La historia de Galperín y Plaza Logística: Otra vez el Estado pierde plata
El presidente Javier Milei festejó la inversión de 75 millones de dólares que anunció el CEO de Mercado Libre para el nuevo centro de almacenamiento de la empresa en los terrenos del Mercado Central. Pero se trata de un monto ínfimo en comparación con lo erogado en otros países como México o Brasil. Subalquiler del predio de los Caputo a precio vil para un “amigo de la casa”.
Detrás de los bombos y platillos, solo hay una “palmadita” ideológica y apoyo “libertario” en las redes sociales, pero poco queda de dinero para el Estado, si se compara con lo que pasa en otros países latinoamericanos. Así se puede resumir la reunión que mantuvieron Javier Milei y Marcos Galperin en las oficinas que tiene la empresa de comercio electrónico más grande del continente, que cumplió 25 años desde su fundación.
Durante el mitin, en el que se informó que Mercado Libre desembolsaría 75 millones de dólares para su nuevo centro de logística en La Matanza, al oeste del Conurbano bonaerense, Milei no ahorró elogios para el empresario. Lo sindicó como un “ejemplo de innovación y de fuerza para los argentinos”.
También aseguró que durante los gobiernos kirchneristas, al CEO del unicornio, que tiene una cotización en el mercado de valores de Nueva York NASDAQ por 2.000 dólares el papel, “le pegaban” tanto como lo hacían con el líder de La Libertad Avanza.
"Marcos Galperin y su equipo son grandes benefactores sociales, arreglándole la vida a muchos argentinos y personas de todo el continente. Esto parece una obviedad, pero para los que gobernaron antes esto era un disparate", apuntó Milei.
Y fue más a fondo, en su cruzada contra los derechos laborales: “Si Mercado libre pudo hacer lo que hizo, imagínense lo que se lograría garantizando las condiciones macroeconómicas y reduciendo el costo argentino".
Si bien el jefe de Estado lanzó una exagerada cifra de 50 mil millones de dólares de inversión que realizaría Mercado Libre en los próximos años en la Argentina, lo cierto es que buena parte del capital de la empresa en estos momentos se está yendo hacia otros puntos del continente.
A pesar de que tanto Milei como Galperín se ponen de acuerdo para catalogar a México y Brasil como naciones gobernadas por “zurdos empobrecedores”, el CEO argentino radicado en Uruguay para zafar de cargas impositivas en su país, apuesta fuerte a estos dos grandes latinoamericanos para el desarrollo de Mercado Libre y no tanto al país donde nació.
Los anuncios de inversiones al brasileño Lula Da Silva por parte del vicepresidente de la compañía Jacobo Cohen Imach son por un total de 4.000 millones de dólares, y en el caso del presidente Manuel López Obrador, le informaron que se viene un desembolso por 2.500 millones de dólares. Ambos países son el primero y el segundo en el escalafón de la cartera de inversiones de Mercado Libre, respectivamente.
Otro dato para tener en cuenta que el apoyo de Galperín a la administración “libertaria” se remite más al discurso fraterno con las milicias digitales adictas al Gobierno que al dinero que finalmente pone en la Argentina tiene que ver con los recursos humanos de la empresa.
En el 2019, el porcentaje de programadores del software que desarrolla Mercado Libre en Buenos Aires era del 90 por ciento. Por el contrario, hoy solo ese número es del 35 por ciento.
UN PREDIO PARA MARCOS
Galperín es uno de los favoritos del establishment, que no duda en mencionarlo al tope de los empresarios alta gama de la Argentina, y como ejemplos del emprendedurismo y paladín de la competencia del libre mercado, haciendo juego con el nombre de su empresa. Sin embargo, el CEO no duda en usar sus contactos para pasar de ser “benefactor” a beneficiario perpetuo de políticas de Estado que lo benefician.
Dentro de los acuerdos de Mercado Libre con la administración nacional están los subsidios por 140 millones de dólares al año por rebajas impositivas y también el desembarco de las billeteras digitales como opción para los de salarios, ratificado en el megaDNU 70/2023 de diciembre pasado.
