En 2014, Hernán Paez La Valle fue asesinado de dos puñaladas en el barrio platense de Tolosa en medio de un intento de robo. La familia recuerda lo sucedido a través de una dura carta enviada a Diagonales.

JUSTICIA QUE NO ES JUSTICIA

Soy Hernán Paez La Valle, este año tendría que tener 25 años, estar en el 4to o 5to año de mi carrera que era Ingeniería Eléctrica, trabajaba en una fabrica llamada Novopor, tenía un Fiat Uno y un celular Samsung Core... hoy capaz tendría una novia, hijos, una casa ... o no, no sé que hubiese pasado y no lo sé porque me quitaron la posibilidad de vivir, de saber lo que se siente ser papá, recibirse, tener una familia, llegar a los 40, comprarme mi primer 0km, tener mi casa.

El Miércoles 17 de septiembre de 2014 mi vida terminó, a mis 22 años. Me mataron. Ese día comenzó como cualquier otro, rutinario, no pensaba que ese día iba a ser el último de mi vida. Como siempre me levanté temprano y fui a trabajar a la fábrica, un trabajo nuevo, había empezado hacía un mes, por recomendaciones llegué a ese lugar y me gustaba. Estaba como encargado de armar todo, de empezar a construir algo nuevo. Después del trabajo casi todos los días iba a cursar a la facultad, a la UTN la carrera que había elegido y soñaba con terminar. Pero ese día no fui a cursar,  me fui a mi casa, me estaban esperando mi mamá y mis hermanas, íbamos a pintar la casa, cambiar los colores, no sé, algo nuevo y cuando volvimos tomamos unos mates hablando de lo linda que iba a quedar la casa,a la noche mi mamá se fue a cenar y me quede con mis hermanas, cocinamos y comimos mirando la tele, después de eso me puse a redactar un mail para el  trabajo a una empresa extranjera y hablaba con mi amigo leo por whats app. Hablábamos de nuestras cosas , nos reíamos, cuando me di cuenta era tarde, tenía que ir a entrar el auto a la cochera. 

El Fiat Uno que me había costado comprar y que pensaba cambiar, por eso no me fui de vacaciones y trabajé todo el verano para ahorrar, pero al final no pude disfrutar ni del auto nuevo, ni de las vacaciones, en fin, cuando me estaba yendo justo llegaba mi cuñado, le dije a él y a mis hermanas "AHORA VUELVO" Pensando que realmente era así. Mi cuñado Cristian me dijo algo mientras bajaba las escaleras de mi casa, pero no lo escuche, así que lo miré a él y a mi hermana y me reí mientras me iba pensando que en un ratito volvía, que iba a seguir hablando con mi amigo Leo, que iba a volver a ver a mis hermanas, a mis papás, a mis abuelos. Pero nada de eso pasó. Cuando fui a entrar mi auto en la cochera que queda a la vuelta de mi casa, un pibe un poco mas chico que yo, quiso robarme y no dudo en apuñalarme dos veces al escuchar que no tenia nada para darle, es que había dejado todo en mi casa, el celular, la billetera, todo. Lo que pasó entre él y yo  en esos minutos es un secreto y un misterio para todos. Con lo poco que me quedaba de fuerzas camine lo que pude, quería volver a mi casa, pero no llegué hasta ahí, me desplomé en la puerta de un vecino, hubo gente que me ayudó rápido y me llevaron al hospital Rossi, pero ni ellos ni los médicos pudieron hacer nada. 

La primer puñalada fue en el abdomen y la segunda fue la herida mortal en el tórax a la altura del  corazón, quebrándome una costilla y atravesando los dos ventrículos lo que me produjo un shock hipovolémico, es decir que mi corazón se quedo sin sangre para bombear debido a la herida, así que sufrí dos paros cardíacos en el quirófano y fallecí a las 23 horas de ese miércoles. El no pensó en mi, no se preguntó si tenia familia, novia, hijos. Tampoco pensó en mí el Estado ya que la inseguridad es cada vez peor, cada vez mas gente buena muerta y gente mala matando, tampoco pensó en mi la justicia es decir la fiscal y jueza de primera instancia, los abogados de asistencia a la víctima y el toc 2 ya que a pesar de que mis papás Silvia y Carlos concurrieron sin falta todos los meses en fiscalia (UFI nº5) esperando ser amparados, nunca recibieron la asesoría legal ni la ayuda necesaria que tendrían que haber tenido, nunca les informaron ni les dejaron participar en nada con respecto a la causa. Después de esperar tres años para que se haga "justicia" mi familia se tuvo que conformar con un juicio abreviado. Les cuento que eso significa que las partes, o sea la fiscal que suponía que me defendía, la defensa, el imputado y la jueza se ponen de acuerdo y pactan por la pena mínima, es decir 10 años para mi causa que es homicidio en ocasión de robo. Mi vida valió 10 años para ellos, él si tuvo la posibilidad de elegir la pena mas conveniente y menos justa mientras yo no tuve ninguna posibilidad y la justicia- si es que se puede llamar de esa forma- nunca llegó para mí, ni para mi familia. Y me quedé en el 2014, de mis cosas materiales quedó mi ropa, mis apuntes de la facu y bueno, todo lo que tenía en mi pieza. A mi celular se lo robaron a mi hermana, un día que había ido a cenar con mi cuñado y a mi auto también se lo robaron a mi mamá cuando salia de trabajar en Florencio Varela. A la policía no le importó como tampoco les importe yo.

Pobres mis papás que perdieron un hijo, pobres mis hermanas que perdieron un hermano y un amigo, pobres  mis abuelos que perdieron a un nieto, pobre mis tías, tíos que perdieron un sobrino, pobres mis primos que perdieron un primo, pobres mis amigos que perdieron un amigo fiel. Pobre yo que perdí la posibilidad de vivir.
Quería contarles mi caso, para que todos sepan lo desamparados que estamos frente a la inseguridad y los hechos de violencia. Que el Estado que se supone que tendría que defenderte no lo hizo. Que las leyes están hechas para los imputados, no para las víctimas, que se encuentran totalmente descubiertas y desprovistas de protección.

Homenaje a Hernan Paez La Valle, te amamos. Tu familia.