Adolfo Bioy Casares un pasajero de primera clase
A 102 años del nacimiento del escritor, columna de opinión por Juan Manuel Caravello
Mucho más que el amigo del gran escritor argentino, mucho más que el cuñado de la mecenas aristocrática de la cultura, en una época en la que ser escritor era menos un trabajo que un pasatiempo de clases acomodadas, Adolfo Bioy Casares desarrolló una carrera tal vez mucho menos valorada de lo que debería serlo.
Formó parte de la revista Sur donde se reunían las firmas de Jorge Luis Borges, José Bianco, Oliverio Girondo, Eduardo Mallea y extranjeros como Ortega y Gasset, Octavio Paz, García Lorca, en ese selecto grupo dirigido por Victoria Ocampo, también agregó sus primeras colaboraciones.
Su perfil de playboy , de galán de clase alta sólo se vio incrementado con la fama de escritor. Sin embargo a esa vida de romances, su esposa Silvina Ocampo (otra muy buena escritora) fue siempre el lugar al que volvió y donde fue recibido siempre. Junto a ella y a Borges editaron en 1940 un libro que marcó la lectura y la literatura de generaciones de escritores argentinos Antología de la Literatura fantástica , fue este libro que recopila relatos fantásticos de la literatura mundial una guía para muchos.
Detengámonos un instante en esta antología, con ella no sólo difundieron muchos autores sino que sobre todo establecieron un canon, si el autor aparecía ahí era respetado y debía leerse y tenerse por importante. Otro movimiento interesante generó este libro Borges decía que cada escritor crea sus precursores y este libro es eso, crea los precursores de los tres amigos compiladores; genera una tradición en la que insertarlos, de hecho figuran textos propios en esa antología que legitima de esa manera su pertenencia a la tradición que ellos mismos crean.
A la injusta sombra de Borges, incluso tal vez con la comodidad de escribir tranquilo cuando el lugar del Gran escritor era ocupado por otro, amigo y unos años mayor, fue escribiendo cuentos y novelas una extensa obra siempre bordeando la literatura fantástica y hasta la ciencia ficción. Historias distópicas como en la novela El diario de la guerra del cerdo donde se imagina un momento en que se empieza a perseguir a los hoy correctamente llamados adultos mayores, sin motivos aparentes hay una especie de cacería y la paranoia se adueña de un grupo de amigos.
O la fantástica Dormir al sol donde la ciencia, el amor, la locura se mezclan en una trama de ciencia ficción barrial que no deja afuera la melancolía porteña. También sus libros de cuentos incluyen lo fantástico y el amor entre sus temas preponderantes, sin perder el humor, lejos de la solemnidad, cuentos como La trama celeste , Un león en el bosque de Palermo o Cavar un foso son excelentes maneras de introducirse en su obra.
Murió un ocho de marzo de 1999, después de haber editado más de treinta libros, luego de su muerte varios más vieron la luz de manera póstuma. Había comenzado las carreras de Letras, Filosofía y Derecho, sin terminarlas. Había formado parte del parnaso de la literatura argentina y mundial durante años, recibió premios como el Cervantes en 1990. Había nacido un 15 de septiembre de 1914.