La fiscal Silvina Ávila, quien está a cargo de la investigación del caso Santiago Maldonado, de quien no se tienen rastros desde el 1° de agosto, resolvió solicitar el cambio de carátula de la causa catalogada como "NN averiguación de delito" a "desaparición forzada de persona", por mero pedido de la familia de Maldonado y sin ningún sostén u elemento jurídico alguno.

A su vez, resulta imposible no encontrar paralelismos con una de las causas que más cimbronazos provocó en la sociedad argentina, que fue la muerte del fiscal federal Alberto Nisman, el cual apareció muerto de un balazo en la cabeza en el baño de su departamento del barrio porteño de Puerto Madero el 18 de enero de 2015.

Querido lector, usted se preguntará donde este abogado halla coincidencias entre la desaparición de una persona en una manifestación en la Patagonia, y la muerte de un fiscal federal en Puerto Madero; y el punto de encuentro nos lleva otra vez (si, otra vez) a la deficiente justicia, y su eterna incapacidad o falta de oportunidad para investigar  con la que cuentan los jueces de nuestro país, ya que ambos procesos sufren irregularidades procesales que hacen difícil poder llegar a un posible esclarecimiento.

Estas carencias transgreden el ámbito político, dejando de lado que la muerte de Nisman fue utilizada por Cambiemos para obtener un beneficio en las elecciones presidenciales de  2015, o si la desaparición de Maldonado pueda llegar a inclinar la balanza a favor de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner de cara a las elecciones del próximo octubre.

La única certeza que tenemos, es que ambos casos se encaminan a quedar impunes y sin resolución, y esto es mera responsabilidad de nuestros funcionarios judiciales. Incapacidad, incomodidad, todo es posible para justificar arribar al esclarecimiento de un hecho criminal.