Su nombre esta semana vuelve al centro de todas las miradas, como desde hace años y no importa bajo qué administración. Ariel Lijo es uno de los jueces más polémicos de la Argentina y de los tribunales de Comodoro Py. La candidatura que impulsa Javier Milei en el Senado para darle un lugar en la Corte Suprema de Justicia no pasa desapercibida por nadie en el mundo político, empresarial, judicial y mediático.

En las últimas horas se conoció que la denuncia del Gobierno por las irregularidades en el Ministerio de Capital Humano, que ponen a la titular de la súper cartera Sandra Pettovello en el ojo de la tormenta caería en este magistrado llegó por sorteo al juzgado de Lijo.

La crisis desatada en el elenco de La Libertad Avanza (LLA) por el escándalo de una presunta maniobra financiera para pagar sobresueldos a través del giro de recursos del Estado a la Organización de Estados Iberoamericanos, será entonces investigada en el Juzgado Federal Nº4, que Lijo encabeza desde hace dos décadas.

A mediados de marzo se conoció que Lijo, junto con el doctor Manuel García-Mansilla serían las dos opciones para ocupar las bancas vacantes que hay en el máximo tribunal nacional, la Corte Suprema. Lijo llega propuesto por el Poder Ejecutivo para reemplazar a Elena Highton, que renunció a su cargo en noviembre de 2021, a los 78 años, por medio de una carta dirigida al entonces presidente Alberto Fernández.

Hace una semana se oficializó el envío de los pliegos de ambos candidatos por parte del Gobierno para que el Senado se encargue de su tratamiento. 

Dentro de las argumentaciones oficiales se enfatizó en la importancia de “contar con un tribunal completo, especialmente en un contexto donde cada decisión requiere el consenso de al menos tres miembros”. En el elenco de LLA lo consideran como “un paso crucial para garantizar el adecuado funcionamiento del sistema judicial argentino”.

Desde marzo hasta principios de este mes de junio el proceso obligatorio de avales e impugnaciones públicas de las postulaciones, que fue dispuesto en el Decreto 222/03 que dictó el expresidente Néstor Kirchner en el 2003, tuvo de todo. Pero Lijo salio airoso.

De una personalidad cálida, conciliadora, corporativa y sobre todo “política”, Lijo teje el sutil arte de las influencias y de los favores, con un tiempismo que pocos jueces de los doce de Comodoro Py manejan. Sabe que desempolvar causas que caen en su juzgado de acuerdo a cada etapa política es un haz bajo manga siempre latente.  

A su juzgado cayeron algunas de las casos más polémicos de los últimos años, y es por eso que su nombre encuentra denostadores totales pero también una aceptación que sería vital a la hora de contar los votos en la Cámara alta, donde se necesita de dos tercios de aprobación presencial para que tanto Lijo como García- Mansilla sean ratificados para integrar la Corte.

DESDE “ABAJO” Y DESDE EL SUR DEL CONURBANO

Lijo, de 55 años, nació en Avellaneda, de credo católico y fanático de Boca. Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), el primero de toda la familia. Terminó la carrera de Especialista en Administración de Justicia en el año 2001, según figura en el Registro Público de Graduados Universitarios.

Alternando con su cargo como docente en distintas universidades, dictando materias variadas, pero haciendo eje en el Derecho Penal, Lijo se incorporó al equipo de trabajo de la amiga personal del expresidente Carlos Menem, María “Piru” Riva Aramayo, que por ese entonces estaba al frente de la Fiscalía ante la Cámara del Crimen. En 1993, Riva Aramayo ascendió a la Cámara Federal, y Lijo continuó trabajando bajo su órbita, donde llegó hasta el cargo de secretario de la Sala I de la Cámara Federal.

Durante la década de 1990 se acercó a otro emblema de la Justicia Federal por esos años: el exfiscal federal, juez federal y luego camarista Gabriel Cavallo. Lijo se casó de hecho con la actual titular de la Fiscalía General de Quilmes, Silvia Cavallo. De su excuñado “heredó” el ahora famoso Juzgado Federal Nº 4 de Comodoro Py, en una sugestiva maniobra.  

