El sueño de la casa propia se aleja cada vez más de los bonaerenses. Con menos densidad población que Capital –como contrapartida menos valor por metro cuadrado—, el mercado inmobiliario en la Provincia había evidenciado cierto dinamismo en los últimos años, derrame de los altos valores porteños. Pero la caída en el poder adquisitivo del salario frente a la inflación y la dolarización de los servicios públicos, combustibles y alimentos, llevó a la actividad inmobiliaria a sus mínimos desde 2014, año en que la parálisis fue por acto reflejo de un mercado dolarizado ante el cepo cambiario.

En el primer cuatrimestre la cantidad de operaciones inmobiliarias se contrajo en 57,9 por ciento. De acuerdo con el Colegio de Escribano bonaerense, entre enero y abril de este año se realizaron 19.937 actos escriturales en la Provincia frente a los 47.333 rubricados en igual período de 2018.

De acuerdo con las últimas estadísticas del Colegio de Escribanos bonaerense, la compraventa de inmuebles cayó en abril 44,9 por ciento en relación con igual mes de 2018, aunque registró una suba de 7,6 por ciento en la cantidad de operaciones respecto de marzo. Se trata del último cotejo respecto del momento del salto cambiario, aunque en la Provincia la media de operaciones hasta fin del año pasado se mantuvo en el orden de las 10.000 operaciones mensuales. Diciembre había finalizado con 14.890 escrituras. Sin embargo, en abril último se realizaron 6424 operaciones frente a 11.658 de un año atrás.

En el cotejo interanual el valor de la compraventa promedio, indicador de los precios en que se concretan realmente las operaciones, aumentó en 30,9 por ciento, por debajo de la inflación. Según explicaron empresarios del sector, las escasas operaciones que se realizan son lo que se denomina de “oportunidad”, las cuales se concretan en efectivo. La suba de la tasa de interés rectora del sistema, que se traslada a las líneas comerciales, entre ellas la hipotecaria, congeló el mercado inmobiliario. A esta situación se suma la falta de políticas de estímulo para al acceso a la primera vivienda.

Estas dificultades explican que el desplome de las operaciones vía crédito hipotecario tanto en términos nominales como de participación en el total de compraventas. En el primer cuatrimestre de este año se rubricaron 1549 hipotecas, mientras que en igual período de 2018 el número de operaciones con crédito bancario ascendió a 16.405 actos, lo que representó una caída de 90,5 por ciento interanual. En términos de participación pasó de representar el 35,5 por ciento de las compraventas totales el año pasado a 7,8 por ciento este año.

Para quienes accedieron al crédito hipotecario con préstamos bajo el régimen de actualización UVA, el sueño de la casa propia se convirtió en una pesadilla. La escalada inflacionaria disparó el costo de los préstamos UVA –vía indexación del capital e intereses—y la cuota es hoy una pesada mochila en el ingreso familiar. La administración de María Eugenia Vidal dispuso un techo a la relación cuota e ingreso como medida de paliativo pre electoral.

La consecuencia del congelamiento del mercado fue que en el cuatrimestre cerraron en el Conurbano bonaerense 525 inmobiliarias, según datos de la ONG Defendamos Buenos Aires, que también relevó el cierre en territorio porteño (376 cierres en Capital Federal). La baja de persianas alcanzó al 20 por ciento del sector. Según la Encuesta Cuatrimestral Económica (E.C.E.), de la ONG que dirige el abogado Javier Miglino, “ha resultado uno de los rubros comerciales más golpeados por la recesión que padece la Argentina desde el año pasado”. A la caída de las operaciones se sumaron subas de tarifas, aumentos en el alquiler del local y abusos en el cobro de gastos fijos".

Los puntos comerciales en la Provincia donde más inmobiliarias bajaron sus persianas fueron Pilar (20 establecimientos), Lomas de Zamora (20), Adrogué (10), Temperley (15), Avellaneda (10), Ramos Mejía (18), La Plata (21), Florencio Varela (20), Morón (20), San Justo (20), Quilmes (18), Moreno (18) y Tigre (18).

El deterioro del negocio también es reflejo de una menor cantidad de operaciones de alquiler de locales comerciales. En los primeros cuatro meses del año cerraron 7026 locales comerciales en la región AMBA (Capital y Gran Buenos Aires), lo que implicó que en lapso se quedaran 28 mil trabajadores sin empleo. En enero hubo 2536 cierres de locales, la cifra más alta desde 1991. Febrero la siguió con 1100 comercios cerrados; marzo, con 1420, y abril, con 1970.

Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reveló que de 200 comercios de diversos rubros en las tres principales localidades del sudoeste bonaerense: Bahía Blanca, Tres Arroyos y Punta Alta, el 40 por ciento “atravesó una etapa de achicamiento y el 39 por ciento en una de estancamiento”. En este marco, el 66 por ciento de los comercios señalaron que durante el año 2018 experimentaron una caída del consumo. “La gran mayoría de las ventas cayeron entre un 20 y un 30 por ciento”, detalla el estudio del CEPA.

Los principales sectores afectados fueron negocios de venta de ropa, que lideraron los cierres. Le siguen tintorerías, lavaderos de ropa, ferreterías, negocios minoristas de materiales de construcción, venta de electrodomésticos, heladerías, muebles, lavaderos de autos, talleres mecánicos, gomerías y librerías. "Los negocios de comida y ocio como los bares, restaurantes, pubs y cervecerías continúan en la línea de cierres con más de 1.000 locales cerrados en Capital Federal durante enero, febrero, marzo y abril 2019, y poco más de 600 en Provincia", detalló en su informe Miglino.

De los 7026 comercios que cerraron, 2446 corresponden a la Ciudad de Buenos Aires, en tanto que 4580 pertenecen al Conurbano. Las zonas en donde mayor cantidad de comercios han bajado sus persianas en la Provincia de Buenos Aires son La Plata (250 comercios menos), San Martín (200), Quilmes (190), Pilar (190), San Justo (180), Ramos Mejía (180), Avellaneda (160), Lanùs (160), Florencio Varela (150), Moreno (140), Adrogué (140), Morón (130) y Tigre (130).