La situación del mercado de trabajo en la Argentina ha evidenciado un cambio de tendencia, con una sostenida destrucción de puestos de trabajo y expulsión de trabajadores experimentada desde el 10 de diciembre a esta parte. No obstante, esta dinámica no se ha dado de manera uniforme, sino que adoptó distinta intensidad de acuerdo al tamaño de la empresa empleadora

En ese marco, resulta útil analizar cuál ha sido el comportamiento de las distintas empresas frente a la actual coyuntura signada por la caída del salario real, el incremento de tarifas en distintos servicios públicos y la renovada apertura comercial vía eliminación de las Declaraciones Juradas de Importación DJAI-. En la medida en que las pequeñas y medianas empresas involucran cerca del 80% de su producción a la venta en el mercado interno, el impacto de la reducción de poder adquisitivo, de los incrementos de precios vía costos tarifarios y de la apertura importadora se manifiestan de manera más aguda. Amén de ello, no han sido las primeras en expulsar trabajadores, situación que se mantuvo a lo largo de los primeros 12 meses de gestión.

En este sentido, el informe realizado por el CEPA (Centro de Economía Política Argentina) muestra la evolución de la cantidad de trabajadores y de empresas según el tamaño de las mismas. Las cifras corresponden al período comprendido entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016 (último dato disponible), y es resultante de la información suministrada por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo SRT - que incluye trabajadores cubiertos por ART. 

Por un lado, se evidencia la expulsión de trabajadores protagonizada por grandes empresas. Las empresas del segmento más pequeño, con menos de 100 trabajadores, han despedido a 0,61% de su plantilla para el periodo completo. Asimismo, las empresas de entre 100 y 2.500 trabajadores cesantearon 0,22% del total de los trabajadores de su segmento, por debajo del promedio general de 1,60%. 

Como ostensible contracara, las empresas que detentan más de 2.500 trabajadores han reducido sus planteles laborales de manera ininterrumpida, con una caída de 3,99% en su plantilla entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Ello da cuenta de una marcada disparidad en los comportamientos de grandes y pequeñas empresas.

Por otro lado, se evidencia una importante cantidad de desaparición de empresas, particularmente tratándose de las que ostentan menor tamaño, en el marco de nuevas condiciones macroeconómicas que supusieron adicionar una gran fragilidad a la sustentabilidad del mundo pyme, altamente sensible a los vaivenes del mercando interno, y fundamentalmente al sector industrial. El CEPA menciona que la amplia mayoría de las empresas desaparecidas refieren a empresas de menos de 100 trabajadores, ascendiendo a 2.767 en total entre diciembre 2015 y noviembre 2016. Por otro lado, sólo son 67 las empresas con un rango de ocupados entre 101 y 2.500 trabajadores, mientras que sólo 4 empresas de más de 2.500 trabajadores son las que registran una baja en la base de SRT.

El hecho de que la menor cantidad de despidos se hayan dado en las empresas más chicas (-20.005 trabajadores) en comparación con las de mayor tamaño (-122.437 trabajadores) viene a ratificar lo dicho por la mayoría de los dueños de las pymes durante el año 2016, en cuanto a que la última medida a la que se llega en caso de crisis es la de reducción del personal. En este sentido se puede decir que la mayoría de estas empresas no han tenido que llegar a despedir a sus empleados para mantenerse en pie, sino que directamente han recurrido al cierre definitivo de las mismas.