No es una falla: es un problema
El oficialismo trazó un eje divisor al interior de la oposición: existe la oposición responsable y la otra, cuyo nombre y características van cambiando de acuerdo a las circunstancias
Con un objetivo que termina siempre cristalizado en lo electoral pero que también le sirve a los efectos de la política parlamentaria, el oficialismo trazó un eje divisor al interior de la oposición: existe la oposición responsable y la otra, cuyo nombre y características van cambiando de acuerdo a las circunstancias. La división mantiene sin embargo un patrón: entre los primeros suelen encontrarse los que, luego de las negociaciones, avalan con el voto las iniciativas legislativas del Gobierno mientras que los otros suelen oponerse. Por eso la traza de la línea en general es dinámica: aún cuando se mantiene quieta, los actores pasan de un lado a otro.
Puede seguirse el patrón en casos concretos que ocurrieron los últimos dos años. Cuando Sergio Massa, al principio de 2016 más colaborativo con el gobierno, impulsó junto a otros bloques la sanción del proyecto de ley antidespidos, luego vetada por el Ejecutivo, el propio presidente Macri se encargó de invitarlo “a no acompañar al kirchnerismo en esta propuesta”. La mención de kirchnerista como todo lo que no encaja en lo que el oficialismo define como oposición responsable excede el ámbito parlamentario: han sido calificadas de kirchneristas desde marchas sindicales hasta organismos internacionales como la OEA o Interpol.
Que ningún actor está a salvo de cruzar la línea divisoria del opositor responsable trazada por el gobierno lo demostró el proceso por el cual no se aprobó la reforma política que trató el Congreso en 2016, enviada por el Ejecutivo. Allí también, ante la intransigencia del gobierno por el sistema de emisión del voto elegido y la negativa a introducirle cambios al mismo, el grupo de senadores que responde a los gobernadores de la provincia decidió postergar el debate y cruzó, a ojos del Gobierno, momentáneamente al ámbito de los opositores irresponsables.
Incluso la gobernadora María Eugenia Vidal delineó su conflicto salarial de 2016 con los docentes en esos términos, cuando le exigió una definición ideológica a los sindicatos: “deben decir de qué partido son, a qué elección política o gremial quieren presentarse y cuáles son sus intereses. Es hora de que los dirigentes gremiales docentes se sinceren y digan si son kirchneristas”.
La división en esas dos partes empieza a tomar una característica nueva: los que quedan del lado del “opositor irracional” no solamente son cada vez más, sino que la aceptación por parte del Gobierno de la existencia de ese tipo de opositor se pone en cuestión cada vez más. Queda más que evidente con las expresiones de los funcionarios públicos luego de la fallida sesión del jueves por la reforma previsional. Haciendo un repaso breve y no exhaustivo:
- El ministro Dujovne encontró dificultades para responder de manera clara cuál iba a ser el aumento para los jubilados con la nueva fórmula y, más que técnica, la respuesta a los interrogantes de los diputados de la oposición vino por parte del jefe de bloque del PRO, Nicolás Massot: "tengo un respeto extremo por todos mis colegas y especial por muchos con una gran trayectoria del PJ. Yo no soy para nada amigo de la grieta, la desprecio, pero la grieta arranca por la irresponsabilidad de lo que gobernaron. ¡Prendieron fuego la casa y hoy se quejan del olor a humo! ¡Háganse cargo, Gioja, usted es presidente del PJ! ¡No miren para otro lado! Sean corajudos, tengan huevos para debatir! Ahora nos van a escuchar a nosotros! ¿Ustedes piden por la guita? ¡Vamos a pedir la guita, vamos a pedirla a Marcos Paz y a Ezeiza! ¡Soy el primero en ir con ustedes! ¡Háganse cargo!".
- Algunas horas después, organizaciones sociales empezaron una vigilia en la plaza del Congreso. En el mismo momento comenzó el despliegue de las fuerzas de seguridad a cargo de la ministra Patricia Bullrich. Diputados de la oposición se acercaron al lugar y resultaron heridos por la Gendarmería: Leonardo Grosso y Victoria Donda. Pablo Torello, diputado del PRO por la provincia de Buenos Aires dijo en referencia a ese hecho: “van a provocar a medio metro de gendarmes con perros. ¿Qué quieren? ¿que les mueva la cola? Sean responsables, Donda y Grosso”.
