En estos primeros siete meses de gobierno, María Eugenia Vidal ha forjado un estilo propio como Gobernadora, distinto al de Mauricio Macri como Presidente. A la mandataria provincial se la ve más activa, con más contacto con la gente y manteniendo más reuniones con dirigentes de la oposición y sobretodo reunida con tres intendentes por semana (promedio). Tal vez lo más llamativo, hablando muy poco de los temas nacionales. Casi ni menciona ningún conflicto ni problema nacional y pronuncia cada vez menos el nombre de su, hasta ahora, jefe político. 

A muchos les llama la atención esto último, a tal punto que un grupo importante de intendentes y legisladores que destacan a Macri y dicen "¡cómo la cuidan a Vidal, qué bárbaro!" y los sciolistas aseguran "ojalá Cristina hubiese cuidado a Daniel así. Hoy sería el Presidente".

Lo cierto es que más allá de las lecturas que siempre existen en la política, nada de esto sería de esta manera Vidal se está cuidando sola. Entendió rapidamente que hacer una defensa cerrada de la Gestión Macri sólo traerá dolores de cabeza y pérdida de imagen.

El silencio como estrategia

Este fue el consejo de los más cercanos a Vidal, quedar callada y hablar sólo de la Provincia, mostrarse abierta y encabezar gestas que le junten las cabezas a propios y extraños. Tal vez por eso se entiende la iniciativa histórica de plantear hasta en la justicia, la recuperación del fondo del conurbano, que añoran los tiempos Duhaldistas, donde había dinero para ellos y su gente. 

Heredera de la realidad

Esta táctica es exitosa. "Da resultado", repiten convencidos y exultantes en calle 6 de La Plata cuando ven encuestas que dan muy encima a Vidal de Macri. Las últimas, entre 10 y 12 puntos. Los seguidores de la Gobernadora se entusiasman con que todo el desgaste que sufra Mauricio Macri no le va a llegar a la jefa y, por lo tanto, sueñan con que se convierta en la heredera natural a la Presidencia en 2019. 

Para esto, deben seguir convenciendo a la mandataria provincial que este es el camino, que en política no hay afectos ni agradecimientos y que, como dijo el celebre sindicalista argentino, Luis Barrionuevo hace días, en una reunión en su casa, "a Macri también hay que acompañarlo hasta la puerta del cementerio".