Teresa García: “Cristina no se va a entregar porque la quieran hacer desaparecer con una causa o una pistola"
La Presidenta del Bloque de Senadores provinciales del FDT y ex Ministra de Gobierno de Kicillof recibió a Diagonales en su despacho. Su mirada sobre el atentado contra CFK y la militancia por un diálogo con la oposición para renovar el pacto democrático.
Teresa García está cansada. La noche anterior a recibir a Diagonales en su despacho del Senado provincial mantuvo reuniones hasta bien entrada la madrugada, signo del momento político en el que está inmerso el país, y todavía tiene que pasar por la verdulería. Sin embargo, eso no interfiere con su generosidad para dedicarle el tiempo necesario a cada respuesta. La Presidenta del Bloque oficialista de Senadores cuenta cuatro décadas de experiencia política que le han enseñado la importancia del diálogo, por el cual hoy milita.
La voz de García fue una de las más resonantes el sábado pasado en la puerta de la Basílica de Luján, donde infructuosamente el oficialismo esperó un acercamiento de la oposición para comenzar a calmar el clima de tensión política, que se volvió irrespirable tras el atentado contra CFK. A pesar de eso, y partiendo la comprensión de la gravedad de la situación a la que se llegó, la referenta del peronismo bonaerense apuesta por insistir en las convocatorias y en “seguir poniendo la otra mejilla todas las veces que sea necesario”. El objetivo lo amerita: renovar un pacto democrático ante la inminencia de una descomposición total del sistema político.
A dos semanas del atentado contra CFK, ¿cómo crees que quedó la sociedad argentina luego de un hecho tan conmocionante, que al principio parecía que podía ser un punto de inflexión pero rápidamente se volvió a las mismas dinámicas de discusión social?
- Creo que sí hubo un punto de inflexión, que hay un antes y un después de ese hecho en la Argentina. Teníamos un país donde se discutía fuerte, pero luego del jueves tenemos otro país totalmente distinto, y para mi gusto con unas con una dirigencia política que no entendió la salida de la pandemia, en la que hay un nuevo sujeto social. Veo una gran conmoción social, no solamente en nuestro espacio sino en toda la sociedad.
“Teníamos un país donde se discutía fuerte, pero luego del jueves tenemos otro país totalmente distinto”.
Pero la reacción de la dirigencia política y los medios no fue la esperada. Primero la especulación de que había sido un auto atentado, que era una pistola de agua, etc. Luego que era un loco, un lobo suelto, y ahora todos los días vamos descubriendo más ramificaciones de una organización qué tiene antecedentes. Porque la Plaza de Mayo con horcas, una guillotina con la figura de Cristina o bolsas mortuorias, es obligadamente un antecedente. Va a recalentando el ánimo de la sociedad, sobre todo cuando eso se refleja permanentemente en los medios. Y hay que hacerse cargo de eso, porque en esa plaza donde estuvo la guillotina, la horca y las bolsas mortuorias había dirigentes de la oposición. No pueden fingir demencia, no pueden decir no lo vi.
“En esa plaza donde estuvo la guillotina, la horca y las bolsas mortuorias había dirigentes de la oposición. No pueden fingir demencia, no pueden decir no lo vi”.
¿Hasta dónde son responsables la oposición y los medios opositores del clima de tensión al que se llegó?
- Cuándo hay un dirigente en la calle que sabe lo que tiene que hacer, hay responsabilidad política. Cuando yo veo en esas marchas a Waldo Wolf o Patricia Bullrich pegados a la guillotina y nadie pone un freno, eso altera el ánimo de la gente. Hay que pensar en las personas que vuelven de trabajar, se sientan a comer y el único mensaje que reciben es el discurso de odio. Todo eso tuvo un costo. Estos personajes que aparecen ahora son instrumentos de alguien que pensó esto. Finalmente encontraron quien disparara esa pistola.
“Hay que pensar en las personas que vuelven de trabajar, se sientan a comer y el único mensaje que reciben es el discurso de odio”.
¿Quién creés que puede haberlo pensado?