- Al día siguiente la situación empeoró. El despliegue de las fuerzas, definido como exagerado y una ostentación de fuerza por la diputada de Cambiemos, Elisa Carrió, terminó con la represión en los alrededores de Congreso y varios diputados de la oposición agredidos por las fuerzas de seguridad: Matías Rodríguez, Mayra Mendoza, Horacio Pietragalla, entre otros. Una vez que el bloque de Cambiemos pidió levantar la sesión, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, brindó una conferencia de prensa en la que sostuvo que los diputados de la oposición “optaron por la violencia antes que por el diálogo, la democracia y la paz”. Sobre la agresión a trabajadores de prensa y diputados opositores manifestó que “hay una clara intención en las declaraciones de algunos diputados y en los que tiraron piedras, los que agredieron, los que buscaron sacar las vallas en ir hacia la posibilidad de hacer tierra liberada en la zona del Congreso. ¿Cuál era el objetivo de los diputados que pedían sacar las vallas?”
- El jefe de bloque del PRO, Nicolás Massot, afirmó luego que “si la ley no hubiera tenido que salir no hubieran estado los votos. Lo de hoy es desestabilizador”, calificando la actitud de la oposición.
- Horas después, el diputado Eduardo Amadeo fue consultado por la agresión a la diputada Mayra Mendoza: “me parece perfecto - contestó - Mayra Mendoza es una ciudadana que igual que yo es diputada porque la votó la gente, pero eso no significa que por eso pueda violar la ley”.
- Otro diputado de Cambiemos, Waldo Wolff, señaló que la oposición “tuvo la intención de asaltar el Congreso de la Nación (...) el operativo de seguridad se tuvo que montar porque querían incendiarnos a los diputados que fuimos a cumplir nuestro deber”.
- Iván Petrella, funcionario del Ministerio de Cultura, escribió al respecto que lo sucedido se trató de una disputa del monopolio de la violencia estatal por parte de un sector de la sociedad y agregó que “los diputados tienen que estar adentro del Congreso sesionando, debatiendo y votando. Para eso fueron votados y ese es el lugar que les corresponde. Su lugar no es entre manifestantes; no es haciéndose los `valientes` confrontando con la policía o la gendarmería”.
- Una ex diputada de la oposición, Margarita Stolbizer, sostuvo que la reforma es parte de un engaño del Gobierno frente al cual “igual que CFK mandan a los opositores a ganar elecciones”. El diputado que encabezó la lista del PRO en la Ciudad de Buenos Aires calificó a Stolbizer, por esos dichos, como parte de las fuerzas "del Golpe y del Mal", mayúsculas en el original.
- El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se refirió a los hechos: “un grupo de kirchneristas que desde el 10/12/2015 intenta que este gobierno no pueda llevar adelante sus políticas, que intentan resolver los problemas que ellos generaron. Sus intereses son poner palos en la rueda, afectar la gobernabilidad".
La escalada verbal finalizó con una novedad luego de que el Gobierno no consiguiera quórum: una denuncia penal de diputados contra colegas por delitos de intimidación pública.
Finalmente, la apelación del oficialismo a que “ganamos las elecciones” para justificar cualquier avance legislativo o de gestión choca contra otra realidad tan legítima como esa: la composición de la Cámara de Diputados también es el reflejo del resultado electoral. No existe determinismo en la lectura del mensaje de las urnas: hay casi tantos como actores políticos.
Hay una expresión que se usa en ámbitos de programación: it´s not a bug, it´s a feature. Traducida podría querer decir: no es una falla, es un sistema. Refiere a cuando algo no está fallando: está cumpliendo aquello para lo cual se diseñó.
El lugar en el que el gobierno pone a la oposición, una parte fundamental del juego democrático, no parece ser una falla de discurso sino una decisión. Y, por lo tanto, un problema. Porque la oposición necesita de un oficialismo que la reconozca como actor legítimo.
*Politólogo UBA. Editor de Artepolítica.