El reclamo de la docencia debe triunfar
Por Nicolás Del Caño. El afán de la gobernadora María Eugenia Vidal, de terminar con la ejemplar lucha de la docencia, atacándola y demonizándola sin pausa, fracasó rotundamente
A más de dos semanas del inicio del ciclo lectivo, el afán de la gobernadora María Eugenia Vidal, de terminar con la ejemplar lucha de la docencia, atacándola y demonizándola sin pausa, fracasó rotundamente. Contando con el apoyo de los gobernadores del oficialismo y la oposición (FpV-PJ, UCR, FR y otros), el gobierno de Cambiemos ha puesto todos sus recursos para terminar con la resistencia que oponen al techo salarial los maestros y maestras. A pesar de todo ello, persisten ejemplarmente en este fundamental reclamo de un salario mínimo que les permita vivir.
No obstante, en la reunión salarial del lunes pasado, el Gobierno no sólo evitó formular nuevas ofertas, sino que también admitió con cinismo que ya son millones en Argentina los que sufren diariamente la precariedad laboral, a la vez que dio cuenta del enorme favor que le hacen las conducciones de las centrales sindicales, que sigue sin llamar a un plan de lucha nacional y a un paro general en apoyo a la docencia y a todos los reclamos del movimiento obrero, como exigen incansablemente las bases de los trabajadores.
Más aún luego de las declaraciones del presidente Macri en el conocido programa de Mirtha Legrand, la Gobernadora mantuvo su línea de ataque incesante a la docencia. El propio Presidente declaró estos días su apoyo absoluto a la gobernadora Vidal, culpabilizando a los docentes que "no dan clases". Como si fuera poco, también difundió en redes sociales una publicación vergonzoza, en la que comparó la situación actual de la educación en Argentina con la situación del Japón tras la Segunda Guerra Mundial "Para que un país pueda levantarse, la escuela nunca debe parar", afirmó.
La bronca acumulada entre los trabajadores y sectores populares se empezó a expresar en las calles y la lucha docente ha sido también un catalizador de ese hastío. Queda claro que la educación no se compra ni se vende; y que la voluntad de lucha de todos sus trabajadores, tampoco. Igualmente claro es que que los funcionarios de Cambiemos subestiman a la docencia, igual que a todo el pueblo trabajador. Están en la vereda opuesta de sus condiciones de vida, con funcionarios que cobran dietas de más de $ 150.000 por mes y exigen a los docentes, que deben trabajar tres turnos para apenas cubrir la canasta básica familiar, que "no bajen los brazos", que "trabajen silenciosamente aunque haya días duros". Un escándalo difícil de invisibilizar con un Gobierno para ricos.
El gobierno de Cambiemos pasa por un mal momento y el propósito reaccionario de derrotar a la docencia podrá marcar un antes y un después para su gestión del gobierno. Mientras sus funcionarios se llenan la boca hablando contra la organización y la movilización docente, el apoyo incondicional a su lucha y a su defensa incuestionable de la escuela pública, continúa creciendo. Se multiplican las iniciativas solidarias en barrios, fábricas y escuelas, la comunidad educativa impulsa con ellos marchas de antorchas, se realizan asambleas de base, se organizan mateadas con padres y alumnos. A pesar de las extorsiones, amenazas y campañas destinadas a levantar la huelga, esto demuestra que hay fuerzas suficientes para torcerle el brazo a los planes del Gobierno.
El paro general debe continuar hasta derrotar al Gobierno. Veinte provincias permanecen todavía sin cerrar la paritaria, catorce de las cuales están gobernadas por representantes del FPV-PJ que se oponen a que haya paritaria nacional. El mayor temor en el gabinete de Vidal es que el Gobierno, agobiado por la lucha docente nacional, termine cediendo a este reclamo político-sindical y llame a la paritaria nacional. Sería una derrota para ellos.Es necesario profundizar el plan de lucha nacional hasta imponer el 35 % de aumento salarial para todos y que no se descuente ni un día de paro. A eso apostamos desde el Frente de Izquierda.