- Todos los días aparecen pruebas de que estuvieron en todas las convocatorias, de que estuvieron por alquilar un departamento en las inmediaciones de la casa de Cristina. Eso no es un grupo de personas que está enojada con Cristina y nada más, esto tiene una planificación en el tiempo. Y tiene una cabeza, alguien lo pensó, alguien lo armó y alguien lo quiso ejecutar. Afortunadamente no lo logró, pero no ocurrió espontáneamente. Lo que pasó con el marcaje a Axel, a Máximo, al Cuervo Larroque el día de las vallas del intendente Larreta. Nadie me puede decir que la policía de la Ciudad de Buenos Aires no tenía instrucción de actuar como actuó que cuando viera algún dirigente político del Kirchnerismo. Alguien planificó eso también.
¿Lo decís por algún sector de la política?
- No, no lo sé. Creo que no, porque yo soy una gran esperanzada en que la política cambia las cosas, siempre lo fui. Por eso todavía espero que la oposición acceda a cualquiera de las convocatorias que hacemos, no importa donde sea, en una iglesia, en una plaza, en una legislatura, pero que vaya. Yo no sé quién Planificó esto, pero la pregunta es por qué a Cristina.
“Todavía espero que la oposición acceda a cualquiera de las convocatorias que hacemos, no importa donde sea, en una iglesia, en una plaza, en una legislatura, pero que vaya”.
¿Y por qué a ella?
- Por lo que expresa y lo que representa. A alguien le conviene que Cristina no esté. Porque aún con la causa y Luciani haciendo el circo que hizo, Cristina puso en evidencia que los negocios de la obra pública eran de Caputto y del macrismo. Porque ella dice lo que hay que decir y no se va a callar, no la van a asustar fácilmente.
“A alguien le conviene que Cristina no esté”.
Lo que pasó fue buscar que desaparezca, si no desaparece con la causa, que era lo que intentaban, que la causa la hiciera desaparecer de la vida política, la hacen desaparecer de otra manera. A quién le conviene esto es la pregunta. Cristina toca intereses cuando dice lo que dice. El poder económico no tiene corazón, tiene intereses. Cuando alguien plantea que tiene que haber una sociedad un poco más justa, redistribución del ingreso, e hizo que durante 12 años el pueblo sienta que puede vivir un poco mejor, que conquistaba derechos, es temible para estos sectores económicos. Y que a esa figura a pesar de todo lo que le hicieron durante años no la puedan hacer desaparecer, ahí es donde veo que hay un interés de que no esté más, claramente.
¿Qué pensás sobre la figura de la vecina de CFK?
- Es una mujer que convirtió la Recoleta en un ring político. Lo primero que hizo fue colgar una bandera con insultos arriba del departamento de la vicepresidenta, permanentemente apuntada por una cámara de la televisión. Si eso no era un convite a que un grupo de descerebrados fuera hacer lo que hizo, no sé qué era. Eso fue lo que ocurrió. Y ese grupo de descerebrados no fue casual, estuvieron en la puerta del Patria, le patearon la camioneta a Sergio Massa, se metieron en el de estacionamiento del Ministerio Economía. Fueron teniendo acciones violentas en los últimos tiempos. Yo no sé qué relación tienen con Caputto, su financiamiento. Lo que digo es que esta gente no apareció de la nada, no tiene financiamiento de la nada.
“Esta gente no apareció de la nada, no tiene financiamiento de la nada”.
Los discursos de odio aparecen como un tema muy complejo en todo este contexto. ¿Cómo se los combate?
- Es uno de los problemas sociales más graves. Cuándo uno ve cómo nació el nazismo, lo primero que hubo fue un discurso nihilista, de mucho descrecimiento de la gente sobre todo. Y luego surgió ese proceso que hizo tanto daño, pero fue un coagulante de esa situación social. Por eso yo digo que los dirigentes de la oposición tienen que ser responsables, porque si el sistema quiebra afectará a todos. No vamos a pensar lo mismo con la oposición, tendremos contienda electoral el año que viene, pero hay que reeditar el pacto democrático del 83, donde dijimos nunca más. Eso fue un pacto democrático más allá de ganar o perder elecciones.
La Misa de Luján fue un primer intento de eso. ¿Por qué creés que no fue ningún dirigente de la oposición?
