Alerta en el peronismo bonaerense por las secuelas de la interna en La Matanza
En el distrito más grande de la provincia piensan que si no se supera cómodo un 50% en agosto, en octubre peligran las elecciones de Massa y Kicillof. Tras una campaña picante, la transferencia de los votos que saque Cubría hacia Espinoza es la gran incógnita. Operativo anti ausentismo.
Ya no queda nada en el camino hacia las PASO y la madre de todas las batallas, la provincia de Buenos Aires, aparece entre enormes signos de pregunta en torno a cuál será el resultado final y cómo traccionarán los distritos a la elección provincial y la nacional. En ese sentido, hay un fenómeno recurrente. Las mediciones que manejan los jefes comunales y la estructura partidaria del peronismo muestran mejores números de imagen e intención de voto para los intendentes que para Kicillof en la Provincia y para Massa en la Nación. Y, en ese fenómeno, hay un distrito que puede inclinar particularmente la balanza en favor o en contra del peronismo, dependiendo del porcentaje que entreguen las urnas, donde esa preocupación toma una escala diferente por el peso electoral propio de ese territorio.
En La Matanza finalmente quedó habilitada una interna entre el intendente Fernando Espinoza, y la diputada provincial y referente del Movimiento Evita, Patricia Cubría. A pesar de que en el peronismo local se resistió hasta último momento esa posibilidad, la mano de Máximo Kirchner y la cercanía táctica que mostró con Emilio Pérsico en las semanas previas al cierre de listas terminaron abriendo la puerta a lo que hoy algunos ven como una caja de pandora. En el distrito más populoso de la provincia explicaban ese contexto con una frase antes de la confirmación de la interna, que ahora cobra más fuerza a pocos días de las urnas y con una previa que no ahorró momentos calientes en el territorio: “después de lo que fue la interna Aníbal Fernández – Julián Domínguez, que nos hizo perder la provincia, nadie en el PJ bonaerense quiere una interna”.
La relevancia de la elección en La Matanza quedó de manifiesto en las últimas horas a partir de los gestos de las dos figuras centrales hoy por hoy en el dispositivo de UP. El ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, recibió en el Ministerio a Cubría, que tuvo su foto de campaña. Por su parte, CFK recibió a Espinoza en el Senado y subió un video a sus redes en una muestra de apoyo poco usual por parte de la vicepresidenta, que viene manteniéndose fuera de foco en este último tramo de la campaña.
En el peronismo matancero interpretaron como “una muestra muy contundente y definitiva de apoyo” al gesto de CFK para con Espinoza. Al mismo tiempo, le bajaron el precio a la foto de Massa con Cubría con una sentencia que también aplicaron al acto que el intendente compartió este viernes con Juan Grabois: “hay cosas que en campaña tienen que pasar”. Destacan, por otro lado, que el candidato a presidente de UP ya visitó tres veces el distrito en las últimas semanas para mostrarse con Espinoza, marcando una asimetría con la foto de Cubría.
Pero la lectura principal de la movida de CFK con Espinoza que hacen en “el corazón del peronismo” tiene que ver con la preocupación por levantar al jefe comunal para que su arrastre impacte positivamente en los números de Kicillof y Massa. “Si en Matanza no sacás cerca del 55%, se pierde la Provincia y la Nación” sentencian. En esos cálculos, el inflador a Espinoza es un inflador también a la capacidad de su aparato para militar y conseguir votos también para la boleta provincial y nacional.
Si bien el peronismo local no observa una oposición muy contundente y con capacidad de hacer una gran elección, la preocupación pasa por cómo se saldarán las heridas de una interna dura y con episodios de mucha tensión. “Era inevitable que una interna así en el peronismo iba a ser picante, si alguien pensó que esto era el Partido Demócrata se equivocó” sentencian. En esa línea, y dando por descontada su victoria en las primarias, en el peronismo matancero la incertidumbre ronda en torno a cuál será el comportamiento de la lista perdedora, cuánto militarán efectivamente a Espinoza de cara a octubre y qué sucederá en las bases, más allá de la unidad que puedan mostrar “por arriba” los dirigentes.
“El 14 de agosto Espinoza puede recibir a Pérsico y Cubría, sacarse fotos, etc., pero el tema es qué va a pasar con los vecinos que se estuvieron enfrentando durante esta campaña, cuánto van a acompañar o no, ahí está la cosa” sintetizan. La preocupación en el peronismo es porque la transferencia de votos no sea total, y hasta se animan a un cálculo rápido de restar al menos un par de puntos de lo que sumen entre Espinoza y Cubría en las PASO pensando en las generales.
El problema está, desde esa mirada, entre agosto y octubre. Y en el peronismo bonaerense saben que ese problema no es de Espinoza, que difícilmente pueda ver cuestionada en las urnas su hegemonía en el distrito, sino de Kicillof y Massa que necesitan cada voto de los 1.150.000 empadronados en el municipio. En ese sentido, todos dan por descontado que repetir el 65% que arañó Espinoza en 2019 es prácticamente una utopía, y que en ese contexto una elección municipal por debajo de los 50 puntos puede significar una sentencia para las boletas de gobernador y presidente.
“Estamos jugando con todo para ganar” avisan sin embargo en el peronismo del distrito. La otra gran preocupación que enfrentan por estas horas tiene que ver con el ausentismo que viene marcando las elecciones en distintos puntos del país. En 2019, la participación electoral orilló el 78% del padrón, pero hace dos años y ya en contexto de pandemia cayó un 10% hasta el 67,65%. Considerando el volumen electoral del municipio, la importancia de una concurrencia masiva a las urnas puede marcar la diferencia para las aspiraciones reeleccionistas de Kicillof y para dejar a un Massa competitivo de cara a las generales. En esa clave hay que leer los gestos de CFK y el candidato presidencial con Espinoza y Cubría en las últimas horas.
Para evitar números flacos, el aparato del justicialismo se prepara a pleno para un operativo anti ausentismo que ordena la militancia pre electoral, y que el próximo domingo 13 de agosto pondrá toda la maquinaria disponible para que nadie falte a su mesa de votación. Ya se organizan los traslados de vecinos y el facilitar todo lo que haga falta para que, como expresó Kicillof este jueves desde Ensenada, nadie se quede en su casa y sin votar. El malestar en La Matanza con una interna que consideran innecesaria y peligrosa para el conjunto del peronismo no implica sacar los pies del plato, y toda la carne disponible se pondrá al asador el día de las PASO. Si alcanzará o no es la gran incógnita que hoy desvela al peronismo bonaerense.