Pasadas las siete de la mañana, cientos de personas comenzaron a llegar a las inmediaciones de Carlos Pellegrini y Juncal, donde esperaban que una ministra ya avisada de la convocatoria los recibiera. Decenas de carteles, pancartas y banderas identificaban a los comedores y merenderos de los barrios que se acercaron pedir ayuda para poder seguir alimentando a los que no tienen nada, y ahora también a los que cada vez tienen menos y caen en la necesidad. La convocatoria no tuvo los elementos que la derecha siempre critica para evitar hablar del fondo de los reclamos. No se veían micros, ni enormes columnas de organizaciones, ni gente encapuchada o con palos, no tampoco se veían muchos niños a pesar de estar en fecha de vacaciones. No hubo cortes de calle y las guardias pretorianas que Bullrich exhibió afuera del Congreso brillaban por su ausencia al no ser necesaria ninguna contención de la fila interminable, aunque los medios hablaran del reclamo de “los piqueteros”.
Para las once de la mañana, el acumulado de gente sentada en la vereda una detrás de otra llegaba hasta Constitución, superando las treinta cuadras de largo. Las opiniones oscilaban entre la esperanza y la bronca, elementos medulares del pueblo argentino. “Me gustaría que ella vaya a los lugares carenciados donde hacemos los merenderos y vea la necesidad que hay, porque nosotros podemos estar acá pero ella no conoce la realidad” dijo Hilda, de Florencio Varela, en relación a Pettovello, y completó “no creo que me pueda atender, pero las esperanzas están”.
Rubén, de Esteban Echeverría, resaltó la cantidad de gente que suma día a día a los comedores en los barrios y resaltó que “somos pacíficos, venimos en paz a pedir comida, nada más”. Ante la consulta sobre los dichos de la ministra, Rubén no esquivó el bulto: “te soy sincero, soy un tipo de barrio, nos está boludeando. No sabe lo que pasa en los barrios, no ha caminado ni siquiera una cuadra de tierra para saber qué necesita la gente”.
Estela también llegó a la Capital desde Florencio Varela con expectativas de ser recibida por Pettovello. “Pienso que la ministra sí nos va a dar una solución, pienso que sí nos va a atender uno a uno, vamos a estar acá hasta que nos atienda”. Mientras Estela contaba su historia a Diagonales, Pettovello recorría la zona oeste, bien lejos de las miles de personas que la esperaban, y estaba a minutos de anunciar que no los recibiría. Jonathana, de Constitución, lo sabía y se despachó contra la ministra: “hoy esta demostración no es porque le creímos, sino que queremos que ella demuestre que realmente quiere atendernos uno por uno. Pero como pueden ver, la tipa se borró, no está acá. Acá estamos demostrando nuestra necesidad, estamos por alimentos, es lo mínimo para la dignidad de un ser humano, un plato de comida”.
Vanesa, del merendero “Los últimos de la fila”, destacó el rol social y comunitario que cumplen los comedores y las organizaciones que hoy se acercaron al centro porteño en busca de una respuesta. “La situación es muy angustiante en los barrios, no llega ninguna ayuda a los merenderos desde Nación, y nosotros lo que prestamos es un servicio a la comunidad. Nos entristece mucho, porque van jubilados y muchas familias a retirar tanto las viandas como las meriendas”. Escéptica, consideró que “no sé si nos va a recibir, pero nosotros necesitamos una respuesta, porque lo único que queremos es ayudar a la comunidad”.
MINISTRA SE BUSCA
Ajena a los pesares del pueblo al que unos días atrás salió a decirle cómo tenían que reclamar para ser atendidos por ella, Sandra Pettovello estaba por esas horas en José C. Paz firmando un convenio de asistencia alimentaria con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina. En paralelo, el Ministerio de Capital Humano informó en un comunicado que “los comedores que soliciten fondos deben hacerlo a través de los canales oficiales y cumpliendo los requisitos correspondientes. Nuestro objetivo es eliminar la intermediación, en ese proceso vamos a contener a los que menos tienen acercando asistencia de la manera más efectiva y transparente. La ayuda social se financia con el esfuerzo de todos los Argentinos”.
Lo cierto es que las más de diez mil personas que se acercaron hoy en las condiciones establecidas por la propia ministra, volvieron a sus barrios y a la odisea de parar una olla vacía sin una mínima respuesta por parte de un Gobierno que los ninguneó.
“Lo que estamos pidiendo con urgencia es que se arme una mesa de trabajo con las organizaciones sociales, el Ministerio, las Iglesias, la Pastoral Social, que somos quienes en el territorio tenemos que enfrentar una situación verdaderamente dramática que es la falta de alimentos, que no se da sólo en los comedores sino también en las casas de millones de argentinos en todo el país” señaló el Vasco Berdesegar a Diagonales.
