Represión: La Policía "gaseó" a una niña y atropelló a una jubilada tras la sesión en Diputados
Las fuerzas utilizaron gases lacrimógenos, balazos y golpes para dispersar a los jóvenes, ancianos y periodistas presentes en el centro porteño en protesta por el veto al aumento de los haberes.
Justo cuando los diputados votaron dejar firme el veto del presidente Javier Milei contra el aumento a las jubilaciones, la Policía avanzó contra los manifestantes presentes en Congreso. La marcha había transcurrido en términos pacíficos, pero las fuerzas de seguridad reprimieron a las miles de personas presentes sobre la calle y las plazas, incluidos niños, abuelos y trabajadores de prensa. Las imágenes fueron transmitidas en vivo por los medios presentes, que atestiguaron una vez más la crudeza del “operativo antipiquetes” del Gobierno Nacional.
Ancianos en el suelo, chicos llorando y periodistas siendo atendidos por los cuerpos de emergencia situados en las inmediaciones del parlamento nacional: esas son las postales que dejó la implementación de un nuevo protocolo de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich este miércoles por la tarde, en la tercer semana consecutiva con represión en el centro porteño. Gases lacrimógenos, balas de goma, palazos, escudazos y empujones, en todos los casos retratados en vivo y reproducidos hacia todo el país.
Todo comenzó en el momento en que la Cámara Baja rechazó, por 87 votos negativos contra 153 afirmativos y 8 abstenciones, la insistencia con la ley que le otorgaba un aumento a los jubilados, vetada por el presidente Javier Milei. Mientras el Congreso avalaba la derogación de la suba, en las afueras la Policía ponía primera contra los presentes en lo que hasta el momento había sido una marcha pacífica propulsada tanto por jubilados y manifestantes autoconvocados como por sindicatos, partidos políticos y movimientos sociales.
De un instante a otro, las fuerzas comenzaron a vaciar los cargadores de balas de goma contra las personas en las inmediaciones de la Plaza de los Dos Congresos, a la par que avanzaban con escudazos y palazos. La escena se alargó durante algunas horas y se le sumaron pronto los gases lacrimógenos y pimienta para dispersar a los manifestantes, que a excepción de algunos enfrentamientos cuerpo a cuerpo con la Policía prácticamente no lograron oponer resistencia a los efectivos.
En ese marco, la represión derivó en algunos hechos puntuales que ilustraron la gravedad del protocolo y causaron indignación. La imagen que más relevancia cobró sobre la tarde fue la de una niña de unos 10 años que fue impactada por los gases y estaba llorando mientras su madre le mojaba la cara para disminuir la irritación. Al mismo tiempo, la Policía avanzaba también contra otros manifestantes, entre ellos periodistas, a quienes disparó con balazos de goma.
Los heridos fueron tratados en el lugar por los cuerpos médicos presentes, como en todas las marchas, para proteger a los ciudadanos ante los desmanes y el avance represivo de la Policía. Finalmente, otro caso singular retrató el violeto accionar de las fuerzas: el momento en que una jubilada fue atropellada directamente por un efectivo motorizado que avanzó con su vehículo sin importarle que una anciana mayor estuviera delante suyo. Al cabo de la jornada, se reportaron tres personas detenidas.