En dicho hilo de X se sostiene que en la Ciudad se triplicó la cantidad de personas que duermen en la calle y que 7 de cada 10 de esos indigentes son bonaerenses. Alonso sostiene que “en el Conurbano, la pobreza es extrema y desesperante”. También, expresa que “mientras el Gobierno de la Ciudad brinda respuestas, Kicilloff no hace nada”.

Es casi imposible que esta clase de afirmaciones no dispare una serie de reflexiones. Primero, la clave electoral del enunciado. Segundo, es necesario analizar la calidad de las “respuestas” otorgadas por el GCBA. Tercero, desnuda la falta de  relaciones y coordinación intergubernamental entre ambos distritos. En cuarto lugar, las políticas de Milei no “derraman” riqueza ni inversiones en el AMBA, como sí en las provincias andinas dedicadas al petróleo, el gas y la minería.

Con respecto al primer punto, es menester señalar que el hilo de X de Laura Alonso invisibiliza a la Ministra de Desarrollo Social del GCBA (a quien prácticamente nadie conoce y por algo será) y se critica a Kicilloff porque presuntamente no están en condiciones de criticar a Santoro (quien tiene muy buena imagen positiva en CABA y poca negativa). De esta forma, es posible pensar que se trata de una jugada “electoralista” para darle visibilidad a una potencial candidata como Laura Alonso.

En segundo lugar, es necesario hacer una evalucación crítica de las respuestas del GCBA en materia de lucha contra la pobreza. Si bien hay programas de asistencia social  como Ciudadanía Porteña que funcionan bien y obtienen buenos resultados, lo cierto es que mostrar videos donde le dan a los indigentes con una hidrolavadora y levantarlos “como sorete en pala” para sacarlos de zonas turísticas como Recoleta, el Centro o Palermo no es una buena política. Muestra mano dura, sí, pero no resuelve el problema de la exclusión social bajo ninguna circunstancia.

Otra de las respuestas más recientes consiste en ponerle apoyabrazos a los asientos del Subte para que los indigentes no puedan acostarse en ellos a dormir. La solución ofrecida por el Gobierno de la Ciudad parece ser “expulsarlos” y tornarse “invivible” para que los más marginados del sistema decidan ir a mendigar a lugares más “amigables” y menos hostiles. En tercer lugar, una reflexión relevante del hilo de Laura Alonso es cuando invita a Kicillof a “trabajar juntos para encontrar una solución integral”. Es necesario abordar el problema de la pobreza desde una perspectiva metropolitana. Es un error de Laura Alonso (y de tantos otros) pensar la pobreza como un asunto “de Capital” o “del Conurbano”. El problema de la pobreza y la exclusión social es propio del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y no va a solucionarse en un distrito y en otro no. Es un flagelo social y hasta los distritos más ricos como San Isidro no son ajenos a los problemas de pobreza y exclusión social: la villa La Cava es un fiel reflejo de ello.

En cuarto lugar cabe señalar que a nivel general, desde el Gobierno de Milei están obteniendo resultados más que respetables en el combate a la pobreza. De hecho, según datos oficiales, en el tercer trimestre de 2024 (los últimos datos procesados disponibles) a nivel nacional salieron de la pobreza 2,6 millones de personas respecto al último trimestre de la gestión de Alberto Fernández. Sin embargo, es menester resaltar que la política insignia del Gobierno que mejor estaría funcionando, el RIGI, sólo está atrayendo inversiones en provincias andinas dedicadas al petróleo, el gas o la minería.

Es decir, las inversiones que llegan no son para el AMBA, de modo que es muy difícil que Jorge Macri y Axel Kicilloff logren reducir la pobreza en Capital o el Conurbano si no llegan inversiones que generen empleos directos e indirectos en esta gran mancha urbana que concentra gran parte de la pobreza que hay en este país.

En definitiva, como ya se sostuvo en otro artículo, en general es poco probable que los Gobiernos de distintos signos (LLA, PRO y Kirchnerismo) logren una reducción significativa de la pobreza si los salarios reales no se recuperan, si no aumenta el consumo, y no se expande el mercado de trabajo. En particular, es casi imposible que se solucione el problema de la pobreza en el AMBA si no llegan inversiones, no se crea empleo, y las políticas estatales de construcción de viviendas o urbanización de villas no se realizan en ninguno de los dos lados de la General Paz. Tampoco es factible que solucionen problemas complejos como la pobreza y la exclusión social si no trabajan juntos desde distintos espacios políticos para solucionar problemas comunes.