Conflictos e inversiones, ¿hay relación?
Por Darío Martelotti. Los argumentos del gobierno de Macri y lo que muestra un informe del Centro de Economía Política Argentina
Ante la escasa llegada de inversiones, los funcionarios de Gobierno de Cambiemos y el propio Mauricio Macri comienzan a responsabilizar a los trabajadores de las falencias de su propio modelo económico. En su reciente visita a Holanda, el Presidente opinó que la creciente conflictividad social "influye" sobre la llegada de capitales extranjeros, en relación al primer Paro General durante su mandato y a las múltiples movilizaciones contra el ajuste en el pasado mes de marzo.
Sin embargo, la conflictividad social y laboral está lejos de ser la principal y única razón de la falta de inversiones en el país, como pretenden instalar los medios masivos y hegemónicos de comunicación. Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), no hubo una relación inversa entre ambas variables en los últimos años. Desde 2010 hasta mediados del año pasado, en solo la mitad de este período se observa que la inversión sube cuando cae la conflictividad.
Si se considera los últimos seis años y el primer semestre de 2016, se comprueba que solo entre 2011-2012, 2013-2014 y el primer semestre de 2016 existe una relación inversa entre conflictos e inversión, es decir, cae la inversión y aumentan los conflictos. Se percibe asimismo que en 2009-2010, 2012-2013 y 2014-2015, la relación es directa, es decir, aumentan los conflictos y aumenta la inversión y viceversa, mientras que para 2010-2011 se mantiene la cantidad de conflictos y la inversión aumenta sensiblemente.
La tan ansiada llegada de "lluvia de inversiones" fue una de las principales promesas de campaña de Cambiemos. El cambio de Gobierno y del rumbo económico, tras más de una década de kirchnerismo, harían que los capitales internacionales volviesen a confiar en la Argentina y eso traería un boom de crecimiento. Sin embargo, la lluvia fue solo una garúa y las pocas inversiones optaron por radicarse en el circuito financiero, sin generar empleo ni producción. Hoy, ante un panorama que continúa adverso, el Gobierno no hace autocrítica ni modifica sus medidas, sino que elige criminalizar la protesta.
El estudio del CEPA además contempla la hipótesis de que la decisión de invertir se produce con posterioridad al conflicto, pero aun así se observa una escasa correlación lineal. Al vincular el promedio de conflictos de cada año con la inversión desfasada seis meses, "se comprueba que en sólo dos períodos la relación es inversa entre conflictos e inversión, es decir, cae la inversión y aumentan los conflictos".
En definitiva, las conclusiones contradicen las declaraciones del Presidente, quien en su reciente visita a Holanda señaló que la conflictividad social "influye" en la llegada de inversiones, pero nada dijo sobre la caída del consumo y la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores y las trabajadoras.
Todo indica que se trata de una nueva operación discursiva de Cambiemos para deslegitimar la protesta social y transformar en responsables de la recesión económica a sus propias víctimas los trabajadores y trabajadoras que desde diciembre de 2015 vieron reducidos sus salarios y sus derechos.