Hay hombres buenos y hombres malos. Unos construyen y otros destruyen. Planteadas así las cosas, los hombres malos que depredan a su paso&  ¿merecen ser linchados? Ciertamente estoy convencido que no. Desde el enfoque de la Fe, el Génesis nos enseña Dios ve todo lo que hacemos, y somos libres de hacer lo que nos venga en gana, cuando termine la vida, Dios nos ha de juzgar. Se nos dio la libertad, con lo cual tenemos la posibilidad de vivir una vida digna o desaprovecharla.

Esta disyuntiva se repite de generación en generación, y la Biblia nos dice que el hombre puede comer de todos los árboles del jardín, salvo de uno, el del conocimiento del bien y del mal. Si somos la creación de Dios, por qué Adán y Eva, luego de desobecer el mandato Divino y comer del árbol prohibido, por su rebeldía, se vieron desprotegidos e indefensos frente al mundo que se les presentó ante sí, con lo cual terminaron expulsados del paraíso.

Luego de estos, conocemos la violencia y el escándalo y llegamos a la tragedia de Caín y Abel,  (el primer fratricidio), y el Génesis vuelve a ilustrarnos Cuando el Señor vio qué grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los designios que forjaba su mente tendían constantemente al mal, se arrepintió de haber puesto al hombre en la tierra& Pero Noé, fue agradable a los ojos del Señor .  Solo el bien corta la locura de la violencia. Lo que nuestra sociedad padece hoy no es más que un capitulo actualizado de esta historia que se repite año tras año y de generación en generación.

Desde el origen de los tiempos oímos sobre el Código de Hammurabi Ojo por ojo, diente por diente. Allí se indicaba una extraña proporción en la pena del delito. Sin embargo en nuestro país, algunas personas tienen una reacción desmedida, de locura, frente a un hecho, seguramente condenable como un robo & si me roban lo mato a patadas& , es el grito de una venganza de gente que se siente legitimada a llevar adelante la mal llamada justicia por mano propia.

Como sociedad debemos condenar estas actitudes, y reclamar enérgicamente que las autoridades instituidas por la ley actúen  y no los ciudadanos, no podemos ni debemos agregar una gota más de violencia al caos que vivimos a diario.

A todos nos duele ver que el delito crece sin control y la ineficacia de los que aplican la ley para detener esta escalada de violencia, pero nada ni nadie, nos habilita a convertirnos  en potenciales asesinos de quien me violentó con un delito. A modo de mensaje, dejo este ejemplo Jesús, también fue víctima de la violencia y la injusticia que terminó con su propia vida. Murió en la cruz, junto a dos ladrones. Uno lo insultaba, el otro reconoció que la pena era justa y pidió perdón Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino y Jesús le respondió Hoy estarás conmigo en el Paraíso . Claramente creyó que un ladrón podía arrepentirse.