Mucho micro, poca gente: lo que dejó el acto de Milei en Parque Lezama
El despliegue de la gente para llegar a avivar a su líder tomó elementos de los actos del peronismo: bombos, banderas, cantito de cancha y llegadas de micros “en manada”. Concurrentes manifestaron que si bien no la están pasando bien, todavía la confianza en “su Gobierno” está presente. Algunos convencidos culpan a las gestiones anteriores y apuntan al kirchnerismo de todos los males. Otros, dijeron que fueron “porque los llevaron”.
La presentación de La Libertad Avanza (LLA) como partido nacional en el Parque Lezama, se convirtió en la excusa prefecta que los hermanos Javier y Karina Milei tomaron para marcar la cancha hacia adentro del armado de la derecha para las próximas elecciones legislativas; justificar su plan económico que arroja números de alerta roja en cuanto a pobreza, recesión y creciente marginación social; y, brindar alguna expectativa para el futuro, teniendo en cuenta la caída cada vez más fuerte en las encuestas.
Esto era lo que estaba detrás en el mundo “del Palacio”. Pero la gente que se fue acercando al Parque Lezama en la soleada y radiante tarde del sábado poco pensaba en el panorama político del futuro. Querían reencontrarse con su líder, al que hacía mucho tiempo que no podían ver en vivo en un acto, desde la presentación de su libro en el Luna Park. Y mucha agua pasó por el puente desde entonces.
La cita oficial era a las 19, y se sabía que sería la hermana y secretaria General de la Presidencia Karina Milei, quien daría el puntapié inicial en el escenario, refiriéndose al armado nacional de LLA y su conformación como partido nacional. Después llegaría el discurso del presidente Javier Milei, pero poca expectativa se generaba faltando un par de horas para el acto.
Ya en la llegada a la plaza, por la Avenida Caseros, asomaba el corazón de la crítica opositora a Milei, que se viene repitiendo en todas las redes sociales y manifestaciones callejeras. "La casta eras vos", dicen los afiches pegados a las paredes que inundaban las inmediaciones al Lezama. También se podía leer en la cartelera pintadas como “Milei no sos bienvenido”. Los bares sobre la avenida tenían algunos pocos clientes sentados en las mesas de afuera. Para muchos, fin de mes llegó hace semanas, y esto explica cómo una zona tan pintoresca de Barracas tiene tan poca demanda un sábado de sol.
En ese radio de las intermediaciones al Parque Lezama, comenzaban a acomodarse micros que se apostaron sobre las avenidas cercanas. Por la avenida Juan de Garay, Rubén, chófer de uno de los dos colectivos escolares que están a su cargo, le decía a este medio que ellos vienen desde Tigre. Aunque no estaría en la plaza porque tenía que cuidar su micro, acompaña el proyecto de Milei, siendo consciente de las penurias económicas. "Hay que llegar a fin de mes como se pueda", planteó a Diagonales. “Entran 45 personas por bondi, y no sabes todos los que vienen atrás”, remarcó.
En otro punto de las arterias que desembocan en el Lezama, un chofer de la empresa Metropol admite que se contrataron colectivos para llevar gente al acto de La Libertad Avanza en Parque Lezama. Agregó que la empresa “no les permite hablar” sobre el tema.
Llegando al centro de la convocatoria, en la plaza, la vida transcurría como cualquier otro día de trabajo. Sobre la calle Manuel García los vendedores se esforzaban por sacar algo de su mercadería. Ofertones de ropa en precio de remate a muy buenas condiciones por $1000 o $2000 pesos. Mucha pregunta, poca compra. “La malaria se siente”, afirman a este medio. El panorama no era mejor en el resto de las decenas de puestos que se distribuyen por la plaza, lindantes a Paseo Colón.
Sobre esa avenida, ya se respiraba más clima de acto político “libertario”. Cuatro jóvenes militantes improvisaban una foto de Los Beatles cruzando Abbey Road para matar el rato.
Eran parte de un cúmulo de unas cincuenta personas que se agrupaban sobre Paseo Colón, ya siendo casi las 6 de la tarde. Los esperaba un puñado de miles de personas más que ya estaban en el anfiteatro de la plaza. "Van a venir todos a último momento", le decía una joven a su pareja, aludiendo la poca concurrencia ya a una hora de la cita oficial.
Banderas de Villa Gesell, Zárate, Córdoba, Berazategui, Ituzaingó, una “barrabrava” desde Rafaela que se ubicaba pegada al escenario donde Milei iba a hablar, eran parte del paisaje que se agolpaba una vez que se entraba a la plaza. Cuando llegó la barra “libertaria” de Almirante Brown (unas 20 personas) su responsable se poseyó como si fuera el Presidente: “Viva La Libertad Carajo”, empezó a gritar eufórico.
