El colapso de una estructura tubular provocó la muerte del capataz José Bulacio y dejó a otros dos trabajadores de la mega obra de ampliación del Aeropuerto de Ezeiza internados en terapia intensiva, en grave estado. La UOCRA había advertido al Ministerio de Trabajo de la Provincia sobre una serie de irregularidades y peligros derivados del apuro del Gobierno de inaugurarla antes de la veda, en plena campaña. El Ministerio, en contradicción con el sindicato, niega haberla suspendido. Al antropólogo Alvaro del Águila, coordinador de la Tecnicatura Superior en Higiene y Seguridad del Instituto Superior Octubre y doctorado en el CEIL-Conicet, no le sorprende nada de lo que pasó.

“El apuro en las obras produce accidentes”, dispara en diálogo con Diagonales. Y señala que, a lo largo de su trayectoria, comprobó que “los controles en las obras relacionadas con el grupo Macri en la Ciudad suelen tener controles muy light”.

Tragedia de Ezeiza: “El apuro en las obras produce accidentes”
                               Alvaro del Águila, coordinador de la Tecnicatura Superior en Higiene y Seguridad del Instituto Superior Octubre y doctorado en el CEIL-Conicet

¿Lo sorprendió la muerte de José Bulacio?

-Para nada. La construcción es, junto al agro, el sector que más accidentes fatales acumula. Así que no sorprende. Lo que llama la atención, de todas formas, es que haya ocurrido en una obra de infraestructura tan grande. En este tipo de obras la seguridad debiera estar –y por lo general está– entre las prioridades. Pero está claro que esta vez, como en muchos otros casos, la seguridad se terminó sacrificando en función de la productividad, de los tiempos, del ritmo de trabajo.

"La construcción es, junto al agro, el sector que más accidentes fatales acumula".

¿El apuro es sinónimo de accidentes?

-El apuro es muy común: casi no hay obra que se empiece y termine en los tiempos proyectados. Siempre se dilatan, es parte de la naturaleza de la construcción. El tema es que en Ezeiza había un interés político para que se inaugure, así que a priori todo parece indicar que ese fue el detonante de lo que pasó.

¿Por qué?

-Porque al aumentar el ritmo de trabajo se atenta contra uno de los principios básicos de toda construcción, que es hacer las cosas con cuidado. Pero además, por lo que cuentan los propios trabajadores de la obra, hubo lo que se llama un “cruce de gremios”. Básicamente, una superposición de tareas: cuando hay apuro por terminar, sucede que hay trabajadores soldando al mismo tiempo que hay otros tantos derritiendo hierro o colocando durlock, por ejemplo. Puede haber 200 trabajadores en 200 metros cuadros, uno arriba del otro. Si los tiempos son los normales, se hace un trabajo a la vez. Cuando hay apuro, por razones políticas o de cualquier índole, suelen producirse accidentes. Puede no pasar, pero pasa.

"En Ezeiza había un interés político para que se inaugure, así que a priori todo parece indicar que ese fue el detonante de lo que pasó". 

Más allá de este caso concreto, donde todo parece indicar que hubo un apuro real del Gobierno para inaugurar la obra antes de la veda, en plena campaña. ¿Cuál es la responsabilidad de las empresas constructoras?

-Mi opinión, basada no sólo en los estudios sino en mi propia experiencia, es que las constructoras le dan bola a la higiene y la seguridad para eludir los juicios laborales y las multas, pero no hay una intención genuina de proteger a los trabajadores. Es una orden que baja: “usen el casco”, y nada más. Los trabajadores no son consultados, ni participan. En el último estudio que realizamos desde el CEIL-Conicet junto a la UOCRA, cuyas conclusiones se postergaron porque el Gobierno recortó los fondos para la investigación, escuchamos de boca de los propios trabajadores que, por ejemplo, si contaran con una zorra no tendrían problemas de espalda en el movimiento manual de cargas. Pero nadie los consulta.

¿Y en cuanto a la responsabilidad legal?

-Hay múltiples formas de hacer una obra, pero la más común, la que caracteriza a la construcción, es la cadena de subcontrataciones. El comitente contrata un contratista principal, pongamos por caso esta empresa TGLT SA, ligada a Nicolás Caputo, que no contrata un solo trabajador, subcontrata una empresa de carpintería, y esos carpinteros a su vez subcontratan a otros. El entramado es muy complejo.

¿Eso les permite zafar?

-En teoría no, porque el comitente es solidariamente responsable. No puede desconocer la situación. Pero se protegen solicitando la seguridad al eslabón más chico de la cadena. Y por otro lado está el negocio de las ART, que son entidades con fines de lucro. La ART, si hay un accidente mortal, realiza la investigación de accidente pero no le plantean graves problemas a las empresas. Porque en términos económicos no les conviene: la empresa elije otra ART que les convenga y listo. Es un sistema perverso, porque estamos hablando de salud pública. Son empresas que ganan o pierden en función de la salud de las personas.

"La ART, si hay un accidente mortal, realiza la investigación de accidente pero no le plantean graves problemas a las empresas. Porque en términos económicos no les conviene".

La UOCRA había advertido sobre irregularidades en la obra, pero el Ministerio de Trabajo de la Provincia desmintió que haya indicado suspender la obra. Supongamos que el ministerio miente. ¿Es posible seguir una obra pese a que está suspendida?

-Me parece prácticamente imposible. No lo vi nunca. Sería muy riesgoso y hoy las autoridades estarían muy complicadas. Se puede suspender parcialmente y seguir trabajando, las autoridades pueden ordenar reparar alguna cuestión insegura y que haya gente resolviendo eso, sí, pero no seguir una obra si está suspendida. Por lo general, la UOCRA eleva informes a los funcionarios, que son los únicos con poder de policía para suspender una obra. Sí puedo decir que en mi experiencia muchas veces las inspecciones a las obras ligadas a Macri, Calcaterra o Caputo en la Ciudad se inspeccionan muy “light” por decirlo de una manera elegante.

 "En mi experiencia muchas veces las inspecciones a las obras ligadas a Macri, Calcaterra o Caputo en la Ciudad se inspeccionan muy “light” por decirlo de una manera elegante".

¿Están naturalizadas las condiciones inhumanas de trabajo de la construcción?

-Absolutamente. Se trabaja así. En verano a muy altas temperaturas, en invierno muy bajas. En la legislación de higiene y seguridad eso se llama “carga térmica”. Es un riesgo más. La construcción emplear a trabajadores en términos socio culturales con un grado de instrucción menor de la media de la industria, y que suelen apoyarse en mandatos de género. El varón que se explota para hacer horas extra y llevar un mango mas a la casa, explota la construcción de masculinidad. Por otra parte, la legislación actual habla de higiene y seguridad, pero no contempla los riesgos derivados de la organización del trabajo, de la presión, del acoso, de los riesgos psicosociales, que se demostró que existen y que afectan y que generan riesgos de accidentes y enfermedad.