Mi nombre es Marcela, tengo 53 años, soy oriunda de Los Toldos (General Viamonte) y desde hace tres años vivo en New Borg El Arab, Alejandría, Egipto.

¿Cuál fue la razón que me impulsó a venir a vivir aquí tan lejos de mi tierra natal? Pues simplemente el amor.

Conocí a un egipcio, nos enamoramos, y como él no podía venir a vivir a Argentina, decidimos que yo, luego de jubilarme como docente, fuera a vivir allí.

New Borg El Arab pertenece a Alejandría. Está a 35 km de esa ciudad y a 7 km del Mediterráneo. Es una ciudad industrial por excelencia donde se encuentran seis parques industriales con aproximadamente 1300 fábricas.

El 90% de la población trabaja en las fábricas y provienen de otras ciudades. Está rodeada de pequeñas parcelas de campo desde donde llegan diariamente frutas y verduras frescas, leche y sus derivados como crema y manteca. La zona es famosa por la producción de higos, uvas, granadas y frutillas.

Se encuentra aquí el estadio de fútbol más grande de Egipto en donde se juegan los partidos internacionales. Cabe destacar que el técnico de la selección nacional de futbol es el argentino Héctor Cúper a quien el pueblo egipcio ama luego de haberle ganado a Nigeria y Ghana, y de estar a un paso de la clasificación para el próximo mundial. Los egipcios son muy futboleros, la mayoría es hincha del Barça y adoran a Messi.

Otro sitio para destacar en esta ciudad es el Centro de Investigaciones Científicas para todas las ciencias, contando con el laboratorio más importante de Egipto. El edificio es una réplica de las pirámides, muy moderno.

Desde el año pasado hay una Facultad Egipcia-Japonesa de Ciencia y Tecnología. Entre otros lugares, el club "Smouha" ocupa varias hectáreas y se pueden practicar todos los deportes.

En el área de Salud, la ciudad cuenta con tres hospitales públicos y varios privados, cuando se necesitan estudios o cirugías de alta complejidad o atención de la salud de manera más específica, la gente va a Alejandría.

La vida es muy diferente a lo que vivía en Argentina, siempre digo que para vivir aquí tiene que gustarte mucho, de lo contrario la adaptación es muy difícil. Sí es un país para visitar y maravillarte con cada cosa que ves, historia pura y apasionante.

Las comidas preferidas en mi ciudad son la carne de cordero, los macarrones y el pescado, además de comidas árabes. El arroz (más pequeño que el argentino), las sopas y el pan pita son infaltables en las comidas. Lo único malo para mí es que a todo le ponen "comino" y a mí me desagrada inmensamente esa especia. No se bebe alcohol, pero hay exquisitos jugos naturales, malta y vinos espumantes sin alcohol, deliciosos. La bebida típica es el té y también se toma mucho café turco, que es con el que se lee la borra.

En esta ciudad los hombres, en su mayoría, visten túnicas preferentemente blancas y cubren su cabeza con pañuelos que se ponen a modo de turbante.

Las mujeres usan abeas (especie de túnicas de manga larga) o vestidos largos generalmente negros con brillos, y cubren sus cabezas con el típico "hiyab" (velo que cubre la cabeza y el pecho). Algunas, las más primitivas o tradicionales, cubren también su cara y sólo quedan visibles sus ojos.

Lo primero que me emocionó al llegar aquí fue escuchar, casi al unísono, el llamado al rezo desde las mezquitas (como creo, todos saben, Egipto es un país musulmán). La gente deja sus actividades y acude a rezar a las mezquitas. La devoción por la religión es por querer agradar a Allah y sumar puntos para ganarse el paraíso después de muertos. Esto nunca lo había visto antes y me impresionó agradablemente.

La gente es muy amable y solidaria con el extranjero. A pesar de no hablar aún su idioma, el árabe, igual nos entendemos por señas. Con mi esposo hablamos en inglés, pero en esta ciudad casi nadie habla inglés.

Si bien es cierto que es una sociedad "machista", de la puerta de la casa para adentro la mujer es quien lleva el control de todo. Por supuesto hay excepciones como en todos los órdenes de la vida.

En este lugar me siento feliz, plena, es como si fuera mi lugar asignado para vivir en esta tierra.

Obvio que extraño mi gente, mis hijos, nietos, familia, amigos, pero el tener la posibilidad de viajar una vez al año a mi Argentina, y contar con la tecnología que te permite comunicarte y verte a la distancia, se soporta bien la nostalgia.

También tengo la suerte de conocer a otras argentinas que viven en Egipto y a otras mujeres de habla hispana, lo cual te hace sentir menos diferente.

A grandes rasgos, esta es mi nueva morada de la cual estoy enamorada.
 
Egipto es un país ancestral y mágico donde convive lo moderno con lo antiguo y tiene mucho para ofrecer al turista, te maravilla y sorprende en cada cosa que ves. Si te agrada la historia no podés dejar de conocer esta tierra de faraones.