Lijo, que por entonces seguía siendo secretario de Cámara, se inscribió en el Concurso 59, por el que se cubrirían cuatro vacantes en los juzgados federales de Retiro. Quedó en quinto lugar en la terna del Consejo de la Magistratura, pero se vio beneficiado por las bajas de los camaristas Eduardo Freiler y Luis Salas. En octubre de 2004, el Senado aprobó su pliego y Lijo quedaría en un cargo que ostenta hasta el día de hoy.

SU POLÉMICO HERMANO “FREDDY” Y LAS CAUSAS QUE LO HICIERON FAMOSO

El hermano de Ariel es Alfredo Lijo. “Freddy” es abogado, y trabajó en la Auditoría General de la Nación (AGN) junto a Javier Fernández, otro operador judicial de Comodoro Py. Tanto él como “Freddy” son señalados habitualmente por los medios por su tráfico de influencias en los tribunales federales.  

Los movimientos de dinero por lo menos sospechosos de “Freddy” que significaron la denuncia de Elisa Carrió, con la apertura de una causa en el juzgado de Julián Ercolini e investigada por el fiscal federal Franco Picardi apuntaron a una sociedad off shore que involucraba a los dos hermanos. Se acusaba penalmente al juez por asociación ilícita, lavado de dinero, coimas y tráfico de influencias.

Varias cuentas abiertas con transferencias millonarias, que pasaron por fondos de inversión asociados a “Freddy”, y una compañía de seguros vinculada al hermano del candidato a ocupar una banca en la Corte, del que él incluso usó un auto de la firma, son parte de un entramado oscuro que empantana la idoneidad del titular del Juzgado Federal Nº 4.

Ercolini cerró todas las causas en contra del clan Lijo. Cabe destacar que quien representaba a Ariel Lijo es el actual ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona.

Ariel Lijo junto a su hermano "Freddy"

Otro caso resonante para los hermanos es la vinculación con el camarista Freiler cuando el Consejo de la Magistratura comenzó a investigarlo por su patrimonio y un presunto lavado de activos. Una de las socias en un emprendimiento minero de Freiler es Carla Lago, la exesposa de “Freddy”. La investigación condujo a una asociación de Freddy, Freiler y el propio Ariel Lijo en el haras “La Generación”. Nuevamente zafaron.

Uno de los blancos judiciales que hicieron que Lijo tuviera un apellido conocido en el ecosistema mediático es Amado Boudou. Sobre el exvicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner pesó el procesamiento de Lijo en la causa Ciccone.

El argumento del magistrado tenía que ver con un “cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública”, y se investigaba el levantamiento de la quiebra de la imprenta por el que Boudou se habría quedado con el negocio de la impresión de billetes en la Argentina. Lijo elevó la causa a juicio en 2017 y, en 2018, el economista fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 4.

Además ordenó su detención en el marco de otra causa por “enriquecimiento ilícito” en 2017, sacándolo en pijamas en medio de la noche, frente al registro de todas las cámaras de TV, violando todas sus garantías.

Otra causa caliente que cayó en el juzgado de Lijo fue la investigación del encubrimiento en la causa AMIA. El magistrado mandó a juicio oral al expresidente Menem, junto con el exjefe de la SIDE Hugo Anzorreguy, al exjuez federal Juan José Galeano y a los fiscales federales Eamon Mullen y José Carlos Barbaccia.

Pero en 2017, la Sala ad hoc de la Cámara Federal le quitó la causa. Esto sucedió por el pedido de las querellas, tras el dictamen de Lijo de falta de mérito de cuatro exsecretarios de Galeano en el Juzgado Federal Nº 9: Carlos VelascoJavier De GamasSusana Spina y José Pereyra.

