Los 22 de noviembre celebramos el día de la música en conmemoración de Santa Cecilia, una aparente valiente mujer que cantó una canción antes de ser ejecutada por sus creencias cristianas. Fue nombrada Patrona de la música por el Papa Gregorio XIII y se la sigue encontrando en muchas piezas de arte con pianos, arpas y otros instrumentos aunque no tenemos idea de si sabía ejecutar alguno.

En todo caso está bueno preguntarnos por el origen de la música. Cuando rastreamos el origen del arte en general nos remitimos a las pinturas rupestres, esos dibujos torpes en las paredes de las cavernas que el hombre empezó a realizar con el objeto de inmortalizarse en la historia - en la prehistoria,  o de transmitir - antes de que existiese el lenguaje - alguna información a las generaciones futuras. O tal vez embellecer la caverna. Nunca sabremos cuál fue la motivación que dio origen al arte pictórico.

En el caso de la música entendemos que es el arte de organizar de determinada manera los sonidos y los silencios, usando tres elementos la melodía, la armonía y el ritmo. Tal vez encontremos en el ritmo el comienzo de todo. Es probable que lo primero que detectara el hombre primitivo es que si golpeaba dos piedras en determinado orden y en determinado ritmo algo le sucedía sí mismo y a otros. ¿Quién, Cómo, Dónde, por qué habrá nacido la música?

La música cumple variadas funciones sociales. Hay música que nos permite reflexionar, música que nos calma, que nos hace rezar o meditar, que nos excita, que nos entretiene, que nos divierte, que nos genera determinado sentimientos, etc. La versatilidad de la música es sin duda lo que también la hace tan poderosa. A diferencia del lenguaje, que funciona en la dimensión racional del ser humano, la música entra hasta los huesos, te penetra, te envuelve, te hace formar parte del enunciado. Nadie puede escaparse del mensaje de la música. 

Tres situaciones que me enseñaron a entender el poder de la música

Costanera de la Ciudad de Corrientes. Estoy arriba de un escenario inmenso por abrir un Festival de una marca de telefonía. Frente a mi hay 60.000 personas. Respiro profundo y salgo. Agarro el micrófono y grito mientras empiezan a sonar los acordes de una canción mía ¿Cómo están, Corrientes? . Escucho un grito demoledor, miles de voces se unen para contestarme algo ininteligible - pero que yo sé que quiere decir bien - mientras se mueven todos al mismo tiempo, al ritmo de una canción mía, que probablemente estén escuchando por primera vez.

Segundo hecho. Hacemos un videoclip con Lizy Tagliani sobre la situación de las personas Trans en Latinoamérica. El Videoclip se viraliza rápidamente y tiene medio millón de vistas. Me llegan cientos de mensajes de chicas Trans agradeciendo la canción y la concientización del tema.  Recuerdo uno conmovedor que me decía Por primera vez en mi vida me sentí orgullosa de lo que soy .

Tercer hecho. Estoy en la sala de partos. Mi mujer está en plena cesárea. Los médicos empujan y sale una beba hermosa y azul. Llora desesperadamente y nada la calma. La llevan a un lugar dónde la estudian, le aplican remedios y la bañan. Sigue llorando y gritando desconsolada, pareciera no poder respirar bien. Una médica le informa a mi mujer que es posible que tengan que llevarla a neonatología porque no respira bien. Me la dan y la tomo por primera vez en brazos, inexperto, empiezo a cantarle lo más dulcemente que puedo una canción de cuna. Empieza a calmarse al ritmo de mi canción, apoya su cabeza y hace una mueca que yo creo que es una sonrisa. Mi hija no llora más.

Decía Nietzche que Sin la música la vida sería un error . Feliz día música, gracias por darle ritmo a la vida.