"Trumpistas de la primera hora"
Por Ezequiel Salas. ¿Qué somos? ¿Trumpistas de la primera hora del 20 de enero pasado? ¿O anti-Trumpistas porque nos impide mandar limones? ¿Hay algo que convenga hacer?
Más allá de lo que nos guste discutir, nuestra opinión no moverá un solo ladrillo del muro fronterizo entre México y Estados Unidos que se construirá en breve.
Sí debemos analizar lo dicho, lo hecho y lo anunciado por el nuevo @POTUS. Claramente ha decidido ir a fondo con lo prometido en la campaña. Es decir, creo que el norteamericano promedio presiente que la grieta es grande, pero analiza estar de los dos lados. ¿Es posible esta ambigüedad? Claro que se puede, sobre todo para los que han dejado de lado la importancia de los datos o la ciencia. A modo de simple ejemplo, y frente al debate mediático sobre la cantidad de asistentes a la jura como primer mandatario, el nuevo secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, acusó a los medios de mentir acerca del número de personas que acudieron al Capitolio. Según Spicer, y a pesar de las fotos que circularon, se trató de "la mayor audiencia que jamás ha habido en una inauguración, y punto".
Lo más raro de todo esto es que el público acompaña estas falsedades, las sostiene e incluso defiende. Los datos ayudan, siempre y cuando, coincidan con mi marco de referencia; sino, se descartan de plano. Bien podría haber afirmado el vocero de la Casa Blanca, hipotéticamente, "qué lástima el feo día, mucha gente hubiese querido venir"; pero optó por redoblar la apuesta y sostener que Trump Presidente fue de lo más concurrido en la historia.
Las formas y el fondo de las cuestiones, parecen no coincidir en su camino. Amén de lo arriba mencionado, uno de los decretos instituyó al día de su propia asunción como el Día Nacional del Patriotismo, como para que no queden dudas.
Siguiendo con su agenda de generación de enemigos, el mismo día en que el canciller mexicano llegaba para coordinar la inminente visita del Presidente Enrique Peña Nieto, casi que puso la piedra fundamental del muro con el vecino del sur. El tacto no hace falta para tener buenos enfrentamientos. La lista podría seguir con la eliminación de la web oficial no solo la versión en español (y eso que en Estados Unidos el inglés no es el idioma oficial), sino todo lo relacionado con el colectivo LGTB, que se había constituido en un gran canal de diálogo entre el gobierno y este enorme grupo.
Hay más. Porque suspenderá la emisión de visas en países en donde no se puede realizar una investigación adecuada de antecedentes, y que suspenderá durante 30 días la entrada de ciudadanos que provienen de países de preocupación particular, es decir, oriente medio, o lo que se le ocurra.
En la temática seguridad, dejó entrever que no solo Guantánamo seguirá abierta, sino que la CIA tendrá carta blanca para tener centros de detención en otros países donde aplicar métodos de tortura, ya que lo considera un método útil para obtener información.
Por último, la economía. Es el tema con el que los argentinos amamos enfrentarnos volviéndonos pro Trump o anti Trump. El Presidente Nº 45 de los Estados Unidos propuso, propone y sostendrá en el tiempo un cierre (también) de las fronteras comerciales. Todos los tratados se renegocian, las importaciones se revisarán exhaustivamente y las primeras reuniones fueron con los dueños de las automotrices, a quienes les solicitó producir en el país, dejando de lado subsidiarias en países vecinos, como México. La apuesta será por su mercado interno. A su vez, modificará las tasas de interés para que los dólares voladores aterricen en la tierra que los vio imprimir.
Debemos comprender que los norteamericanos votaron por Trump para que haga esto mismo, no para que busque el crecimiento latinoamericano con justicia social o la paz del mundo. Recién una vez que lo entendamos podremos reconfigurar nuestras metas de subsistencia, más que de desarrollo y crecimiento.