Mauricio Macri parece transitar sus horas más duras: mientras la economía del país se ve cada vez más golpeada por la inflación, el desempleo y la pobreza, el Presidente debe sacar adelante un plan de emergencia para aliviar la presión y ganar tiempo hasta las elecciones. Del otro lado de la grieta, en tanto, Cristina Fernández de Kirchner observa en silencio y apuesta a la frialdad para ordenar sus filas paso a paso.

En un escenario político que se torna cada vez más “anti-grieta”, la ex Presidenta se encuentra en un momento clave para trabajar su capital político sin avivar el fuego de la polarización sobre sí misma. Con la premisa de no intervenir en la opinión pública y dejar que el oficialismo se desgaste por sí mismo, el ala dura de CFK trabaja sus políticas “desde abajo”, tejiendo alianzas, recorriendo el territorio y permitiendo que las conjeturas queden abiertas.

Fue el propio gobernador de Entre Ríos y flamante ganador de las PASO de su provincia, Gustavo Bordet, quien lanzó la más reciente señal de llamado a CFK a liderar la fórmula nacional. “Si el fruto del consenso es Cristina, estaremos con Cristina”, definió mientras las principales caras del peronismo y el kirchnerismo bonaerense se mostraron el último fin de semana en Avellaneda, con una postal que juntó en la misma foto a figuras como Martín Insaurralde, Axel Kicillof y Verónica Magario, con Máximo Kirchner, Felipe Solá o Fernando “Chino” Navarro. De manera tácita, la figura de Cristina se insinuó detrás del encuentro, acomodando las fichas en el tablero de la unidad.

Por otra parte, la actual senadora Nacional cuenta también con un pie dentro del abanico de los movimientos sociales tras sellar su alianza con el dirigente Juan Grabois, quien articula y conduce el armado del Frente Patria Grande, ahora en pleno apoyo a un posible lanzamiento de CFK a la contienda electoral.  

Incluso fue la misma María Eugenia Vidal quien advirtió el “riesgo” de una posible alianza entre CFK y el hasta ahora distanciado peronismo de Alternativa Federal, por lo que la Gobernadora no dudó en avanzar en la eliminación de listas colectoras, concretada en el reciente decreto 259 lanzado avalado por Casa Rosada.

Tras años de apoyarse en potenciar la rivalidad, el discurso macrista de polarización con el kirchnerismo cada vez pega menos en la opinión pública y el modelo económico hace agua por todos lados. El 2019 llegó con agotamiento general de la sociedad, que ya no tiene paciencia ante la falta de resultados por parte del oficialismo. Este gesto es observado por la ex Presidenta, que apuesta a dejar que Cambiemos se canse solo en su juego, mientras articula los distintos espacios de la oposición.