Con la estrategia de Cambiemos de avanzar en reformas laborales que favorecen a los empresarios y con una dirigencia gremial que parece no defender los intereses de los trabajadores, se da un caldo de cultivo para que el retroceso en materia laboral sea una realidad en la Argentina.

La cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT), conformada por Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, tras alardear en los medios que no apoyarían la reforma laboral impulsada por Mauricio Macri, acordaron este miércoles con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, enviar el proyecto- que el Ejecutivo nombra de manera liviana de "ordenamiento laboral”- al Congreso nacional para que sea tratado.

Las idas y vueltas de la Central Obrera generan descontento entre los trabajadores. Los dirigentes, desgastados y con escaso apoyo popular, ponen la luz de giro hacia la izquierda y doblan a la derecha. La actitud del Gobierno de avanzar en reformas no sorprende. Su intención es promover las inversiones privadas y generar condiciones más favorables para los empresarios (en detrimento de los derechos de los trabajadores). Pero sí debería llamar la atención la actitud pasiva de la CGT que garantiza las modificaciones, o por lo menos da el visto bueno para que sean tratados en el Congreso.

Un caso que llamó la atención del mundo gremial es el acuerdo que logró la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) con el Gobierno nacional y la provincia de Tierra del Fuego, que estipula el congelamiento de salarios hasta 2020. En el área no habrá paritarias  por dos años y el titular del gremio, Antonio Caló definió de manera positiva el acuerdo. ¿Qué ganan los trabajadores con el pacto? Una especie de inmunidad que apunta a que no puede haber despidos en las empresas de producción electrónica.

Los compañeros entendieron que para mantener los puestos de trabajo tienen que poner algo y que con el sueldo que tienen pueden tirar un año o dos”, argumentó Caló, que calificó al acuerdo como “bueno”.

El Gobierno celebra el acuerdo con la CGT. Así lo dejó asentado en un comunicado tras el encuentro entre Triaca y los sindicalistas. Sobre la reunión, difundió que “luego del trabajo en conjunto que viene llevándose adelante con los representantes de cada uno de los sectores, se alcanzó el nivel de consenso necesario para enviar el proyecto de ordenamiento laboral al Congreso de la Nación para su tratamiento en las próximas semanas”.

Los dirigentes de la CGT deberán deliberar con la totalidad de sus integrantes y ya se augura una dura discusión interna, donde quedará aún más en evidencia el descontento que existe con sus representantes.

Por su lado, Cambiemos parece tener el camino allanado y se espera una férrea discusión en el Congreso, donde los ojos estarán puestos en lo que hagan sectores que han acompañado al oficialismo en otras medidas polémicas.

La reforma laboral apunta a reducir el cálculo de las indemnizaciones, ya que no toman en cuenta horas extras ni cualquier bonificación, aunque estas sean habituales; reducir de 2 a 1 año el plazo que tiene un trabajador para hacer un juicio a su actual o ex empleador; la creación de una figura intermedia entre el trabajo en relación de dependencia y el trabajador autónomo; la creación de un fondo de cese de empleo, donde los trabajadores aporten todos los meses y de allí salga el dinero para las indemnizaciones;  y reformas en los convenios colectivos de trabajo, donde aún hay más dudas que certezas.