Una causa que lo remonta a su pasado leal al menemismo, tanto hacia el exjefe de Estado como para con su exministro de Interior Carlos Corach, es el de los casos de sobornos de la multinacional alemana Siemens por la habilitación de los millonarios contratos de los DNI.

A pesar de que los ejecutivos de la firma adujeron en 2013 que habían pagado coimas onerosas en dólares que pararon a las cuentas de Menem y Corach, el juez sólo procesó a los empresarios y no así a los funcionarios. Al fiscal Eduardo Taiano también se le pasó por alto el lavado de activos de 10 millones de pesos de la familia Corach.

Los periodistas Iván Ruiz y Candela Ini revelaron que los hermanos Lijo eran recibidos en su country Highland Park y que compartían con Maximiliano Corach, hijo de Carlos, vacaciones en Punta del Este, reuniones sociales y hasta cumpleaños familiares. En fotos de eventos sociales similares también podía verse a Gabriel Cavallo, excuñado de Ariel.

Los informes de la Unidad de Información Financiera (UIF) en los que se hace una correlación temporal entre la fortuna que los Corach manejaban fuera del país, y el momento en el que se habrían realizado los sobornos, fueron descartados por Lijo, que negó la vinculaciones entre las sociedades off shore de la familia del exfuncionario y las coimas de Siemens.  

Mauricio Macri y su familia también fueron investigados por Lijo durante la causa Correo Argentino por la denuncia de un acuerdo “abusivo” por la deuda que había contraído la empresa con el Estado, cosa que la haboa llevado a concurso de acreedores desde el año 2001.

Este acuerdo, denunciado por perjudicial para el Estado, fue realizado por el Ministerio de Comunicaciones durante la presidencia de Macri, y el expediente todavía está abierto. El exjefe de Estado está actualmente imputado, y también fue indagado el por entonces ministro Oscar Aguad.

UN “LIBERAL” PARA LA CORTE

-¿Quién lo metió preso a [Amado] Boudou? Me parece que cuando se entra en detalles puristas, la realidad es que si uno se pone a hacer eso le puede encontrar de todo a todo el mundo”.

-¿Usted confía en la idoneidad y en la transparencia de Lijo?

-Lo que creo es que hay que evaluarlo en el contexto en el cual uno está y tanto los nombramiento de García-Mansilla y de Lijo, van con una estrategia que va a llevar a una Corte con un formato más acorde a respetar la Constitución, porque es una Constitución liberal. Consecuentemente, lo que necesito es una Corte que sea acorde a los valores de la libertad, si fuera por eso.

El diálogo de hace unas semanas del presidente Javier Milei con el periodista Ignacio Ortelli marca la prescindencia por parte del jefe de Estado de una Justicia independiente que pueda responder por sus procedimientos más que por la conveniencia de los fallos de turno.   

De excelente vínculo con el supremo Ricardo Lorenzetti, Lijo muestra la “chapa” de que haya sido el integrante de la Corte el que lo sugirió para sumarse al máximo tribunal del país.

El oriundo de Rafaela convenció al presidente que, sumando su voto al de Carlos Rosenkrantz y al de Lijo, podría tener mayoría en una hipotética nueva conformación de cinco miembros. Pero quien le hizo la propuesta formal fue el asesor estrella de Milei, Santiago Caputo.

La candidatura de Lijo habría cosechado más de 3.500 adhesiones y menos de 350 impugnaciones, por lo que ya tendría asegurado ese piso mínimo. En cuanto al poroteo en el Senado, donde para llegar a los 48 votos afirmativos deberá contar con el aval no solo de LLA, del PRO, la UCR y los legisladores provinciales, sino también con 9 de los 33 de la bancada de Unión por la Patria, hay optimismo en el entorno del juez federal.

Su buen vínculo con algunos gobernadores peronistas, con algunos intendentes del Conurbano y su charlas transversales y consistentes con todo el arco político lo acercan a su objetivo. El último hito de Lijo fue su condecoración como ciudadano ilustre de Avellaneda.