Milei reafirmó el “sálvese quien pueda” y dinamitó puentes con la oposición
Lejos de descomprimir el malestar social por los ajustes exorbitantes contra el grueso de la sociedad, el Presidente volvió sobre su modelo predilecto: resguardar a los acreedores de la Argentina, garantizándoles el pago de la deuda soberana. Se peleó nuevamente con el Poder Legislativo, se metió con Macri, y a base de frases mentirosas, subió al kirchnerismo al cuadrilátero. Educación y Ciencia, desfinanciadas.
Javier Milei retomó un discurso económico que no es para nada nuevo en la historia argentina. Si bien se jactó anoche en el Congreso, durante la presentación del proyecto de Presupuesto 2025, de la originalidad del plan que diseñaron con el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, todo parece remitirse a definiciones que se remontan desde Nicolás Avellaneda hasta José Alfredo Martínez de Hoz, titular del área durante la última dictadura militar.
El presidente aseguró que el Presupuesto para el año que viene se basa en un blindaje fiscal que “va a cambiar para simpe la historia de nuestro país”. Propuso “poner cepos al Estado” para blindar el equilibrio fiscal “sin importar el escenario económico”.
“Este será el primer año de superávit fiscal sin entrar en default”, sugirió. De alló prosiguió con su cadena “lógica” de razonamiento: “La deuda es producto del déficit, la emisión es producto del déficit, la inflación es producto de financiar el déficit con inflación, la destrucción del capital es producto del endeudamiento que genera el déficit. Por lo tanto la inflación y la pobreza son producto del déficit. La razón del déficit es por la compulsión de los políticos por el gasto público". "No hay más nada empobrecedor que el déficit fiscal”, tiró como slogan.
Recordó el default de la Argentina en 2001, como “punto de comienzo del populismo en Argentina” en la etapa moderna, y expresó que lo que plantea su gobierno es el proyecto de presupuesto “más diametral y radicalmente distinto de la historia”.
Lo que subyace del presupuesto para el año entrante es un nuevo episodio de transferencia colosal de ingresos desde los sectores trabajadores a los grupos empresarios más concentrados de la Argentina.
Esto se evidencia cuando se plantea la reducción de impuestos, y se indica una mayor erogación de dinero a regímenes protegidos por curiosamente, un partido político que se “desvive” por allanar el camino de la libertad. Nicolás “Nicky” Caputo y Rubén Cherniakovsky, contentos por esta noticia que les asegura su cuota de mercado y poder desde Tierra del Fuego.
Contentos también el CEO de Mercado Libre Marcos Galperín y el resto de los principales “unicornios” tecnológicos. Como contraposición, los rubros de subsidios a la energía y al transporte caen estrepitosamente, en un nuevo golpe a los sectores medios y más bajos. En contraposición, pierden beneficios impositivos las PyMES.
La fórmula de La Libertad Avanza en el presupuesto marca la dificultad para hacerse de dólares frescos. Todo se resume con el aumento de las exportaciones y de las importaciones pero bajaría la balanza comercial del 2024 al 2025. Milei no lo dijo con estas palabras, pero él y su equipo evidencian que tiene que dar señales a los “mercados” de que cuentan con el dinero para afrontar los 25 mil millones de dólares de compromisos de la Argentina para el año que viene.
Su punto central para esa señal: el déficit fiscal cero. “Parte de nuestro legado será cambiar la metodología a través de las cuales se elabora el presupuesto. El déficit siempre fue consecuencia de pensar primero cuánto gastar y luego ver cómo financiarlo. Nosotros vamos a hacerlo al revés, pensando primero cuanto tenemos que ahorrar, para luego ver cuánto podemos gastar. Por eso proponemos una regla fiscal inquebrantable”, expuso Milei.
