El "realiberalismo político" de la CELAC
Los integrantes tienen diferentes visiones sobre la política doméstica, pero coinciden en la defensa de la democracia
Días atrás se desarrolló en Buenos Aires la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). La CELAC es sucesora del Grupo de Río y de la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC). Este Foro que pretende ser la voz principal y legítima de la región, procura ser un espacio de diálogo opcional a la Organización de Estados Americanos (OEA) en tanto que excluye a Estados Unidos e incorpora a Cuba como miembros. Esta característica le permite establecer una agenda regional en la cual logrará mayor consenso para la aprobación de asuntos sensibles. Por ejemplo, la cuestión de Malvinas y el levantamiento del bloqueo norteamericano al pueblo cubano. A pesar de las diferencias ideológicas de los gobiernos que fue explícitamente expuesta en la cumbre, los Estados tienen una innegable identidad e historia en común que se refleja en la Declaración de Buenos Aires (2023) al colocar temas peculiares de sus pueblos como la desigualdad social y palabras típicas como colonialismo y ocupación militar. Así podríamos metaforizar en las aspiraciones de la CELAC una política basada en la "Doctrina Monroe sin Monroe".
En este sentido, el juego estratégico más beneficioso para Argentina será utilizar esta oportunidad multilateral por encima de la que podría disponer en la OEA a fin de reivindicar su soberanía en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, donde la presencia o no de Estados Unidos es determinante en las negociaciones por su relación bilateral con Reino Unido (especialmente durante los diálogos interbloque con la Unión Europea).Así observamos cómo podrían o no los organismos internacionales, recordando a Keohane y Nye, brindar la posibilidad de encontrarse de igual a igual con las grandes potencias para negociar e incidir en la distribución del poder.
Del mismo modo, en el marco de la cumbre, esta cuestión se interpela en los dichos del argentino Sergio Massa sobre el MERCOSUR. "Yo creo que Uruguay es uno de los hermanos menores del Mercosur, y Brasil y la Argentina tienen la responsabilidad de cuidarlo, como a todo hermano menor", nos conduce a profundizar la reflexión sobre cómo medimos el poder y si los organismos internacionales son o no epifenómenos. ¿El tamaño territorial de un país es significativo para conocer su poder real?, ¿la participación en organismos internacionales aumenta nuestro poder nominal?, ¿a qué tipo de poder nos referimos para calificar a nuestro vecino de "hermano menor"?.
La creación de estos espacios intergubernamentales justamente se basa en el principio de igualdad, por ese motivo la conocida fórmula "un Estado, un voto". En las Naciones Unidas esta idea no se representa si nos referimos a los integrantes y atribuciones del Consejo de Seguridad. Por el contrario, al ser uno de los países más pequeños de la CELAC en sus dimensiones territoriales tal como indicó su primer ministro Ralph Gonsalves, la elección para ocupar la presidencia pro tempore 2023 de San Vicente y las Granadinas es ejemplo de esta igualdad jurídica entre sus miembros.
Al respecto, en la cumbre también se expresó el respeto por el Derecho Internacional y los principios que le dieron origen al organismo en la Declaración de Caracas (2011). Es decir, si bien sus integrantes presentan diferentes visiones sobre la política doméstica de sus vecinos, coinciden en la defensa de la democracia y de los derechos humanos. La Declaración de Caracas no sólo afirma el consenso a estos valores – puntos 11, 12 y 23 – sino que además destaca la no injerencia en los asuntos internos de sus miembros – punto 23–.En alusión a las palabras del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, podríamos sintetizar a los discursos y temáticas tratadas en el actual encuentro como un "realiberalismo político" dado que prevaleció la persecución del interés nacional (máxima del realismo político) y la búsqueda de libertad comercial (esencia del liberalismo) por encima de las divergencias ideológicas del club de amigos.