- Por especulación. No entendieron que era una convocatoria a todos los credos, que estaban ahí presentes. Si hay algo que une al pueblo son las cuestiones de la nacionalidad, como lo fue Malvinas, y las cuestiones de la religiosidad. También las injusticias, como fue el 2 × 1 y el otro día en la plaza de Mayo. O como cuando Antonio Cafiero nos convocó a ir a defender la democracia, se paró al lado de Alfonsín y no especuló un minuto. Porque lo que estaba en juego era la democracia. Entonces, ¿cómo la oposición no va a ir a la basílica de Luján porque va el kirchnerismo? No es el kirchnerismo, es la democracia, son los partidos políticos, son los credos. ¿O alguno cree que el próximo gobierno, sea quien sea, si no le aciertan en las políticas, va a poder evitar que estos grupos desenfrenados sigan con esta metodología atentando contra el Congreso, los dirigentes, contra la democracia? Así no lo van a lograr.
El oficialismo planteó casi en unidad seguir insistiendo en la convocatoria al diálogo para con la oposición. ¿Eso es una línea que baja desde CFK?
- Ella lo dijo, en Ensenada creo. “Es imposible sacar este país adelante si no hay un acuerdo entre todas las fuerzas políticas”, lo planteo de esa manera. Ésa es su línea. Pero es tanto lo que han generado en los discursos de odio que hay sectores políticos que no quieren acceder a eso por temor a ser acusados de acuerdistas, sectores tan radicalizados de la oposición que ponen una vara para medir quién es más duro. Yo hace un año y medio dije los halcones se comieron a las palomas, se radicalizaron cuando volvió Macri al centro de la escena. Ellos tienen el problema de ver quién es más duro para disputar el voto libertario.
“JxC tiene el problema de ver quién es más duro para disputar el voto libertario”.
¿Qué se le dice a la militancia y a los sectores propios que dicen que no se puede dialogar la oposición?
- Si vos me preguntás si se puede dialogar con una Patricia Bullrich que especula y no condena el atentado, yo te digo que no, no se puede dialogar. Pero hay muchos dirigentes, por ejemplo del radicalismo, que todavía están con el estupor de lo que sucedió y con la consecuencia que podría haber pasado en mente. Y me parece que hay que seguir insistiendo. Esto es casi bíblico, es poner la otra mejilla, y yo digo que hay que seguir poniéndola todas las veces que sea necesario.
“Con Patricia Bullrich no se puede dialogar”.
¿Cuáles podrían ser instancias concretas para convocar ese diálogo?
- Hay lugares físicos e institucionales. Las legislaturas son un lugar. Creo que todas las legislaturas del país tienen que replicar este repudio y este intento de diálogo y acercamiento. La convocatoria de los credos es otro lugar. Puede ser la basílica de Luján, una mezquita o el templo de la iglesia evangélica, no sé. Toda convocatoria que haya a conferencias de prensa, a expresiones en defensa de la democracia y la institucionalidad, de la recuperación de la paz social, porque nadie puede ser decir que vive bien con esta convulsión social.
¿Vos tenés miedo en términos personales a partir de lo qué pasó?
- Yo en mi vida tuve una sola amenaza. Fue en la época de la AFI, cuando Arribas era el director y yo integraba la Comisión Bicameral. Cuando a uno lo amenazan se siente miedo, pero es ese momento y después llega la reflexión. El miedo paraliza, es un instrumento del sometimiento. Pero en eso creo que se han equivocado con Cristina.
“El miedo paraliza, es un instrumento del sometimiento. Pero en eso creo que se han equivocado con Cristina”.
Una gran pregunta en mucha gente es saber cómo está y cómo va a salir y seguir haciendo política después de lo que vivió. ¿Hablaste con ella?
- Sí, he tenido algún acercamiento. Está bien, está fuerte, ya sabemos cómo reacciona frente a situaciones de adversidad. No va a tener miedo. Lo que sí creo es que mientras dure la investigación y no se detecte de donde proviene esto, cuál es la finalidad, los compañeros que han tenido tanta exposición tienen que cuidarse. La única manera de frenar esto es que la justicia actúe rápido y se sepa dónde está la cabeza detrás de lo que pasó. Porque no creo que nada la frene a Cristina en su exposición, no sé si dará 1000 saludos por día o 300, pero no va a entregar su vida política, de dedicación, en cinco minutos porque entre un fiscal y una pistola la quisieron desaparecer. No lo van a lograr.