Milei, Caputo y el equipo económico se juegan un pleno a partir del metamensaje con el que buscará refinanciar la deuda, “invitando” a comprar bonos de la deuda privada de un país que en teoría podría honrar sus compromisos. Esto, apuntan, les permitiría que baje el riesgo país, y una mayor inversión que “inundaría” de dólares al Banco Central.
Se plantó contra la toma de deuda y la emisión para financiar el gasto público. “Nos convertimos en el mayor defaulteador serial del mundo”, afirmó un Milei que estableció que esas serian la causa de la fuga de capitales, mientras la cámara de la trasmisión oficial apuntaba a “Toto” Caputo, exministro tomador de deuda durante el macrismo.
Pero la información que brindó el Presidente es falsa. El racconto de la historia económica a lo largo de los últimos dos siglos indica que países como Brasil y Venezuela en la región registran mayor cantidad de cesación de pagos.
En otro pasaje, Milei volvió a reiterar que la inflación es un fenómeno monetario aunque el Gobierno haya pisado tarifas de energía y de transporte público en el AMBA, por ejemplo, para evitar que la inflación se dispare, o retrotrajo los aumentos en las prepagas.
Una de las mitologías que el Presidente se encarga de reiterar es que nuestro país tiene la mayor carga tributaria más alta del mundo, soslayando que Europa occidental y países como Canadá y Australia, los modelos de “primer mundo”, superan a la Argentina. “En Argentina más impuestos no puede haber”, sintetizó, mientras afirmaba que hay una presión del 60 por ciento, contemplando los números de trabajo informal.
Otro aspecto a resaltar es que no bajan las retenciones a los agroexportadores. El aumento de las cantidades vendidas el año que viene, con un hipotético aumento de precios del mercado internacional, incluido, es la punta de lanza del plan del Gobierno. Aquí el Gobierno se anota otro año de encontronazos con el campo.
Tampoco se elimina el “cepo” cambiario en esta hoja de ruta, y esto abre la incógnita sobre si está previsto un acuerdo para nuevos préstamos del Fondo Monetario que lo pone como condición sinequanon para cualquier entendimiento con la Argentina. Y en este caso, el Poder Ejecutivo acumularía tensiones en el escenario financiero internacional, que se manifiestan en contra de las restricciones cambiarias, para volcar sus dólares en nuestro país y luego volcar sus utilidades a sus casas matrices.
En varios pasajes, Milei retomó sus dardos contra la oposición en su sentido más amplio término. Aquí se trascribe la parte del discurso dirigido contra su (¿ex?) aliado Mauricio Macri y las gestiones peronistas, cargado de frases antológicas, con sus hitos de gestión, y guiños para ministros como Caputo, Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger:
“Gestionar no es designar miles de funcionarios en todos los rincones del Estado cuando esas áreas no deberían existir. Gestionar no es que un director nacional firme una resolución para gastar millones de pesos en servicio que el sector privado puede proveer mejor y más barato. Gestionar no es hacer rutas que no conducen a ningún lado, ni viviendas hacinadas que nadie quiere. Gestionar no es saber usar la GDE (Gestión Electrónica Documental), como decía el excandidato (Sergio) Massa. Gestionar es haber evitado la hiperinflación que nos dejaron en puerta"
“Gestionar es reducir el gasto público como lo hicimos en el tiempo que lo hicimos y sin haber abandonado a los sectores más vulnerables de la sociedad. Gestionar es haber logrado aprobar la reforma legislativa más grande de los últimos 40 años con 37 diputados y 6 senadores, motivo por el que agradezco a quienes nos han acompañado en esta sanción de leyes. Gestionar es echar los 31 mil ñoquis que hemos echado en estos primeros nueve meses, es aprobar la boleta única de papel”.
“Gestionar es eliminar los intermediarios que lucraban con la pobreza. Gestionar es haber eliminado los piquetes y llevar más de cuatro meses sin cortes de calle en el AMBA. Gestionar es haber educido el 75 por ciento de los homicidios en Rosario”.