El dirigente de la CCC calificó al Gobierno de “ciego y sordo a la realidad, y mudo a la hora de dar respuesta a los reclamos de la gente. Estamos pidiendo comida para que puedan seguir funcionando los comedores”. Y alertó: “lo que se pone en riesgo es que se está al borde de un estallido social. Cuando no hay comida en la mesa de los argentinos la gente va a salir a buscar y cuando el comedor no funciona, o la iglesia, o los clubes, caen las redes de contención necesarias para sostener una situación que es dramática con el crecimiento de las drogas, de la violencia y la inseguridad en los barrios”.
El histórico referente de la UTEP, Esteban “Gringo” Castro, caminaba junto a un compañero cargando a la Virgen de Lujan en la convocatoria. “Cuando movilizamos con la Virgen lo hacemos también para que los funcionarios abran el corazón y pongan su oído en el pueblo” le expresó a Diagonales. Dirigente de años de los reclamos populares de los sectores excluidos, Castro consideró que “hasta ahora no veo voluntad de diálogo, ellos dicen de no hablar con intermediarios pero lo que no se dan cuenta es que la las referencias territoriales surgen de la organización popular. Como no vienen de ahí, para ellos es muy difícil entender nuestro trabajo, nuestra propuesta, nuestra dedicación al trabajo con los más pobres. Es casi incompatible la propuesta del Gobierno con lo que nosotros planteamos, pero tienen que abrir canales de diálogo”.
Otras voces se alzaron también este lunes en respuesta a la actitud de Pettovello. Por un lado, la Iglesia se posicionó resaltando que la comida no puede ser un variable de ajuste. En un comunicado, la Conferencia Episcopal afirmó que “el Estado nacional, provincial y municipal” deben procurar que “todos los espacios de cuidado que dan de comer, todos los comedores comunitarios, de parroquias, Iglesias evangélicas, y de movimientos populares deben recibir ayuda sin dilación”.
Juan Grabois, ex candidato presidencial y dirigente de Argentina Humana, presentó por su parte una denuncia penal contra la ministra por incumplimiento de deberes de funcionario. “La verdad es que Pettovello no quiere resolver el problema, porque es una mala persona y una peor funcionaria. Porque ha demostrado ser una persona ignorante con su mente infectada de prejuicios” sentenció en su cuenta de X Grabois.
“Lo que Pettovello no entiende es que garantizar los derechos alimentarios de las familias humildes, en particular de los niños, no es algo sobre lo que puedan decidir, es una obligación Constitucional, una norma internacional y una ley nacional” finalizó el dirigente social, explicando la causa de la denuncia radicada contra Pettovello.
EL HAMBRE Y LAS FUERZAS DEL CIELO
Pasadas las 12 del mediodía se conoció la declaración de la ministra sobre su negativa a atender a los manifestantes. Lentamente, las personas comenzaron a levantarse y agruparse para volver a sus barrios, con las manos vacías. Las caras de frustración y descontento alternaban con el humor popular que nunca falta, aún en las peores condiciones.
Quizás sin saberlo, los asistentes a la fila del hambre le asestaron un primer golpe importante a la ministra insensible. Porque la dejaron en ridículo. Porque si le faltaba encarnadura a la bravuconada irrealizable que vociferó la semana pasada frente a las cámaras, las miles de personas que hoy se manifestaron pacíficamente pidiendo comida para seguir alimentando a los más desprotegidos se la dieron de sobra. Bastaba recorrer las treinta cuadras entre Retiro y Constitución, las veredas del edificio del Ministerio, las del Obelisco, las del Hotel Marriot o cualquiera de las muchas referencias en ese trayecto para ver sólo un pueblo hambreado pidiendo ayuda ante un Gobierno con corazón de hierro.
Quedó claro que no son los piquetes, las personas encapuchadas o con palos, la presencia de niños en las marchas, las columnas multitudinarias que copan con micros la ciudad. Nada de eso es la verdadera causa para no escuchar a los más necesitados cuando reclaman. Lo que existe es una decisión política de garantizar los intereses corporativos del poder económico, y el resto que haga lo que pueda. Viva la libertad carajo.
La 9 de Julio se fue despoblando con tanta tranquilidad como se había llenado de gente y de urgencias. Al menos el clima dio un respiro, y las sofocantes temperaturas de la semana pasada aflojaron hoy para no someter a un suplicio más a quienes ya padecen demasiado. Esa, por ahora, pareciera ser la única ayuda que las fuerzas del cielo están dispuestas a otorgar a los sectores populares.