En una emulación del “I need you” del Tío Sam estadounidense para sumar reclutas a las Fuerzas Armadas y luchar en la Primera Guerra mundial, los carteles de LLA pegados a los cada vez más solicitados baños químicos de la plaza indicaban: “Te necesito para terminar con la casta", con la cara de Milei apuntando con el dedo a la cámara. Cada vez llegaba más gente, pero ya se apreciaba que iban a quedar huecos sin llenar. No superarían las 10 mil personas.
Otra parte del color lo aportaron los carteles del público. Por ejemplo, se destacaba un dólar gigante con la cara de Milei, y distintas banderas de LLA con el nombre de municipios del conurbano bonaerense, y otras con la típica leyenda "Las fuerzas del cielo". Incluso se pudo ver una bandera con la cara de Julio Argentino Roca.
Y llegaron las primeras canciones: “La Casta tiene miedo”, comenzaba a escucharse. Empezaban los cánticos contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el peronismo. Faltaban pocos minutos para las 7 de la tarde.
Los funcionarios de LLA también ensayaban su speech ante la prensa, para justificar el mal trago de la economía de todos los días, antes de enfilar hacia el escenario de la convocatoria.
El subsecretario de Integración Socio Urbana y armador de LLA en la Provincia de Buenos Aires, Sebastián Pareja, afirmó a Diagonales que la gente en el Conurbano "está aguantando" y que el ajuste "en algún momento tendrá réditos en los individuos". En el escenario, antes de presentar a Karina Milei, cerca de las 8 de la noche, fue más a fondo aun: “Un proyecto que ha cumplido con objetivos iniciales inimaginables".
Mientras Karina comenzaba a pronunciar sus primeras palabras en un acto público, su hermano ya llegaba en una camioneta blindada negra, rodeada de enormes agentes de seguridad, que frenó en la Avenida Brasil. Una vez que finalizara “El Jefe” sería el turno de su aparición en modo “rockstar”. "Mentiroso, vendepatria", le gritaban dos vecinos al auto presidencial. Se quedaron allí buena parte del acto.
A pocos metros, está la Parrilla Lezama. Ante el pedido de este cronista para facilitarle señal de wi-fi, cosa a la que accedió uno de sus trabajadores, el mozo se mostró indignado por la presencia del mandatario. “Encima que laburamos poco, viene y nos corta la calle. Ahora definitivamente no va a entrar nadie”, suspiró enojado a Diagonales.
El Presidente se bajó del auto y comenzó su peregrinación rumbo al escenario pasando entre los asistentes al acto, haciendo pogo y saltando. Cerca de las 8 y media, Milei ya estaba listo para un discurso en el que hubo mucho de condimento de campaña, como si todavía fuera candidato, rememorando el paso hacia la presidencia, despotricando contra sus detractores. Otra vez, pegándole a “la casta”, con la que ha sabido convivir en buena parte desde que está en el poder, pero de la que se sirve para sus apariciones públicas como polo de contraposición.
Fue en ese lapso cuando los concurrentes se envalentonaron más fuerte contra el kirchnerismo. Cada vez que Milei mencionaba a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner la gente se tapaba los oídos, otros gritaban "hijos de kuka"; "fuera kukaracha", o "tomá Kuka, la concha de tu madre”. También arremetieron por la situación judicial de CFK: “Cristina presa, Cristina presa”, gritaba el público. Milei se reía y les respondía “Señores jueces, teléfono…”.
Mientras el Presidente seguía con un discurso sin ninguna autocrítica por elevar los niveles de pobreza e indigencia, en el que se metió en la interna de su partido aliado el PRO, mojándole la oreja a Mauricio Macri, y prometiendo un mejor porvenir, la muchedumbre aplaudía a su líder e insultaba a “la casta”. Todo a la vez. Otros oían atentamente, sabiendo que ahora la estaban pasando mal, pero todavía le dan crédito al Gobierno.
Y otro grupo de jóvenes se miraban entre ellos, como diciendo “¿que estamos haciendo acá?”. "La gente se está cagando de hambre", así sintetizó uno de ellos lo que fue al acto de Milei y el desempeño del Gobierno nacional. Los habían traído en micro desde Lobos.
Uno de los muchos viajeros que llegaron “arrastrados como ganado”, como suele decir despectivamente la opinión pública hegemónica mediática. Pero poco decían sobre todos los micros que hasta ayer a las 10 de la noche, esperaban juntar a todos los militantes “libertarios” para volver a los municipios del Conurbano y de otros puntos del país.
Es que el diablo está en los detalles. Esos que muchas veces se prefieren omitir.