“Cristina no se va a entregar porque la quieren hacer desaparecer con una causa o una pistola”.
En Kicillof también se ve una forma de hacer política de mucha cercanía y contacto con la gente. ¿Tiene que cambiarla? Lo pregunto poniendo en contexto la reflexión que lanzó Larroque sobre si serán tiempos de hacer política con chaleco anti balas.
- La forma de Axel es nuestra forma de hacer política y no va a cambiar. Sí creo que tenemos que tener más cuidado. Sobre todo en la figura de Axel, de Máximo. Hay que estar más atentos a lo que pasa alrededor. Pero no vamos a modificar nuestra manera de relacionarnos con la política y con la gente. Todos nosotros somos de caminar las plazas, en Lujan yo estaba con mi nieta. No vamos a cambiar eso. Quizás tengamos que tener más previsión cuando se están armando los actos, discutiremos cuáles son las medidas preventivas, pero nada nos va a cambiar en nuestro vínculo con el pueblo.
Se cumplieron 1000 días de gobierno ¿Cómo sintetizarías lo que fue la gestión del FDT hasta acá?
- Los 1000 días son un momento de balance, y la verdad que a mí no me dio para festejarlo mucho porque cayeron en medio de este espanto. Lo único que tengo fresco es el jueves de hace 15 días. Creo que hay cosas que el Gobierno nacional acertó, la primera etapa, el manejo de la cuarentena, porquehabía que cuidar a la gente. Creo que fue acertada la política de compra de vacunas.
“Los 1000 días de Gobierno a mí no me dieron para festejarlo mucho”.
Y luego una serie de desaciertos, que tuvieron que ver con la expectativa que tenía la gente en nosotros al salir de la pandemia. Creo que el desacierto más grande que se tuvo fue el modo en que se negoció con el FMI, porque sabíamos lo que nos iba a pasar con esa negociación, que era quedar con grilletes para muchísimos años y sin la posibilidad de discutir la redistribución del ingreso. Por otro lado, la inflación es el peor flagelo de la gente trabajadora, porque todos los días hay que comprar la leche, y me parece que ahí hubo un desacierto importante en materia de política económica.
Y en ese sentido, ¿cómo ves la gestión actual de Sergio Massa al frente de Economía?
- Él tomó una responsabilidad que es hacerse cargo de un ministerio que estaba todo troquelado. La política financiera una cosa, la política monetaria otra, la política productiva otra, la de desarrollo otra, etc. La primera cosa virtuosa es que me parece que se reunió todo en un único ámbito, con una única conducción política. Veo una línea de integralidad y eso es auspicioso. Las consecuencias del acuerdo con el Fondo las sabíamos, por eso la postura de Cristina, la postura de Máximo. Se podía negociar distinto con el FMI. Yo en abril dije que tenían que renunciar Guzmán y Kulfas. No había alternativa. Porque siguen otro modelo económico.
¿Y el modelo de Massa es distinto?
- Es que Massa no tiene un modelo, lo que está haciendo es administrando las consecuencias de un acuerdo con el Fondo, que ya sabíamos cuáles eran. Lo que está tratando es de qué haya el menor daño colateral posible, y eso ya me parece encomiable.
“Massa no tiene un modelo, lo que está haciendo es administrando las consecuencias de un acuerdo con el Fondo”.
Y en relación a la provincia, ¿cómo evalúas los 1000 días de la gestión de Kicillof?
- Creo que la provincia tenido un cambio en su concepción. Veníamos de una concepción de todas las acciones de gobierno que era de administración de la pobreza y Axel tuvo una mirada diferente. Negoció con nación fondos vitales para la provincia, como para seguridad, durante la pandemia creo que lo administro muy bien. Creo que tuvimos el modelo de vacunación más exitoso en el país. Y hoy veo que hay obras en la provincia que estaban muy retrasadas y que ahora se han puesto hiperactivas.
