Volvimos a las calles. Este 28 de mayo nos manifestamos una vez más para expresar la profunda y urgente necesidad de que nuestros políticos escuchen el pedido del movimiento de mujeres, para abrazar y garantizar nuestra salud y la de cualquier cuerpo con capacidad de gestación. Es un derecho que tengamos la decisión sobre nuestros cuerpos, porque ya estamos en el siglo XXI y despertamos del sometimiento, silenciamiento, hostigamiento, y exclusión en la que vivimos durante tantos siglos. 

¿Cómo puede ser que el útero de la mujer sea el único órgano humano en el que otra persona toma una decisión y no la mismísima que lo tiene?

El aborto existió, existe y existirá, señores. Lo que se cuestiona es, si se seguirá llevando a cabo de forma clandestina (y conformando un negocio millonario para quienes lo ofrecen) o si se ejercitará de manera legal, segura, gratuita y en igualdad para aquella persona que lo requiera, con o sin poder adquisitivo.

Nadie quisiera llevar adelante esta práctica. La decisión de un aborto no es un momento feliz, ni fácil, ni simple, en la gran mayoría de los casos. Cuando hablamos de aborto no es para masificarlo, ni obligarlo a realizar, ni usarlo como método de anticoncepción, entre tantas otras cosas que escuché en este último tiempo…

La interrupción voluntaria del embarazo es una opción. No una recomendación, ni una sugerencia al pasar. Exponer este tema es delicado, sacarlo del estigma, la culpa y la oscuridad es ir en camino de la honestidad. Esa misma que también reclama la sociedad cuando quiere sacar las caretas de la hipocresía en la que aún vivimos en varios aspectos y situaciones.

El lema que ofrece la Campaña Nacional, quienes llevan adelante hace 14 años la presentación de este proyecto para que sea ley, es claro y con fundamentos. Necesitamos educación sexual para DECIDIR, anticonceptivos para NO ABORTAR y aborto legal para NO MORIR.

La ley de educación sexual ya rige desde el año 2006 y en muchas provincias no se implementa. Casualmente, en aquellas que llevan las estadísticas más elevadas en embarazos adolescentes. ¿Cómo podemos esperar que nuestros índices de mortalidad por abortos clandestinos bajen, si la población no tiene acceso a la información que se precisa para conocer lo básico que es cómo funcionan nuestros aparatos reproductivos?  ¿Cómo se previenen embarazos no deseados cuando los anticonceptivos no son entregados en los hospitales públicos?  ¿Cómo puede expresarse un niñe si no tiene recursos para advertir o expresar que está siendo abusdx? Todo esto puede evitarse con formación e información que ofrece la ESI y que debe regularse e implementarse en todas las escuelas del país, tanto públicas como privadas.

Cada hora, 40 abortos clandestinos se están realizando en la Argentina. Esta cifra puede modificarse si el Estado se hace responsable y organiza e implementa una red de contención y acción para que esta desinformación y las muertes  por abortos insalubres sean evitables. Seguiremos gritando, pidiendo y exigiendo nuestros derechos en los casos en los que también ya es ley la interrupción voluntaria del embarazo no punible, por lastres causales que rigen desde 1921, y que aún hoy, casi 100 años después, no se cumplen. Entonces obligamos a niñas a parir, a llevar adelante una maternidad no deseada y fruto del abuso y la violación de un adulto,  en la mayoría de los casos, de su propio familiar.

Somos parte de un pedido que ya es una necesidad. Por eso continuamos en las calles, en el parlamento, en los medios de comunicación dentro y fuera del país exponiendo nuestra realidad y exigiendo que nuestros senadores representen a su población, porque así lo requiere este sistema democrático, porque los votamos – o no los votaremos- para que tomen las decisiones y porque somos nosotros quienes les pagamos el sueldo. Honren su labor, estén a la altura de un pedido social por la salud de sus hijas, hermana, madres, compañeras, tías, vecinas y todo cuerpo que pueda llevar adelante una gestación.

Es momento de dar un cambio radical de conciencia y acción. Nuestras jóvenes generaciones lo están pidiendo y no podemos darles la espalda. Constituyamos una sociedad más honesta y amorosa,  por ende más sana. Aceptemos este momento incómodo para transformarlo en diálogo y debate. Para ahuyentar miedos, para tener más empatía con aquellxs que no cuentan con los mismos recursos a los que otrxs si tienen acceso.  

Propongo bajar ese dedo inquisidor que lo juzga todo para que seamos más amorosos y compasivos, pues cada uno está peleando sus propias batallas.

*Mujer, actriz, madre. Twitter: @LauraAzcurra