Estoy profundamente convencida que conmemorar hoy el Día de la Diversidad Cultural Americana no solo supone un acto de reivindicación a nuestra identidad y cultura americanas, sino también una excelente oportunidad para pensar sobre nosotros y nuestra historia desde un lugar distinto, nuevo. Esa reflexión ante todo, debe llevarnos a estar más cerca de la justicia y de la verdad de los hechos.

De pequeña, cuando cursé mis estudios en mi escuela primaria y secundaria Santa Teresa, en Colonia Hinojo, partido de Olavarría, cada 12 de octubre celebrábamos el "Día de la Raza" y poníamos en primer orden el arribo del marino genovés Cristóbal Colón al continente americano, significando este hecho como civilizatorio y trascendental para nuestro futuro. Si bien hoy somos descendientes históricos de ese encuentro donde hubo claramente dominadores y dominados y la metodología fue decididamente violenta e injusta, el reconocernos tanto en españoles como otras corrientes migratorias así como en los hijos de la tierra, profundiza nuestra mirada hacia quienes somos y expande la historia mucho más allá del 1492.

Es a partir de esas claves que comprendemos el porqué de muchísimos acontecimientos políticos, religiosos, económicos y sociales que hoy en esta fecha y en cada día debemos revisar.

Es nuestra obligación como ciudadanos, como padres y como políticos no alentar divisiones racistas, ya que la división de la humanidad en "razas" constituye dar categorías arbitrarias, donde unas se imponen sobre otras.

Poner en valor a nuestra cultura, nuestros orígenes y dejar atrás el concepto de "conquista de América" para abrazar la diversidad cultural nos invita al diálogo, a construir incluyendo, a fortalecer nuestra identidad desde nuestra propia realidad.

Sé que en mi querida escuela de hermanas de la Colonia Hinojo hoy, los que son niños y serán padres, dirigentes, trabajadores o profesionales de mañana, estarán conmemorando la llegada de los españoles pero también el enorme y valioso aporte de los nativos del continente y de los afro descendientes. Esto me motiva a trabajar aún mas porque en ellos, que son el futuro, habrá otra idea más justa y más precisa se pensará más en el contacto entre los pueblos y menos en descubrimientos, y seguramente será más natural considerar que todas las personas somos iguales. Eso no sólo es mi anhelo, sino que debe ser un objetivo de todos.

Porque como bien señala nuestra Constitución Nacional, se debe garantizar el respeto a la identidad y el derecho a una educación intercultural.

Hoy, día de la Diversidad Cultural Americana, reitero que estamos frente a una excelente posibilidad para seguir trabajando en la construcción de un país mejor, más justo, libre y soberano.

A seguir entonces con la labor y reconociéndonos. Cada 12 de octubre y cada día. Solo así podremos saber hacia donde debemos ir, transitando un camino de inclusión e igualdad entre los argentinos.