La oposición salió a criticar muy fuerte al Gobierno provincial, particularmente la ex gobernadora Vidal hablando de las escuelas, o referentes cuestionando la frase de Kicillof sobre las “obras no rentables”
- Vidal no tiene autoridad moral para hablar de las escuelas. El intento de cerrar las ocho escuelas del Delta era dejar sin oportunidades a la gente que vive ahí. Respecto a la frase de Axel, tiene lógica lo que dijo. La obra pública no se hace dependiendo de una encuesta opinión, a veces las obras pueden no ser rentables, pero son necesarias porque equiparan oportunidades, mejoran la calidad de vida de la gente.
Muchos intendentes vienen planteando la necesidad de actualizar los montos del FIM y agilizar la burocracia para que las obras se aprueben más rápido en este contexto inflacionario. ¿Qué pensás al respecto?
- Es lógico que haya reclamos de los intendentes. Pero nunca hubo tanta obra pública en la provincia como estoy viendo ahora. Y hay muchos intendentes que hacen un reclamo sobre el FIM, o el tema del desfasaje inflacionario en la obra pública, y tienen dos o tres presupuestos depositados en el banco. Entonces, cuando estamos en una emergencia, todos tenemos que poner. El Gobierno de la provincia pone mucho y me parece que aquellos intendentes que pueden tienen que hacer lo mismo. Éste es un momento en el que tenemos que poner todos.
Fuiste Ministra de Gobierno casi dos años. Un tema que empieza a sonar, acercándonos al año electoral, es una posible suspensión de las PASO ¿crees que es posible?
- Siempre hay intentos. Yo recuerdo en febrero del 19, a meses de la elección, María Eugenia Vidal armó una comisión de análisis de la modificación del sistema electoral. Entre ellos estaba el desacople de la elección nacional de la provincia. Ahora han hecho el intento de votar boleta única acá en el Senado. Con respecto de las PASO, yo tengo una mirada muy particular desde siempre. Quizá cuando se votaron, que yo la voté como Diputada nacional, eran necesarias en un determinado momento político. Pero lo peor que le puede pasar a los dirigentes es abrazarse a instrumentos que son buenos en un momento y que no sean tan buenos en otros. Hay que dimensionar cuánto es el gasto electoral en un año muy crítico.
Sobre las PASO: “Hay que dimensionar cuánto es el gasto electoral en un año muy crítico”.
Me parece que se puede discutir, no es un fetiche discutir este tema. Porque tal vez, en este reclamo permanente hacia la dirigencia política, que ahora gracias a Dios también es hacia el poder judicial y el poder mediático, la gente necesita un respiro. Y tal vez, suspender las PASO pueda ser un respiro en un año que va a ser convulsionado.
Venís de muchos años de experiencia política en los que trabajaste con muchos dirigentes. ¿Cómo ves Kicillof en su rol de Gobernador?
Axel empezó siendo un cuadro técnico importante, que Cristina eligió para llevar adelante la política económica en un momento difícil. Es un hombre muy inteligente, sabe mirar la realidad, creo que tiene futuro político. Creo que los tiempos que se vienen son de más impronta política, de más entendimiento del mundo, de los tiempos que se vienen, de esa nueva sociedad que todavía no estamos entendiendo.
¿Qué tiene que ofrecer el FDT de cara al 2023 para buscar un nuevo período de gobierno?
- Creo que la política va a tener la obligación de hablar en idioma humano. De lo que le pasa a cada hombre y mujer, no individualmente sino colectivamente. Hay un nuevo sujeto social colectivo, muy atravesado por los discursos de odio. Desde el punto de vista del programa político, nuestra fuerza lo que tiene que explicar de la mejor manera es la necesidad de la distribución del ingreso. No para que haya menos ricos, sino para que todos podamos vivir un poco mejor. Y esto tiene mecanismos y medidas económicas que van a tener que ser explicadas, porque la gente necesita tener una esperanza. Generar esa certeza en un futuro es una obligación de nuestra parte. El tono de la campaña tiene que ser muy empático con nuestra sociedad, sobre todo con los trabajadores con los que menos tienen, con los que la pasaron muy mal.