Pero hay un negociado previo que Galperín usufructuó como pocos y viene de otro gobierno aliado, el de Mauricio Macri. Durante la administración CAMBIEMOS, Mercado Libre comenzó a subalquilar los terrenos que eran del Mercado Central a la empresa Plaza Logística. “Plaza” está controlada por dos fondos norteamericanos, Blue Water y PointState Capital, dueño de la constructora Caputo SA, y que cuenta con accionistas minoritarios argentinos.
El gobierno macrista le adjudicó a la firma unas 20 hectáreas por un plazo de 30 años, de las cuales ocho fueron subalquilados a Mercado Libre para su primer centro de distribución. Y las críticas cayeron por los montos irrisorios en los que se ejecutó el contrato por el que Plaza Logística pagaba menos de 3 pesos de canon en esa epoca por la concesión. “En las 250 hectáreas de escombros que tenía el Mercado Central, donde había hasta autos, nadie quería invertir por la situación del suelo", se justificaba el CEO de la compañía Eduardo Bastitta.
Desde la empresa de Galperín se desentendieron del gesto oneroso del Estado nacional para los negocios con “amigos”. Planteaban que únicamente tenían un contrato de alquiler con Plaza, y no con el Mercado Central. “Plaza Logística es quien hizo la inversión para el desarrollo inmobiliario y nosotros pagamos un canon por su uso”, evadían.
Cabe destacar Fabián Miguelez, que estaba a cargo del Mercado Central durante ese periodo macrista, tuvo que renunciar en 2018 tras un informe de Canal 26 en el que se lo acusaba de prque Fesuntas irregularidades. Fue reemplazado por Belisario Álvarez de Toledo.
Quien denunció más enfáticamente este acuerdo fue el dirigente social y exprecandidato presidencial por Unión por la Patria Juan Grabois, que señalaba que en ese predio no se tributaban Ingresos Brutos y que la idea era instalar depósitos fiscales alejados del control de la Aduana.
“Un poco de historia: en 2017 Macri le dio la concesión a Plaza Logística (Caputo's partners), 73 mil metros cuadrados, literalmente a 2 pesos el metro cuadrado para que se lo subalquile a Galperín. Lo denunciamos y lo tuvieron que aumentar a 50 en 2019”, aseveró Grabois.
“Yo quiero que Galperín pague lo mismo que pagas vos cada metro cuadrado de tu vivienda o tu comercio, porque es muy fácil ser el campeón del Mercado Libre cuando a pesar de ser el pibe más rico del país el Estado te da todo por dos pesos”, disparó el dirigente del MTE.
Además se refirió a la reunión del CEO con Milei en Saavedra, luego de anunciar la instalación del segundo predio de almacenamiento de la empresa en esos terrenos ofrendados por el Estado a Plaza Logística.
“Chirolita aplaude al parásito tecnofeudal como si fuera un campeón del mérito cuando creció sobre la espalda del Estado y tiene tanta cara de piedra que sigue pisando la tierra pública con sus negocios. Flaco con la que tenés te podrías haber comprado un terreno propio en vez de ocupar tierras públicas”, arremetió Grabois.
El contexto en el que se da esta aparición del mandatario con el fundador de Mercado Libre no es azaroso. Se produce en medio de las tensiones que mantiene Galperín con los bancos, que se unieron bajo la red MODO para hacerle frente al “unicornio”.
Mercado Libre denunció ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), el posicionamiento de 36 de los principales bancos asociados en la Argentina por “cartelización” contra las fintech. Se trata de un cuestionamiento a la unificación del pago con QR para todas las billeteras digitales.
Galperin fue a fondo en su guerra contra la decisión del Banco Central de permitir los pagos a través de cualquiera de las plataformas. “La billetera MODO nunca notificó ni solicitó autorización a la CNDC para operar en forma conjunta. De esta manera los bancos están infringiendo la ley de defensa de la competencia", adujo la compañía en su denuncia.
Hasta antes de la resolución de la autoridad monetaria, cuando un comercio tenía un QR provisto por Mercado Pago, solo aceptaba pagos con tarjeta vía QR si el plástico estaba cargado en una billetera de esa empresa. Se rechazaba si el cliente tenía cargada su tarjeta en billeteras bancarias, como podía ser el caso de MODO.
Mientras la contienda sigue su vía administrativa y judicial, Galperín sigue haciendo negocios con un Estado que suele darle siempre un empujón para que corra “libre”.