“Gestionar es remover las infinitas regulaciones que hay en todos los sectores de la economía que emprenden y trabajan. Gestionar es recuperar la confianza del sector privado’ y que proyecten invertir más de 590 mil millones de dólares como lo han anunciado”.
“En definitiva, gestionar no es administrar el Estado. Es achicar el Estado para engrandecer a la sociedad”, cerró.
En otro pasaje de su discurso, planetó que “cuando los responsables del fracaso nos acusan de no tener gestión, lo llevamos en el pecho con orgullo lo que estamos haciendo” y reiteró que hizo el “ajuste más grande de la historia de la humanidad”.
También dedicó otro momento de fuertes críticas a las gestiones del peronismo y la oposición en el Congreso. Los trascendidos de que este presupuesto diseñado por el oficialismo se trata de un “señuelo” para un nuevo rechazo parlamentario, que haría que “la casta” quede al descubierto, se multiplican.
Milei volvió a la carga con cifras inexpugnables e inchequeables: “La política le ha robado a los argentinos cerca de 25 mil millones en señoriaje los últimos 20 años”.
Como es usual, critico a la “justicia social” porque los “recursos son finitos”. “Vetaremos todos los proyectos de ley que atenten contra el equilibrio fiscal. Y hacemos esto porque no vamos a ser cómplices de estafar al pueblo con una medida populista”, expresó para justificar el rechazo al aumento de los haberes jubilatorios y de la ley de financiamiento para las universidades. Manifestó que solo será contemplado un proyecto para mayores erogaciones si se tiene donde justificar ese gasto y de donde se podrá financiar.
“Cuanto más votos tiene un proyecto en el Congreso, peor es para la sociedad. Saben que si se les termina el déficit, se les termina el negocio”, argumentó. Señaló que su gobierno tuvo la “peor herencia de la historia” y que les devolvió a los argentinos 90 mil millones de dólares, equivalentes a 15 puntos del PBI.
Antes de comenzar su speech técnico inentendible para el grueso de la audiencia, chicaneó: “Ustedes pueden abstener porque suman con dificultad”, les dijo a los pocos legisladores de Unión por la Patria presentes. El titular de la bancada de UP Germán Martínez le retrucó: “decílo sin leer”. Y arrancaron los gritos en el recinto, con el cantico de “la casta tiene miedo”. Martin Menem pedía calma detrás del Presidente.
Luego, Milei pasó a su declaración de principios anti Estado: “Nos debemos un debate honesto de qué se tiene que ocupar y de qué no el Estado nacional. Nos hemos ocupado de pensar al Estado como una niñera, que se tiene que hacer cargo de todo, desde darle de comer hasta entretener al ciudadano”.
Se posicionó en contra de que el Estado se arrogase tareas que “no le corresponden”. “Asi llegamos al 50 por ciento de pobreza, el retorno del analfabetismo, tasa de criminalidad siderales, un entramado energético que no soporta cuatro días de calor seguidos, Fuerzas Armadas abandonadas y sin capacidad de respuesta, una justicia lenta, y hospitales sin insumos que no pueden curar a nadie.”, enumeró.
Las funciones del Estado para Milei son tres: “Asegurar la estabilidad macroeconómica, las relaciones exteriores y el imperio de la ley”. Todo lo demás, sería tarea del mercado, según el economista de la Escuela austriaca. Luego se conoció en la presentación del proyecto de presupuesto que se ajustaban drásticamente las partidas para Educación y Ciencia, áreas que no le interesan a LLA. Allí tampoco tendría nada que hacer el Estado, desde esta visión.
“Así como el déficit es el corazón del problema, la reducción del gasto para generar superávit va estar en el centro de la solución”, sintetizó.
Sin embargo, a pesar del despliegue de números (chequeables o no), según las últimas encuestas como la de Zuban Córdoba, cada vez más la gente le cree menos.