El reciente anuncio del presidente Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones redefine el comercio internacional y plantea interrogantes sobre su impacto en sectores clave. Para Argentina, país con una fuerte presencia en la exportación de bienes y servicios vinculados al agua, estas medidas representan tanto una amenaza como una oportunidad. La clave estará en la capacidad de adaptación de las empresas para reformular su estrategia en un contexto global desafiante.

Estados Unidos es un actor fundamental en el comercio de agua embotellada, insumos industriales y productos agroindustriales de alto consumo hídrico. La aplicación de un arancel general del 10% sobre las importaciones, junto con medidas específicas para ciertos productos y países, podría encarecer las exportaciones argentinas y afectar la competitividad de distintos sectores. Sin embargo, la situación varía si se compara con China y la Unión Europea: mientras que China enfrenta un arancel adicional del 34% (sumando un total del 54% en algunos productos), la Unión Europea tendrá aranceles del 20%. En este contexto, los productos argentinos podrían resultar más atractivos en el mercado estadounidense al no estar sujetos a barreras tan altas como sus competidores.

EL IMPACTO EN LA CADENA DE VALOR DEL AGUA

El comercio de insumos como filtros, membranas, bombas e insumos químicos para el tratamiento de agua podría enfrentar un escenario complejo. Con aranceles adicionales, el acceso a mercados internacionales podría encarecerse, afectando la posición de los fabricantes argentinos frente a otros jugadores globales. Sin embargo, también podría abrir la puerta a nuevas oportunidades si China, gran proveedor de estos insumos, pierde competitividad frente a productores de otras regiones.

El comercio internacional de agua embotellada también podría resentirse. En 2023, el mercado mundial de agua embotellada alcanzó los USD 342.000 millones, con Francia, China e Italia liderando las exportaciones, mientras que EE.UU., Alemania y Japón fueron los principales importadores. Si los costos de importación aumentan, podría reducirse la demanda de aguas premium exportadas desde Argentina, lo que exigirá explorar estrategias de agregación de valor y diferenciación de producto para sostener presencia en mercados clave.

LA AGROINDUSTRIA Y EL COMERCIO DE AGUA VIRTUAL

El 70% del agua dulce utilizada en el mundo se destina a la producción de alimentos, y Argentina es un actor clave en este segmento. En 2022, el comercio mundial de productos agropecuarios representó USD 1,7 billones, destacando la carne, los lácteos y los cereales. Para la soja, uno de los productos estrella de exportación argentina, China representa el 60% de la demanda mundial, pero si la guerra comercial con EE.UU. escala, podría haber una redirección de mercados que impacte a la producción argentina.

El sector textil, otro consumidor intensivo de agua, también podría verse afectado. En 2023, el comercio global de textiles y prendas de vestir alcanzó USD 840.000 millones, y con China enfrentando aranceles más altos en EE.UU., podría volcarse agresivamente a mercados emergentes, compitiendo con la producción regional y reduciendo la posibilidad de que Argentina gane cuota de mercado.

EL RIESGO DE UNA INVASIÓN DE PRODUCTOS EN MERCADOS EMERGENTES

Un factor clave a considerar es el efecto de "desplazamiento de mercados". Si los grandes exportadores de agroindustria y tecnologías para el agua (China y la UE) ven restringido su acceso a EE.UU., podrían redirigir su producción hacia mercados emergentes como Argentina. Esto podría generar una mayor competencia interna, con estrategias comerciales más agresivas o incluso dumping de productos a precios bajos. En este sentido, los sectores productivos argentinos deberán estar preparados para competir con mayor intensidad en su propio mercado.

REFORMULAR EL SECTOR Y EL NEGOCIO

Frente a este panorama, la peor estrategia es no tener estrategia. Las empresas argentinas deben repensar su modelo de negocios en la industria del agua. Diversificar mercados, reforzar la innovación, apostar por la agregación de valor y aprovechar oportunidades en nichos que crecen, como las tecnologías de filtración o las soluciones de agua para la industria, es clave.

Argentina tiene la capacidad y el talento para competir globalmente. Lo que no podemos hacer es quedarnos inmóviles ante un cambio de reglas de juego. La adaptabilidad y la reformulación del pensamiento estratégico definirán quiénes se fortalecen en esta nueva era del comercio internacional.